¿Y por qué me ha dado ahora por escribir sobre esto? Debido a uno de los objetivos de este viaje: adquirir conocimientos, experiencias, reflexiones, consejos, teorías y prácticas sobre diferentes sistemas pedagógicos en los países que vamos visitando durante la aventura. ¿Y de dónde sale este objetivo? Para los que no lo sepáis, hace unos 2 años me llegó ese momento que estoy seguro que muchos habéis vivido alguna vez, en el que te planteas si la vida profesional que estabas llevando hasta ese momento es lo que de verdad te hace feliz. Que llegue algo así no es fácil, y me siento privilegiado sólo por haber llegado a ese punto. Primero por darme cuenta que mi trabajo quiero que sea algo que me complete, que me haga crecer, no que sea simplemente una herramienta que me propocione dinero para vivir, sino que además me proporcione satisfacción. Y segundo por darme cuenta que mi trabajo no era algo que cumpliese esos objetivos, más siendo un empleo que a nivel material proporcionase grandes ventajas, lo cual puede resultar bastante nubloso cuando te planteas vivir tu vida de forma íntegra.
Resultado de esas reflexiones, llegué a la conclusión que no estaba siguiendo mi camino, que no deseaba un empleo en el que las tareas de cada día sirviesen principalmente para llenar carteras, la mía, la de mi empresa, la del cliente para el que hiciese el trabajo... No me malinterpretéis, no digo que quienes realicen trabajos así estén haciendo algo incorrecto, simplemente no es algo para mí. Aunque siempre daré infinitas gracias a lo aprendido y vivido durante los 6 años en ese trabajo, ya que por ejemplo, con su ayuda ahora está siendo posible que cumpla mi sueño de viajar.
Vale... tenía claro que lo que estaba haciendo en ese momento no era la mío, ahora viene el siguiente paso: ¿y qué tipo de salida profesional es aquella en la que me podría sentir completamente lleno? Aunque en un primer momento puede dar vértigo una pregunta así, en mi caso lo tuve fácil: la educación.
Cuando pensé que había "gastado" durante dos años mis vacaciones laborales en ir a países remotos para trabajar con escuelas, que sin ningún tipo de experiencia había ejercido como voluntario durante 2 años dando clases de refuerzo a niños, vi claro que enseñar era algo que hacía por placer, porque me encanta, porque cuando enseño siento que estoy dando lo mejor de mí, y no sólo eso, aprendo continuamente del pequeño maestro que tengo enfrente mío. ¡Y mira qué suerte la mía! Además en esta sociedad puedes dar clases y que te paguen por ello, ¡perfecto! jeje
Ahora mismo me encuentro en la fase más teórica de preparación para algo así, porque considero que ejercer de profesor no es algo que se pueda hacer a la ligera, demasiada responsabilidad en tus manos como para al menos no molestarte primero en aprender todo lo que puedas de otros profesionales, escuelas, teorías pedagógicas... para así encontrar tu propio camino dentro del mundo educativo. Aunque creo que nunca se deja aprender en un trabajo como este, al menos quiero construir una base sólida y una visión clara de lo que para mí es la educación antes de ponerme manos a la obra.
Y por toda esta chapa surgió el objetivo de durante el viaje realizar visitas a diferentes centros educativos a lo largo de América Latina. Para ello, desde que comenzó la etapa por este continente, hemos ido buscando a través de Internet centros de educación alternativa con los que ponernos en contacto e intentar visitarlos. Con educación alternativa me refiero a una pedagogía diferente a la tradicional, obvio... :-P Pero no penséis en algún tipo de sectas, escuelas que intenten lavados de cerebro o algo así. Sino simplemente centros que se desvíen del método tradicional que al menos en España lleva funcionando desde hace más de 30 años.
Tras varios intentos por ponernos en contacto con varias escuelas, por fin recibimos respuesta de una de ellas, la escuela "Pequeño Sol". Y como no podía ser de otra manera, estaba situada en el que hasta entonces había sido nuestro lugar favorito de México, San Cristóbal de las Casas. Al recibir la invitación para visitarles y pedir referencias a algunas personas que conocimos por la zona, obtuvimos comentarios de todo tipo, desde que era una escuela de hippies (es curioso cómo se usa este término para cualquier cosa que se desvíe de la mayoría) o una escuela de pijos (más de lo mismo cuando hay que pagar un precio alto por algo). Pero como nos gusta pensar, no hay mejor forma de formarse una opinión que viendo por tus propios ojos, así que sin ningún tipo de pena por tener que volver a San Cristóbal, cogimos un colectivo desde Tuxtla y rumbo a la escuela "Pequeño Sol".
No pretendo hacer de relaciones públicas del centro, ni publicidad gratuita, simplemente os quiero contar lo que pudimos ver de la escuela para que os podáis hacer una idea del tipo de escuela que buscamos visitar y a la que me intento acercar como ideal pedagógico durante nuestro viaje.
La escuela es de ámbito privado, algo habitual en este tipo de centros que se desmarcan parcialmente de la línea educativa que te marcan desde organismos públicos. Esto hace que la escuela económicamente sea accesible en mayor medida a familias de nivel económico alto, aunque el centro cuenta con un sistema de becas para que su educación no sea algo exclusivo. El ratio de profesor-alumnos es de 22 alumnos por profesor en secundaria, con 2 profesores en aquellas aulas que sea necesario contar con un educador especial. Estos son los datos más técnicos de la escuela, pero lo que más nos gustaron fueron sus características relacionadas con una educación ecológica e integral.
Escuela "Pequeño Sol"
El centro está situado a las afueras de la ciudad, en pleno corazón de un bosque. La escuela tiene una política de reciclaje muy ordenada, contando incluso con un sistema de fabricación de composta a partir de los residuos orgánicos que se generan. Esta composta sirve a cada clase para utilizarla como abono para cada pequeño huerto responsabilidad de cada grupo, con el que aprenden no sólo el ciclo que se debe cumplir entre lo que se toma y se da a la tierra, sino a cultivar y cuidar de diferentes tipos de vegetales en función de la temporada e incluso a utilizar lo plantado para la cocina de la escuela. No penséis que estas enseñanzas son debidas a que esta región de México se dedique especialmente a la agricultura, y por ello enseñan esto a los niños. El objetivo es que vean la simbiosis que debe haber entre el ser humanos y la naturaleza.
Escuela "Pequeño Sol", zona de reciclaje
Para esas tareas de reciclaje, cuidado de los huertos, e incluso mantener ordenada la clase, el silencio en el aula, existen diferentes roles de responsabilidad dentro de cada clase, existiendo un responsable para cada tarea. Pero esto no quiere decir que cada responsable deba realizar la tarea, sino que es responsable de hacer saber a sus compañeros la labor conjunta que deben realizar en caso de que alguien se despiste. Por otro lado, la metodología de evaluación es consensuada con cada grupo de alumnos, tomando así parte ellos mismo en la forma de ser evaluados, y nunca otorgando a los exámenes un valor mayor al 30% de la evaluación final. Los padres tienen un papel activo en la educación de la escuela, de manera que son instruidos con cursos de reciclaje, de la metodología del centro, de agricultura... Haciendo posible así parte de la cadena educativa, la cual no empieza y acaba en la escuela, sino que continúa en el seno familiar. Y por último, y como uno de los hábitos que más nos gustó dentro de la escuela, fue el hecho de que cada mañana, antes de comenzar las clases, se dedican entre 30 y 60 minutos a conversar en grupo sobre cualquier tema que los alumnos deseen, desde inquietudes sociales hasta problemas personales, ofreciendo así a los niños no sólo un lugar en el que crecer cognitivamente, sino además en el que aprender a expresar sus sentimientos.
Estoy seguro que prácticas como éstas y muchas más se realizarán en muchos otros centros, sé que la escuela Pequeño Sol no será una innovadora en muchos de estos recursos, pero me sirvió para afianzar aún más el modelo de escuela en el que me gustaría trabajar, pudiendo ver ciertos recursos pedagógicos hasta ese momento aprendidos teóricamente puestos en práctica.
¿Y cuál sería ese modelo personal de escuela? Una escuela respetuosa, con la naturaleza, con la individualidad, con la integridad de cada persona y del concepto de educación y con la realidad de la evolución social. Si os fijáis, el modelo educativo apenas ha cambiado en los últimos 30-40 años. Sí, cada poco tiempo aparecen nuevos nombres para las etapas educativas, nuevos criterios de evaluación, para suspender, nuevos recursos educativos... Pero la esencia educativa sigue siendo la misma. La distribución de las aulas sigue siendo igual, los alumnos en filas dispuestos para escuchar la lección magistral de, en la mayoría de casos, un profesor desmotivado cuya clase consistirá en soltar un discurso que ya ha soltado cientos de veces durante sus años de experiencias.
Los programas de contenidos siguen orientados en torno a las mismas asignaturas que hace décadas, como las Matemáticas, Lenguaje, idiomas, Física, Química, incorporando nuevas como Informática; estándo siempre marginadas las asignaturas humanitarias como Música, Dibujo, Expresión Corporal, Educación Física...
Si te digo que el tipo de sociedad, de salidas profesionales, siguen siendo los mismos que hace 30 años me llamarás loco. Enntonces, ¿por qué mantenemos el mismo tipo de educación? Se supone que la educación es una de las bases con la que se va formando la futura sociedad, y por lo tanto, desde mi punto de vista esa evolución de la sociedad debería ir de la mano con una evolución educativa. Hace 30 años quizá era válido centrar los contenidos en torno a contenidos más prácticos y lógicos, como las asignaturas científicas, ya que la sociedad profesional estaba formada por obreros, trabajadores de fábricas, vendedores... Pero en los últimos años ésto ha cambiado a una velocidad de vértigo, cada día aparecen nuevos negocios, nuevos tipos de empleo, demandando una gran capacidad de adaptación, de renovación y de creatividad por parte de las personas. Por un consecuente desarrollo social, creo que sería necesario fomentar esa adaptabilidad, esa creatividad e imaginación en los alumnos. No únicamente introducir en sus mentes contenidos escritos por otras personas, sino ayudarles a desarrollar sus potenciales personales, a confiar en sí mismos, a potenciar su creatividad, su libertad. Porque cada persona somos diferente, cada niño es único, por lo que no podemos pretender dar clases magistrales a robots, debemos buscar una educación personalizada, que desarrolle de forma integral a cada alumno, desde nuevos conocimientos, hasta su inteligencia emocional, que incluya a los padres como parte del sistema educativo, que otorgue al profesor autonomía para personalizar la enseñanza.
Todo esto no es algo fácil, todo esto no es algo que interese a los entes de los que dependen que todo esto cambie a escala masiva, ya que un modelo educativo de este tipo fomentaría el desarrollo de personas libres de pensamiento, personas sin miedo para creer en sus sueños y en su potencial. Porque todos tenemos nuestro dones, todos tenemos algo especial que hacer en este mundo, sólo necesitamos alguien que nos ayude a descubrirlos. Haría falta mayores recursos económicos, y que algo así no sea de acceso exclusivo a las clases altas como en el caso de la escuela Pequeño Sol, hace falta un cambio de mentalidad social sobre la importancia de la educación, hacen falta profesores motivados, que les apasione su trabajo, hace falta que en cada aula veamos a todos los alumnos como maestros de los que aprender y como iguales. Además, las condiciones profesionales que envuelven a los profesionales no son las mejores ni mucho menos, al menos en España, pero me niego a creer que algo tan superficial como la opinión de la mayoría o las dificultades impuestas por los gobiernos al sistema educativo me impidan cumplir mi sueño.
Espero que con todo esto no saquéis conclusiones del tipo que opino que no hay que enseñar Matemáticas, Física... Precisamente saqué los estudios para ejercer de profesor de Matemáticas. Pienso que son importantes, pero considero que es necesario un cambio en la forma de enseñarlas, haciéndolas divertidas, parte integral del todo que vivimos, haciéndolas reales, y no conceptos teóricos que creerse a base de fe. Yo al menos preferiría que me hubiesen enseñado Matemáticas o Física a través de realizar proyectos comunitarios, a través de aplicaciones de la vida real, a través de juegos... ¿A vosotros no?
Es muy fácil opinar de todo esto sin estar metido en el mundo educativo de forma profesional. Estoy seguro que desde el punto de vista de un maestro, puede llegar a parecer una utopía todo esto de dar a cada alumno una educación personal, de permanecer motivado a pesar del estrés del día a día, de preparar clases de calidad con las horas disponibles. Pero una realidad comienza con una acción, una acción comienza con una motivación, y una motivación comienza con un sueño. No me hables de utopías, háblame de sueños no intentados.
"Educar es sorprenderte, día a día, con lo que brota de cada estudiante. Es esperar lo inesperado. Es aprender enseñando. Es danzar el baile de la vida con tus alumnos" Carlos González Pérez. "23 maestros, de corazón"
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