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sábado, 28 de junio de 2014

Resumen Perú, la tierra de la diversidad cultural

Toca cerrar otra etapa del viaje, ¡y ya van 7! Pero, ¿sabéis qué es lo mejor? Que el hambre por seguir conociendo culturas, personas, experiencias, sigue tan fuerte como al principio. Evidentemente hay días y días, cosillas que se van echando en falta, pero la sensación general es que cada día sigue siendo una gran aventura, que este sueño es algo único, y que aún no queremos despertar de él.

En cuanto a los 2 meses que hemos pasado recorriendo de norte a sur Perú, dificil resumirlos. En primer lugar, para que os hagáis una idea de la ruta, os pongo el mapa con los destinos en nuestra etapa peruana:

Ver Vuelta mundo-Perú en un mapa más grande

Pero no todo el viaje por Perú fue un camino de rosas. Sin ir más lejos, ya sólo llegar a tierras peruanas fue toda una aventura de cambio de transportes y viajes por carreteras del infierno. Nuestro primer destino fijo fue Chachapoyas, toda una delicia como pueblo para pasear, y como punto base para disfrutar de una naturaleza sobrecogedora.

Cascada Gocta cerca de Chachapoyas

Luego vino Tarapoto, con su sofocante calor, sus miles y miles de moto-taxis al estilo tailandés, pero para intermedio hacia nuestra ruta a la selva. Ruta en la que vivimos la experiencia de viajar dos días en barco por afluentes del rio Amazonas durmiendo en hamacas, para por fin llegar a la única Iquitos. Una ciudad en medio de la selva, bastante contaminación, pero con el encanto heredado de estar en medio del rio Amazonas. Tras un par de días a lo Tarzán por la selva amazónica, rumbo directo a la sorprendente Lima. En la capital disfrutamos de agradables paseos por barrios muy acogedores, tuvimos el reencuentro con Amitai, y en sus cercanías pasamos unos días maravillosos y recargantes en compañía de los devotos de Hare Krishna del Eco Truly Park. Desde Lima, al corazón del Imperio Inca, la inigualable Cusco, que nos enamoró desde el primer momento, por su historia y su encanto en cada rincón. Y como no, la increíble ciudad de Machu Picchu, mágica, sobrecogedora, irrepetible, incansable. Y por última, una tranquila estancia en la ciudad blanca de Arequipa, que tras la inundación de arqueología inca, nos devolvió fuerzas para preparar la nueva aventura por Bolivia.

Para aquellos que no lo hayáis hecho ya, y tras leer esto os hayáis quedado con unas ganas irrefrenables de saber los detalles de cada lugar en Perú...jeje. Os pongo aquí los enlaces a cada uno de los post sobre Perú:

1- El mundo preinca en Kuelap, la increíble cascada de Gocta, y un pueblo con nombre... curioso
2- Una parada en Tarapoto en el camino a... ¡la selva del Amazonas!
3- Llegamos a Lima, ¡donde nos esperaba un reencuentro israelí!
4- Cusco I: Ponemos pies en el ombligo del mundo inca
5- Cusco II: Descubriendo las habilidades incas en las cercanías de Cusco y el Valle Sagrado
6- Y llegó el gran día, la joya arqueológica de Perú, ¡Machu Picchu!
7- Una nueva "ciudad blanca", Arequipa, y con ella el final de la etapa por Perú

En cuanto al dinerito que nos hemos dejado en Perú, comentar que es un país baastante barato en cuanto a almuerzos, hostales en la zona norte y transporte en general. Pero teniendo en cuenta que somos vegetarianos, y los almuerzos el 99% de los casos es a base de carne, que los precios en la zona sur suben, el tour por la selva, y que las entradas a Machu Picchu son una pasta, el gasto medio subió un poquillo. Aunque como siempre, los couchsurfers y nuestra estancia en el Eco Truly Park ayudó a aliviar la situación...

DURACIÓN DEL VIAJE: 48 días  
DÍAS EN ALOJAMIENTO PAGADO: 36 días 

GASTO TOTAL EN COMIDA:  291,9 €  
GASTO DIARIO EN COMIDA: 6,08 €  

GASTO TOTAL EN TRANSPORTE: 208 €  
GASTO DIARIO EN TRANSPORTE: 4,33 €  

GASTO TOTAL EN ENTRADAS, TOURS... : 223,35 €
GASTO DIARIO EN ENTRADAS, TOURS... : 4,65 €

GASTO TOTAL EN ALOJAMIENTO (36 días): 206,58 €   
GASTO DIARIO EN ALOJAMIENTO (36 días): 4,3 € 

GASTO TOTAL EN PERÚ: 971,84 € 

GASTO DIARIO EN PERÚ: 20,25 €

En definitiva, Perú es un país multicultural, en el que te puedes encuentrar desde la inmensa, calurosa y misteriosa selva amazónica, al frío Valle Sagrado inca lleno de historia. Un país en el que te puedes encontrar una naturaleza bellísima en la zona norte, y unas formaciones montañosas infinitas en la zona sur. En general una experiencia maravillosa, hemos aprendido muchísimo de plantas medicinales, cultura inca, de nosotros mismo. Pero desgraciadamente, también hemos comprobado que en el país en el que tanto de habla de la Pachamama, la Madre Tierra, es en uno en los que menos se respeta, algo que vemos se repite en cada uno de los países de la etapa por América Latina. Parece que da igual que se hable de una religión o de creencias y fe selváticas o indígenas, hoy en día en la mayoría de casos sólo quedan habladurías y una filosofía que sólo le quedo lo cultural, y poco de su significado más profundo.

Por último, no puedo despedir el post sin dar las gracias a todos aquellos actores que voluntariamente o no actuaron en este capítulo peruano de la obra de nuestra vida. Muchísimas gracias a la pareja que gestiona el hostal Backpackers de Chachapoyas por hacernos sentir como en casa, gracias a Rysiek y su novia por acompañarnos en las penurias del paso de Ecuador a Perú, gracias a Josías, Abelito y especialmente a David, "el Titi", por hacer que la aventura por la selva amazónica fuese un sueño hecho realidad, gracias a Henry por su humildad al abrirnos las puertas de su casa, gracias a los devotos del Eco Truly Park por su gran labor en este loco mundo y en nuestro loco interior, gracias a Julian por su generosidad y humor, gracias a Amitai por demostrarme que un sólo día con una persona puede crear una gran amistad, gracias al personal del restaurante Green Point por ofrecernos un pequeño paraíso vegetariano, y gracias a Victor Grau, por esas charlas filosóficas, y por ser un gran compañero de viaje que aparecía y desaparecía de nuestra vida en cuanto nos despistábamos, pero siempre con su mochila a la espalda.

"No es signo de buena salud el estar bien adaptado a una sociedad profundamente enferma". Jiddu Krishnamurti, filósofo hindú.

jueves, 26 de junio de 2014

Una nueva "ciudad blanca", Arequipa, y con ella el final de la etapa por Perú

Ya se estaba convirtiendo en costumbre durante el viaje. Llegamos al último lugar de la ruta por Perú, Arequipa, y pensamos: "¡Si parece que fue ayer cuando pasamos aquel calvario para llegar desde Ecuador a Perú! ¡Y ya llevamos dos meses!". Entonces te pones a recordar momentos como las excursiones por la selva amazónica, los barrios de Lima, la naturaleza de Chachapoyas... Pero antes de abandonar el principal territorio inca, tocaba pasar unos días en la 2ª ciudad más poblada de Perú, la conocida como "ciudad blanca" (otra más), la histórica Arequipa.

¿Y qué se nos había perdido por Arequipa? Primero que es de paso casi obligado en la ruta hacia Bolivia, segundo que parecía un buen lugar para simplemente pasear, trabajar en nuestras cosillas... durante unos días, y tercero, que nos habían comentado que debido a que la ciudad se encuentra rodeada de varios volcanes, disfruta de un microclima muy bueno. Al final... todas las excusas ciertas excepto la última, ¡qué frío! Y pensar que en Europa ahora es veranito...

 Arequipa, Plaza de Armas con el volcán Misti al fondo

 Al igual que en Cusco, qué mejor que empezar el turisteo por Arequipa que con un tour "gratuito" (amablemente te aconsejan dar propina), por el centro histórico de la ciudad, para mi gusto demasiado comercial, metiéndonos en restaurantes y bares donde nos recomendaban comer. Pero bueno, al fin y al cabo de algo tienen que vivir y aprendimos cosillas sobre Arequipa que hicieron que mereciese la pena la publicidad "subliminal". Como que el motivo de que se la conozca como "ciudad blanca", es el color de muchas de las casitas del centro histórico, procedente de la roca volcánica con la que fueron construidas. O por ejemplo el hecho de que Arequipa es el principal productor y exportador de lana y productos de alpaca, llamas y vicuñas, sobre lo cual pudimos aprender la historia, diferentes tipos de lanas, proceso de producción...

Pero en general, a nivel turístico hay dos lugares estrella en Arequipa. Por un lado la Plaza de Armas, en boca de muchos la más bonita de Perú, e incluso de Sudamérica. Me uno a la primera afirmación, a la segunda aún nos queda mucho por ver...jeje. La plaza es preciosa, no sólo por la bonita distribución de los jardines, la fuente central, los pórticos que la rodean, sino sobre todo por el impresionante fondo de escenario que la acompaña con el volcán Misti, tal y como habréis podido ver en la foto anterior.


 Arequipa, diferentes vistas de la Plaza de Armas

Y por otro lado, la gran atracción turística es el monasterio-convento de Santa Catalina de Siena. Se trata de un convento de clausura, que a pesar de estar en el centro mismo de Arequipa, en cuanto pasas la entrada, sientes que está entrando en una nueva ciudad, con muros de hasta 4 metros de alto protegiéndola y una extensión de más de 20.000 metros cuadrado. A pesar de que aún a día de hoy existen monjas viviendo en clausura en el convento, una gran parte del monasterio puede ser visitada.

Entrada al monasterios de Santa Catalina

 Uno de los claustros del monasterio de Santa Catalina

A lo largo del recorrido marcado por el monasterio, da gusto el encontrarte con carteles explicativos cada pocos metros, empapándote así de la historia y características del lugar. Cosa que no es muy común en los lugares turísticos en Ecuador o Perú, donde o contratas un guía o haces los deberes antes de ir, o no te enteras de nada. Es un monasterio que se construyó en el siglo XVI, en pleno auge del colonialismo y catolicismo español, implantando iglesias, monasterios y conventos a diestro y siniestro. El convento de Santa Catalina sufrió a lo largo de su historia diferentes terremotos, lo que hace que se puedan observar diferentes estilos arquitectónicos, dependiendo si la pared en cuestión aguantó en pie o no. Además, están muy bien conservadas las habitaciones de las monjas, los claustros, las cocinas con sus hornos de barro y utensilios, los lugares de oración... Lo que te permite reproducir muy claramente cómo sería y es la vida de clausura en un convento, en el que actualmente únicamente tienen contacto con el exterior a través de empleados que les realizan tareas fuera del convento a través de una puerta concreta.

Monasterio de Santa Catalina, una de las habitaciones

 Monasterio de Santa Catalina, calle con estilo arquitectónico propio

Monasterio de Santa Catalina, zona del lavadero de ropa

Y aunque uno apenas ha viajado por Andalucía, muchas de las calles de la mini-ciudad de Santa Catalina, recuerdan por lo que se suele oir, a las blancas calles andaluzas, con casitas pequeñas, acabadas redondeados, y macetas adornando y dando más vida al lugar.

Monasterio de Santa Catalina, calle "a la andaluza"

Monasterio de Santa Catalina, la Iglesia de Santa Catalina al fondo

Monasterio de Santa Catalina, claustro principal

Y en cuanto a Arequipa poco más que os pueda contar. Los que hayáis estado por esta zona, pensaréis: "¿Y no fuistéis a la principal atracción de esa región, al cañón Colca, para ver a los famoso halcones?". Pues sentimos defraudaros pero no... Todo el mundo nos habló maravillas del lugar, pero en un viaje de tanto tiempo, a veces llegan momentos en que estás un poco saturado de visitar tantos lugares y "turistear", y simplemente te apetece estar en un hostal acogedor, en el que poder cocinar, dar un paseito por la zona, encontrar una cafetería donde pasar tiempo leyendo o charlando... Y en Arequipa nos llegó un momento de estos, además que ya durante estos meses han sido varios los cañones vistos, y aunque estoy seguro que cada uno tiene algo particular y especial, en este caso preferimos hacer caso de nuestro interior.

Y como os comenté al principio del post, la ciudad blanca de Arequipa, ponía un "hasta luego" a nuestras aventuras por Perú. ¿Siguiente destino? Estando en Arequipa no quedan muchas opciones, ¡la mochilera Bolivia! Mochilera porque prácticamente todos los viajeros que nos habíamos ido cruzando por el camino, especialmente estilo mochilero, coincidían en que Bolivia es un país maravilloso para viajar, por su autenticidad, sus costumbres indígenas, su gente, y por supuesto los bajos precios. ¿Sería todo esto cierto? Para saberlo ya sabés, en los próximos post comenzamos la etapa boliviana. Pero siento defraudaros, esta vez no esperéis un paso de un país a otro cruzando montañas, carreteras de la muerte o cambiando de transporte 5 veces, ni muchos menos... Esta vez, bus desde Arequipa a Puno, cambio de bus desde Puno directamente al primer destino boliviano, ¡Copacabana! ¿Copacabana? ¿Dónde hay playas paradisíacas y hoteles de lujo? Mmmmhhhh... va a ser que no... En el próximo post descubriréis la auténtica Copacabana boliviana.

¡Un abrazo!

"La evolución espiritual no se manifiesta por la posibilidad de almacenar conocimientos, declamar verdades u obrar milagros, sino por la capacidad de corregir los propios errores". Rudolf Steiner, filósofo y pedagogo.

viernes, 20 de junio de 2014

Y llegó el gran día, la joya arqueológica de Perú, ¡Machu Picchu!

Quizá muchos pensáseis: "Ok, ya habéis llegado a Perú, que básicamente es Machu Picchu. Así que cuando publiques el post sobre Machu Pichu ya le echaré un vistazo, quizá hasta vaya más allá de ver sólo las fotos." Los fieles seguidores del post ya os habréis dado cuenta que Perú es muchísimo más que Machu Picchu, selva amazónica, cascadas impresionantes, arqueología pre-inca... Pero bueno, tampoco vamos a ser tan anti-sistema, y os contaré no sólo las impresiones de la visita a Machu Pichu, sino además la aventura que hay que correr para llegar hasta Aguas Calientes, el pueblo a pie de Machu Pichu, si quieres evitar los robos que realizan hacia los turistas con los precios de los transportes hasta allí.

Para llegar a Aguas Calientes, existen varias formas, como en muchas ocasiones, desde la más cómoda y cara, hasta la no tan cómoda y barata, teniendo en cuenta que a Aguas Calientes sólo se llega o en tren o a pata.

- Opción 1: cara y cómoda. Desde Cusco u Ollantaytambo, sale un tren para turistas no peruanos que llega hasta Aguas Calientes. El precio es de 110$ ida y vuelta, 8 veces más que el precio del tren para peruanos. Parece ser que por el hecho de ser extranjero y poder viajar a Perú ya naciste con un lingote de oro bajo el brazo...

- Opción 2: muy cara y emocionante. Hace el famoso camino inca, que dura unos 3-4 días. Sin embargo, para esta opción o lo reervas con varios meses de antelación pagando una pasta, o lo reservas unos días antes pagando muchísima más pasta aún...

- Opción 3: muy barata, peligrosa y muy cansada. Es ir desde Cusco hasta Ollantaytambo, y desde la estación de tren del pueblo, mochila al hombro, y a patear al costado de la vía durante 35 km, durante los cuales tienes que atravesar túneles en los que si da la casualidad que pasa el tren, hay que arrimarse bien a la pared. A ver, no os penséis que es el tren de alta velocidad, pero tampoco creo que sería muy agradable estar delante por muy despacito que vaya.

- Opción 4: barata y menos cómoda. Desde Cusco, tomar un bus hasta el pueblo de Santa María, el cual se tiró 6 horas para llegar, subiendo y bajando puertos de más de 4000 msnm. En Santa María, hay que tomar un colectivo que te lleve hasta el pueblo de Santa Teresa. En San Teresa tomar otro colectivo que te lleva hasta una central hidroeléctrica que está al lado de las vías del tren que van hacia Aguas Calientes. Tanto el trayecto desde Santa María a Santa Teresa, como de ahí a la hidroeléctrica es para mear y no echar gota. Un camino de tierra, de unos 5 metros de ancho, que bordea las montañas de un valle, y en el que cada vez que aparecía un coche o camión de frente se te paraba el corazón. Una pena no tener fotos del camino para demostrarlo, pero teníamos las manos ocupadas en la puerta del coche, para saltar en cualquier momento... Una vez estás en la hidroeléctrica, comienza la caminta al costado de las vías del tren. Aunque parezca mentira, es un paseo muy agradable, siempre bien marcado y sin peligro al lado de la vía, entre árboles, cruzando puentes, y bordeando impresionantes montañas que en algunos puntos incluso ya te dejan ver allá en lo alto Machu Picchu. Para finalmente después de unas 2 horas caminando, ya comienzas a ver las luces de Aguas Calientes, ¡Machu Picchu ya estaba muy cerca!

De camino hacia Aguas Calientes, el tren local 

 Crrzando un puente en el camino hacia Aguas Calientes

Así que tras pasar todo un día de transporte en transporte, y caminar un ratillo por fin llegamos a Aguas Calientes, también conocido como "Machu Picchu pueblo", bien entrada la noche. Del pueblo poco que decir, está construido por y para Machu Picchu. El pueblo está dividido en 2 partes por el río Urubamba, la parte local, y la parte turística, muuuy turística, llena de alojamiento de todos los gustos y restaurantes. Aún así, el Aguas Caliente tiene bastante encanto, con el tren pasando por la mitad del pueblo, cual Far West, y sobre todo por la noche, cuando las luces iluminan el frio lugar, y el rio Urubamba pone la banda sonora a un pueblo en el que se respira el nerviosismo y las ganas de cientos de turistas que esperan unas horas para comenzar la caminata hacia Machu Picchu.

 Plaza de Aguas Calientes

 Estación de tren de Aguas Calientes

De modo que con las entradas ya compradas con anterioridad, (¡¡más de 40€!!), la alarma del móvil a las 5 AM, y para las 5:30 ya de camino hacia el puente de acceso a la subida hacia Machu Picchu. ¿Que por qué levantarnos a esas horas cuando Machu Picchu está ahí quietecito todo el día? Pues primero porque la subida son cerca de 2 horas sin parar de subir escalones, y mejor sufrirlo de noche que hace más fresquito. Y segundo, vivir el amanecer mientras llegas a Machu Picchu es una experiencia inolvidable.

Después de casi 2 horas subiendo y subiendo como un tonto, llegas a la entrada del recinto, empieza la emoción, intuyes que a pocos metros de donde estás se esconde la panorámica que tantas veces ha visto en foto. Pasas el control, subes unas pocas escaleras más que a esas alturas son matadoras, y de repente... ahí está, ¡la mágica y mística ciuda de Machu Picchu!

 Primera vista de Machu Picchu recién empezada la mañan

Pero antes de seguir con las típicas fotos, un poco de historia de Machu Picchu... :-P El nombre quechua de Machu Picchu significa Montaña Vieja. Lo que es la ciudad arqueológica, se encuentra situada entre la montaña del mismo nombre y el Huayna Picchu, famosa por las vistas que se tiene desde ella de Machu Picchu, aunque para conseguir subir, has de comprar las entradas al menos con un mes de antelación, y evidentemente no era nuestro caso. Se cree que la ciudad fue utilizada como lugar ceremonial, además de como residencia del gran Pachacutec durante varios años, que el hombre no era tonto, y viendo los paisajes que tenía desde allí le gustó el sitio. Poco antes de la llegada de los españoles, comenzó una guerra civil entre diferentes regione incas, lo que ya inició el despoblamiento de Machu Picchu. Y ya con la llegada de los conquitadores hispanos, a pesar de que algunos incas siguieron viviendo en Picchu, por su ubicación los españoles no le dieron demasiado valor, así que finalmente cayó en el olvido. Para que en el año 1911, el profesor norteamericano Hiram Bingham, oyó historias sobre cusqueños que conocían la existencia de una gran ciudad inca, y comenzó una investigación con la que finalmente puso pie en Machu Picchu, descubriendo que un par de familia vivían allí approvechando las terrazas de cultivo construidas por los incas y los canales de agua. Actualmente, a este evento se le atribuye el "redescubrimiento de Machu Picchu".

La ciudad está dividida principalmente en dos partes, la zona agrícola, con las típicas terrazas, y la zona urbana, con los edificios de viviendas y templos.

Machu Picchu, terrazas de cultivo 

 Machu Picchu, zona urbana con Huayna Pichu al fondo

Evidentemente, la zona más significativa, al menos a nivel religioso y cultural, es la parte urbana, con edificios como el Templo del Sol, la Plaza Sagrada, la Roca Sagrada... Y da para pensar, como una ciudad construida entre dos montañas, a más de 2500 metros de altura, sobre una falla que convierte la zona en muy vulnerable a terremotos, se ha mantenido en pie durante tanto años. Según las teorías, el 60% del trabajo de construcción de Machu Picchu estuvo dedicado a los cimientos, con un avanzadísimo sistema de drenaje que evita el empozamiento del agua de lluvia y la erosión de la tierra. A pesar de esta información, a día de hoy muchos arquitectos se siguen dando cabezazos sobre la mesa para descubrir el secreto arquitectónico de los incas.

Datos técnicos aparte, ¿qué impresiones provocan Machu Picchu?  Embriaguez, asombro, respeto, paz, conexión. No parar de sacar fotos desde cualquier ángulo, a pesar de que eres consciente de que estás haciendo la misma foto desde el mismo lugar por 5ª vez, no cansarte de recorrer arriba y abajo sus instalaciones, las terrazas de cultivo, subir a los altos para tener vistas increíbles, bajar a la plaza sagrada y sentirte rodeado por la cultura inca a través del Templo de Sol, el Templo Sagrado, las viviendas, la roca sagrada, la Casa del Guardián que te vigila sin quitarte ojo...

Machu Picchu, Casa del Guardián 

 Machu Picchu, viviendas restauradas

Machu Picchu, Plaza Sagrada

Asimismo, Machu Picchu no representa sólo una joya arquitectónica y cultural, sino que debido a la alineación de varias de sus edificaciones teniendo en cuenta factores astronómicos, como el solsticio de verano, se ha convertido en un lugar lleno de misterior, al que no la faltan teorías extraterrestres, y peregrinaciones de místicos que buscan algo más del mundo material en forma de energía. Sea como sea, y seas el tipo de persona que seas, está claro que no deja indiferentes a nadie. Como por ejemplo, la famosa forma de la cara de un inca que forma la montaña Huayna Pichu y los picos de al lado. A ver si la podéis encontrar en la foto...

 ¿Dónde está el inca?

¿La habéis encontrado? A ver si esta ayudita os aclara la vista.

  Ahora sí, ¿no?

En definitiva, a pesar de lo que costó llegar desde Cusco hasta Aguas Calientes, a pesar de no sentir las piernas tras casi dos horas subiendo escalones para llegar a Machu Picchu, a pesar de sentirlas aún menos con tanto subir y bajar por la ciudad arqueológica, a pesar de los desorbitados precios, fue una experiencia inolvidable, única, que nadie que viaje a Perú debería perderse. Seguro que después de haber oído tanto sobre Machu Picchu, y ver tantas fotos a lo largo de la vida, se genera esa sensación de lugar super especial que hay que ver. Pero en nuestro caso, intentamos dejar estas influencias externas aparte, y simplemente basarnos en nuestras más puras sensaciones interiores, y definitivamente, fue uno de los lugares más mágicos durante estos más de 8 meses caracoleando por el mundo.

 Dos símbolos de Perú, la alpaca y Machu Picchu



 Machu Picchu, no podía faltar la sesión de fotos con el fondo

¡Un abrazo!

"Si has construido castillos en el aire, tu trabajo no se pierde; ahora coloca las bases debajo de ellos." George Bernard Shaw, escritor irlandés.

jueves, 19 de junio de 2014

Cusco II: Descubriendo las habilidades incas en las cercanías de Cusco y el Valle Sagrado

Aunque en el último post quedó patente que simplemente por las atracciones que ofrece la ciudad de Cusco, esta ciudad debe ser un destino obligado en todo viaje a Perú, a las delicias de la antigua capital del Imperio Inca se une la gran variedad de restos arqueológicos incas situados a lo largo del famoso Valle Sagrado, tanto en las cercanías de Cusco como a un par de horas en bus. Quizá algunos penséis: “¡Nooo! ¡Más piedras noooo!”. Yo tampoco es que sea un fanático de la arqueología, más que nada por desconocimiento de la materia, pero una vez que te sumerges en la historia y cultura dueñas de dichos restos arqueológicos, una vez que te percibes como todas esas piedras hablan y te cuentan al oído de forma personal por qué están ahí, para qué y cómo llegaron ahí, te das cuenta que cada visita a estos lugares es una clase de historia, de arquitectura, de filosofía, de misticismo.

Cerca de Cusco, a menos de 1 hora de caminata el más cercano, se encuentran 4 complejos arqueológicos incas: Saqsaywaman, Qenqo, Puka Pukara y Tambomachay. Cada uno de ellos diferentes, cada uno de ellos especial a su manera, cada uno de ellos mereciendo mucho la pena la visita.

El complejo más cercano a Cusco, se eleva uno 200 metros sobre la ciudad, de manera que después de 40 minutos caminando cuesta arriba, por fin llegas con el corazón bombeando como loco (recordad que estamos a más de 3400 metros) a la entrada del complejo de Saqsaywaman. Ya habíamos tenido un adelanto acerca de la impresionante habilidad de los incas para construir muros con piedra de tamaño increíble, pero cuando llegas a Saqsaywaman, y ves esos muros de más de 5 metros de altura, compuestos por piedras en alguno casos de más de 100 toneladas, te quedas alucinado.

 Uno de los impresionantes muros de Saqsaywaman

Existen múltiples teorías respecto a cómo los incas fueron capaces no sólo de transportar semejantes rocas, sino además de lograr contruir con ellas esos muros, consiguiendo una unión perfecta entre ellas, de manera que no cabe ni una hoja en sus uniones. Teorías desde el uso de compuestos naturales a base de plantas que desgastaban la piedra, uso de calor con espejos... Lo que es cierto, es que a día de hoy los científicos no han sido capaces de exponer una explicación unánime para saber cómo estos incas se las arreglaban para construir estas estructuras, ¿quién dijo que el tiempo es sinónimo de evolución? :-D


 Restos de Saqsaywaman

Después de alucinar durante un par de horas en Saqsaywaman y charlar un ratillo con una viajera polaca jubilada, la cual tras contarle nuestra historia del viaje nos pidió una foto para mostrar a sus conocidos como siempre es posible cumplir los sueños, pusimos rumbo a la segunda visita del día, las ruina de Q'inqu, zig-zag en quechua. En este caso se trata de un complejo arqueológico mucho menos impresionante que Saqsaywaman, al menos en el sentido más superficial de tamaño. El sitio de Q'inqu se cree que representa uno de los lugares con mayor energía y más sagrada para la cultura inca, ya que en el reducido espacio que ocupa el complejo se concentran varias wakas (piedras sagradas). Así que en la visita a Q'inqu, creo que ya depende del nivel de escepticismo, fe o conexión con aquello que no podemos ver, ni tocar, ni oir, ni oler, para que la significancia de pasear entre los restos arqueológicos se quede en unas simples piedras o en una cercanía a la espiritualidad inca. En mi caso, me quedé con la segunda opción.


 Piedras sagradas, o wakas, en Q'inqu

Y tras un poco de recarga energética, cual conejito de Durazel, de camino hacia las 3ª visita arqueológica del día. Aunque pueda parece parecer algo cansado ver tanto resto arqueológico en un mismo días, como dije al principio del post, el hecho de cada cada complejo tiene sus particularidades hace que sea muy amena la excursión por los diferentes sitios.

Ahora tocaba el turno de Puka Pukara, fortaleza roja en quechua, se cree representó una fortaleza destinada a la defensa de la ciudad de Cusco, ya que está situado sobre un alto desde el que podían divisar la llegada de posible amiguitos o enemigos.


 Restos de Puka Pukara

En el caso de Puka Pukara, destaca que por su estado de conservación, se distingue muy claramente la distribución del complejo arqueológico, con la parte frontal que sirve de entrada, una estructura circular que permitía una vista de 360º desde la que vigilar la llegada de inminentes visitantes, y dos terrazas desde las que conseguían vigilar a larga distancia el valle de Cusco. Aparte de poder vivir de forma muy real cómo utilizaban este lugar la población inca hace más de 500 años, el principal atractivo de Puka Pukara son las vistas que te regala del valle de Cusco.

Vistas del valle de Cusco

Y como postre de aquel intenso día de historia inca contada a través de sus construcciones, quedó el sitio de Tambomachay, lugar de descanso en quechua. Según las teorías, fue un lugar destinado al culto del agua y para el descanso del jefe del Imperio Inca. Vamos, lo que hoy son los parques acuáticos, pues algo así era Tambomachay para los incas...jeje. Claro está, teniendo en cuenta que dudo que en los parque acuáticos la gente tenga algún sentimiento de culto espiritual hacia el agua, :-D. Precisamente este culto al agua, hizo que el lugar este formado por un complejo sistema de acueductos y canales, los cuales hacen que la visita sea muy relajante ya que puedes oir el correr del agua a lo largo de varias estructuras. Porque, aparte de dar ganas de mear, ¿a quién no le relaja oir el flujo del agua?

 Restos de Tambomachay

Y como curiosidad, en la entrada al lugar de Tambomachay, nos encontramos con una divertida sorpresa en forma de la alpaca más coqueta que hemos visto durante todo el viaje. La muy presumida, sabía cómo resaltar la mirada...jiji

La alpaquita presumida

Con todo esto dejamos atrás el día dedicado a los restos incas de las cercanías de Cusco. Pero no penséis que esto acaba aquí, ¡todavía nos quedan mas restos de los que hablar! Jeje. Tranquilos, que os aseguro que merece la pena conocerlos.

El Valle Sagrado de los incas es un valle, lógico ¿verdad? Que se extiende desde la ciudad de Pisaq hasta Ollantaytambo, el cual fue muy bien aprovechado por los incas por sus condiciones en cuanto a la riqueza mineral de su suelo. Por ello, hoy en día existen decenas de restos arqueológicos a lo largo de este valle, como de los que os he hablado antes en las cercanías de Cusco. Aparte de éstos, existen otros resto algo más alejados de Cusco, como los de Pisaq, Chinchero, Ollantaytambo, Moray... Tal y como os contaba antes, cada uno de ellos diferent, espectacular y con sus particularidades. Aunque estábamos disfrutando mucho de las visitas incas que habíamos hecho hasta ese momento, tampoco era cuestión de recorrernos toooodo el Valle Sagrado, más que nada porque las distancias se van alargando. Así que finalmente decidimos por pasar una noche en el pueblo de Ollantaytambo, y así visitar sus restos y el sitio arqueológico de Moray, situado a 45 minutos de Ollantaytambo.

El pueblo de Ollantaytambo es la única población inca en Perú que a día de hoy aún permanece habitada, en tiempos incas y durante la conquista española fue utilizada como lugar de cultivo y foratelza. Mientras paseas por sus estrechas calles, es como si viajaras a aquellos veranos de la infancia que pasabas en el pueblo de tus abuelos, entre casas de piedra, adobe, calles empedradas, cuadras, donde todo el mundo se conocía... Eso sí, con las diferencias de en lugar de encontrarte al tío Saturnino, te encuentras con gente indígena con sus típicas vestimentas, y en los muros de las calles, como pasa en Cusco, se mezclan las bases formadas por las piedras de tiempos incas con la parte superior completada durante la época colonial. Toda una terapia de tranquilidad y buen ambiente para pasar el día.


 Callejuelas de Ollantaytambo

Eso sí, como pasa en muuuucho sitios, basta que algún iluminado descubra unos restos arqueológicos para que el pueblo más cercano le toque la lotería en forma de explotación turística. Y Ollantaytambo no es menos en este sentido, es un pueblo pequeñito, acogedor, tranquilo, pero con hostales, restaurantes y tiendas de souvenirs por todas partes. Y sobre todo en lo que respecta al alojamiento, con unos precios desorbitados para ser el lugar que es.

Tras pasar una muy agradable tarde-noche en el pueblo, al día siguiente nos pusimos de nuevo el uniforme de exploradores incas y a patear los restos arqueológicos. Los que se encuentran en Ollantaytambo, destacan por las terrazas de cultivo y de contención de gran tamaño que adornan las montañas que rodean al pueblo. Todo un sistema muy avanzado e inteligente para el cultivo de diferentes productos, aprovechando las diferencias de temperatura, tipo de suelo, tipo de cultivo, que usaban los incas en cada una de las terrazas. Y por supuesto, las vistas que te regalan al estar en lo alto de las terrazas no tienen precio.


Terrazas de Ollantaytambo

Vistas del pueblo de Ollantaytambo

 Gran parte de los resto de Ollantaytambo

Tras pasar un par de horas recorriendo arriba y abajo las ruinas de Ollantaytambo, pusimos rumbo a Moray, donde para llegar tuvimos que tomar un colectivo, un bus, y finalmente un taxi con el que negociar la ida y vuelta al lugar arqueológico incluyendo 40 minutos de espera mientras lo visitábamos.

Las ruinas de Moray fueron para nosotros las más curiosas de todas las visitadas. Según las teorías, los incas utilizaron este lugar para la experimentación agrícola, ya que se trata de un conjunto de terrazas en forma circular, donde desde la terraza superior a la inferior hay una diferencia de hasta 15ºC, por lo que las cada terraza contaba con unas condiciones meterológicas particulares, lo que les vino de maravilla para experimentar diferentes tipos de cultivos en diferentes condiciones, todo en el mismo lugar. Unos tíos listos, ¿eh?


 Diferentes vistas de las terrazas de Moray


Desgaciadamente, entre el poco tiempo que teníamos para visitar al lugar ya que el taxista nos esperaba, y la falta de aire entre que subías y bajabas las terrazas, no pudimos experimentar los supuestos cambios de temperatura entre un nivel y otro, aunque las vistas y el ejercicio para el culito no nos lo quitó nadie.

¿Seguís despiertos? ¿Habéis podido leer la chapa arqueológica hasta aquí? Mi más sincera enhorabuena, no sé ni si yo mismo lo hubiese aguantado. La buena noticia es que por hoy se acabaron los resto arqueológicos. Aunque supongo que alguno estaréis pensando: “tanto rollo de resto arqueológicos incas, pero, ¿qué pasa con los resto más conocidos? ¿El principal destino turístico de Perú? ¿Qué pasa con MACHU PICHU?”. Tranquiiiilos, que saciaré vuestras más opytimistas pretensiones. Esperad unos días al siguiente post y ¡tendréis Machu Pich hasta en la sopa! Jeje

¡Un abrazo!

 "Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos, todavía más." Proverbio hindú.

jueves, 12 de junio de 2014

Cusco I: Ponemos pies en el ombligo del mundo inca

Creo que toda persona que viajar por Perú, si de verdad siente interés por este país a nivel cultural e histórico, siente algo especial cuando sabe que la llegada a Cusco, el "Ombligo del Mundo", la capital inca, se está acercando. Así nos sentíamos nosotros, evidentemente hasta ese momento habíamos visitado lugares increíbles en el resto del país, pero Cusco es el punto clave dentro de la etapa peruana. No sólo por su cercanía a Machu Pichu, sino por su historia, por ser el origen de la cultura inca, la cual, tras sumergirme en la historia egipcia y la maya, sentía que cada kilómetro que íbamos avanzando en dirección sur por América, nos estaba esperando con los brazos abiertos.

 Vistas de Cusco con la Plaza de Armas como protagonista

La verdad que ya desde el viaje desde Lima a Cusco en bus de 22 horas, la etapa cusqueña empezó de maravilla. Seguro que tenéis algún amigo o primo del vecino de un amigo, que alguna vez al ir a viajar en avión le han dicho que hay overbooking y le han puesto en 1ª clase. Yo al menos he oído muchas historias de estas pero a mi nunca me tocaba... Pues finalmente, dentro de las posibilidades que uno tiene, ¡llegó nuestro turno! Habíamos comprado billete en clase media de bus, por no sé qué problema este tipo de bus no estaba disponible el día del viaje, así que nos metieron en un bus de clase alta. ¡Uff! Nunca viajar en bus fue tan delicioso... :-D

 
Como un rey en el bus

Así que tras las mejores horas que en meses habíamos tenido dentro de un bus, llegamos a Cusco, "ombligo" en quechua. ¿Las primeras sensaciones? Ni se os ocurra subir a toda leche unas escaleras con la mochila a la espalda, sentiréis que los pulmones os estallarán de un momento a otro. Y es que pasar de Lima, una ciudad marítima, a Cusco, situado a 3400 metros sobre el nivel del mar, se nota. No sólo al respirar, pequeños dolores de cabeza, alguna inestabilidad estomacal... Pero bueno, con los días y algún que otro té o caramelo de coca todo se soluciona.

Hablando un poco de historia, Cusco fue la capital del imperio inca, cuyo territorio fue conocido como el Tahuantinsuyo, dividido en 4 zonas en las que su punto común era Cusco, (Chinchaysuyo, Collasuyo, Antisuyo y Contisuyo), abarcando desde el sur de Colombia hasta la parte central de Chile, ¡casi ná! Y el principal personaje que hizo posible este inmenso imperio fue el gobernante inca Pachacutec, el cual comenzó la extensión del imperio tras ganar la batalla por Cusco a la etnia de los chancas, para luego ir extendiéndose rápidamente a costa de otras etnias en todas direcciones desde Cusco. Tal fue la importancia del inca Pachacutec, que no sólo sirvió como inspiración para la rebelión indígena del siglo XVIII liderada por Tupac Amaru II en contra de los abusas hispanos, sino que incluso hoy en día existen billetes con la figura de Pachacutec, propaganda política con que utiliza su figura, y una devoción entre los indígenas hacia esta figura, como sentimiento de inmortalidad de una cultura que aún hoy está muy presente en estos territorios andinos.

Museo monumento a Pachacutec

Y es que mientras paseas por Cusco, ves la cultura inca en los muros formados por una base de piedras incas inamovibles junto con la parte superior de la época colonia; oyes las cultura inca a través de las palabras en quechua que la mayoría de la gente indígena intercambia, en muchas ocasiones para ponerse de acuerdo sobre los precios que cobran a los turistas; hueles la cultura inca a través de la gastronomía aún perdurable con la que sobrevivían, a base de maíz, patata o trigo; en definitiva, pasear por Cusco es cerrar los ojos y viajar con tu imaginación y tus sentidos a principios del siglo XVI, pero a su vez avanzar unos pocos años más y sentir la mezcla entre el imperio pre-colombino y las influencias (imposiciones) del colonialismo. Prueba de esto último es el dato de que Cusco cuenta actualmente con 33 iglesias, todas ellas construidas sobre antiguos templos sagrados incas.

En este sentido, el caso más notorio es el de la catedral de Cusco, levantada sobre el principal templo inca, en el cual existía en aquellos tiempos una piedra sagrada, o waka, la cual según la religión inca concentraba una gran energía cósmica, por lo que durante sus ceremonias era tocada por los habitantes de Cusco para absorber dicha energía. Evidentemente, con la llegada de los españoles y la construcción de la catedral católica sobre este templo, los incas fueron obligados a asistir a las misas católicas en idioma español como parte del proceso de imposición evangélica. Sin embargo, con la independencia de Perú, aquellos cusqueños aún con pasado y deseos de continuidad de la cultura inca, dejaron de asistir a dichas misas. Y ya sabéis, si la Iglesia pierde clientes, se fastidió el negocio, así que el prohibidísimo acceso al subterráneo de la catedral, donde todavía permanecen los resto del templo inca, fue abierto durante unos instantes para coger un trozo de la piedra sagrada, colocarlo a la entrada de la catedral, y de esta manera conseguir que los indígenas sigan accediendo a las misas católicas. Con todo esto, resulta curioso que durante las misas, aún hoy se siga formando una cola de gente indígena, indiferente a lo que el cura esté diciendo, con el único propósito de tocar la piedra que nunca dejó de ser sagrada.

 Plaza de Armas de Cusco, con la catedral a la izquierda

Para saber todas estas cosas y muchas más, no es que yo siempre haya sido un fanático de la cultura inca, pero nada como hacer un tour gratuito por Cusco con un guía joven y entusiasta por lo que hace, y visitar algunos museos como el de Historia Regional, el museo en el interior del monumento a Pachacutec, o un espectáculo de bailes andinos tradicionales, para sumergirte de lleno en la historia inca, y una vez más durante este viaje, pensar la cantidad de conocimientos y culturas que se han perdido a lo largo de la historia a costa del insaciable hambre de "poder" del ser humano.

Evidentemente, no sólo de museos se puede uno de alimentar culturalmente en Cusco, sino que como he dicho antes, simplemente pasear por sus calles, con claros signos de la mezcla inca-colonial, y por supuesto, los restos arqueológicos en las cercanías de Cusco, sirven como un museo al aire libre en el que prácticamente cada giro de esquino representa una nueva sala para visitar. (El tema de los restos arqueológicos lo dejaremos para los siguientes posts, que da para mucho...)

La famosa calle Hatum Rumiyoc, con los imponentes muros incas

 No se andaban con tonterías los incas a la hora de buscar piedras

Otra de las calles con la combinación de arquitectura inca y colonial

Pero incluso para aquellos momentos en los que puedas llegar a cansarte de tanta historia inca por todas partes, Cusco tiene mucho más que ofrecer. Como el barrio de San Blas, el barrio bohemio que nunca puede faltar en todo lugar turístico...jeje. Formado por pequeñas calles adoquinadas, con casitas blancas a los lados, que recuerdan a la típica imagen de los pueblos blancos de Andalucía, con la diferencia de que aquí hace bastante más frio, y que las pedazo de cuestas que hay que subir para recorrer el barrio te dejan con el hígado asomando por la boca...

Plaza de San Blas

Calle en el barrio de San Blas

Y hasta encontramos nuestro pequeño paraíso gastronómico en el que poder evadirnos durante algunas horas de tanta oferta de tours a Machu Pichu, masajes, chompas, gorros de alpaca, y la descarada diferenciación que se hace en los precios a los extranjeros... Gracias al restaurante Green Point, toda una maravilla vegetariana, dentro de la extensa oferta que hay en Cusco de este tipo, donde deleitamos a nuestros estómagos con deliciosas hamburguesas vegetarianas, jugos, chocolates, sopas, e incluso almuerzos baratísimos muy por encima de los típicos almuerzos a base de arroz, ensalada y papas... Os prometo que no me dan comisión por este párrafo, ¡pero es que simplemente saber que íbamos a ir a comer al Green Point ya me alegraba el día! :-D

 El original menú del Green Point

 
Deliciosas samosas en el Green Point

Y si a todo esto unimos que Cusco es el centro de Perú en cuanto a ocio, turismo y cultura, se convierte en toda una experiencia diaria el ir paseando por el centro, sucumbir a los olores de la comida ambulante, al calorcito que se siente en el estómago al tomarte una vaso de emoliente cuando cae la fria noche (bebida a base de cebada, limón, azúcar y hierbas medicinales), darte un paseo por el mercado de San Pedro (diseñado por Alexandre Eiffel) en el que explorar los productos típicos de la sierra andina y empaparte de la vida local, o disfrutar de la cercanía del solsticio de verano, fecha muy especial en la cultura indígena inca, en la que el Sol representa su principal fuente espiritual, y es que durante todo el mes de Junio se celebran en la plaza de Armas concursos de bailes andinos, disfraces...

Puestos de jugos en el mercado de San Pedro 

Con un nuevo amigo en el desfile de bailes andinos 

Concurso de trajes andinos ...

 ...¡La ganadora del concurso!

Por lo que podéis leer en el post, parece que una gran relación de amor acaba de empezar entre la región de Cusco, su cultura indígena, su historia, sus restos arqueológicos, su vida, su frio andino... y el que escribe. Y como toda relación de amor, fue algo que se iba formando día a día, aunque para hacerla demasiado intensa, decidimos hacer una pausa en nuestra estancia en la capital del imperio inca. Tranquilos, volveríamos a Cusco, pero en medio teníamos una buena excusa para ausentarnos un par de días: la visita a la joya de Perú, al centro del turismo espiritual peruano, a la historia viva del pueblo inca. Supongo que ya sabréis de lo que hablo, ¿verdad? Por si acaso hay algún despistado, ¡estad atentos al próximo post!

¡Un abrazo!

"La cultura es aquello que permanece en un hombre cuando lo ha olvidado todo". Émile Henriot, físico y químico francés.