Campeche, Ewe en la entrada del hostal "El Pirata"
Y justamente el nombre del hostal viene de perlas para introducir brevemente la historia y fama de Campeche. Al igual que pasó con Mérida, Campeche fue conquistado a los mayas por el clan de los Montejo, principales gobernadores de la península del Yucatán. Por su situación como principal puerto marítimo del golfo de México, tuvo gran importancia en el comercio y relaciones internacionales, aunque como suele pasar, estas ventajas suelen acarrear problemas, como en este caso la piratería. Campeche se convirtió en uno de los principales objetivos de ataques piratas, lo que obligó a su población a buscar medidas defensivas, como la construcción de una muralla que rodease el centro de la ciudad y dos fuertes en dos colinas opuestas para vigilar y evitar la llegada de los piratas.
Con David en el fuerte San Miguel
Actualmente, aparte de los dos fuertes, se conserva gran parte de la muralla, siendo la única ciudad mexicana amurallada, y una de las pocas en todo Latino América. Este hecho, junto con la conservación del estilo colonial de las viviendo del centro histórico, hicieron que en 1999 la UNESCO declarara a la ciudad Patrimonio Histórico de la Humanidad.
Vale...hasta ahora, con todo lo contado, parece que la ciudad es un lugar de cuento, digno de visitar y con todos los atractivos para sacarse un dinerillo con los turistas. Pero todo esto hace que la ciudad presente dos caras bien diferenciadas, lo cual pudimos comprobar nada más llegar a Campeche y caminar desde la terminal de bus hacia el hostal dentro del centro histórico. Durante el paseo a lo largo de las calles situadas fuera de la muralla, nos fuimos encontrando con un ambiente sucio, con mucha basura por el suelo, los habituales puestos de comida rápida en los que la carne roja es la protagonista, tráfico denso, asfalto lleno de socavones, un mercado al aire libre con productos con los que un inspector de sanidad se frotaría las manos...
Campeche, calle fuera del muro
Campeche, basura en el mercado
Eso sí, una ves pasas los límites del muro que rodea el centro histórico, un nuevo mundo se abre ante tus ojos. Un espectáculo de colores, de calles adoquinadas, de pequeñas casa coloniales, de limpieza, de numerosos trabajadores afaenados pintando las fachadas de las casas...
Campeche, calle del centro histórico
Campeche, calle del centro histórico
Viendo las dos caras de la ciudad, sientes que estando dentro del casco histórico te encuentras encerrado en una burbuja, en la que con sus colores y su turística perfección pretenden desviar tu mirada de lo que acontece a la afuera del muro. Sí, el centro histórico es precioso, el ambiente es muy acogedor, con muchas actividades culturales, restaurantes de todo tipo... Pero en lugar de intentar mantener esa perfección en este parque de atracciones, en lugar de dar las 8ª mano de pintura a cada fachada, las afueras de la ciudad piden a gritos un poquito de atención.
Contando esto no pretendo ni mucho menos hacer publicidad negativa de Campeche, ni desanimar a aquellos que quieran visitarlo, sino simplemente contar nuestras impresiones, más allá de quedarnos únicamente con la visión turística del lugar, no sería justo relatar únicamente las cosas bonitas que vamos viendo para nosotros, ni mucho menos para los que nos leéis.
Aparte de estas impresiones personales sobre la ciudad, la experiencia que vivimos en Campeche durante los 7 días que pasamos allí fue maravillosa, sensación provocada por la acogida que nos dieron en el hostal, la mentalidad de calma con la que nos tomamos la estancia y por supuesto la inolvidable ayuda del couchsurfer David y su amiga Elia, que durante una tarde fueron los mejores guías turísticos que jamás podríamos haber encontrado. Llevándonos a los fuertes de San Miguel y San José, símbolos de defensa de la época pirata, a disfrutar de unas fantásticas vistas de la costa, a probar los más famosos helados de la zona e incluso una taza de chocolate, producto seña de identidad de la zona y de la cultura maya.
Con David y Eli tomando un chocolatito
Sobre este último tema, el chocolate, tuvimos la oportunidad de asistir a una exposición en la Casa de Cultura de Campeche sobre los orígenes del chocolate desde los tiempo mayas, su significado y su elaboración artesanal, la cual se mantiene hoy en día como actividad comercial en la ciudad. Además, como guinda de la exposición, disfrutamos de una deliciosa taza de chocolate elaborada al más puro estilo de la abuela campechana.
Dos tazas de cielo para el paladar
Con todo esto nos tiramos una semana completa disfrutando de Campeche, del hostal, de buena comida, buena compañía, y preparando ya el siguiente destino, ¡Palenque! Conocido por una de las ciudades mayas más bellas y estar cerca de algunas de los parajes naturales más bellos de México, ¡de lo cual podemos dar fe!
Para los aficionados gastronómicos, que sepáis que vuestras peticiones han llegado hasta tierras mexicanas, así que ahí va una muestra de la gastronomía mexicana aplicada a dos vegetarianos.
Para acabar el post, os dejo una foto de un mural que vimos en Campeche que nos gustó mucho, una mirada penetrante obra de un pincel con talento.
Para los aficionados gastronómicos, que sepáis que vuestras peticiones han llegado hasta tierras mexicanas, así que ahí va una muestra de la gastronomía mexicana aplicada a dos vegetarianos.
Guacamole, nachos con queso fundido, jalapeños y frijoles, y queso fundido con champiñones
Para acabar el post, os dejo una foto de un mural que vimos en Campeche que nos gustó mucho, una mirada penetrante obra de un pincel con talento.
"No sería mar la mar si no estuviera por debajo de los ríos". Jorge Iván Carvajal
Una mas de fantasia por aquí realidad por allá...
ResponderEliminarPor desgracia es como funciona gran parte del mundo hoy en día. Superficialmente todo funciona de lujo, todos felices, pero en el fondo hay mucha mierda... Depende de cada uno participar en ello o seguir su interior
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