¿Y qué se nos había perdido por Arequipa? Primero que es de paso casi obligado en la ruta hacia Bolivia, segundo que parecía un buen lugar para simplemente pasear, trabajar en nuestras cosillas... durante unos días, y tercero, que nos habían comentado que debido a que la ciudad se encuentra rodeada de varios volcanes, disfruta de un microclima muy bueno. Al final... todas las excusas ciertas excepto la última, ¡qué frío! Y pensar que en Europa ahora es veranito...
Arequipa, Plaza de Armas con el volcán Misti al fondo
Al igual que en Cusco, qué mejor que empezar el turisteo por Arequipa que con un tour "gratuito" (amablemente te aconsejan dar propina), por el centro histórico de la ciudad, para mi gusto demasiado comercial, metiéndonos en restaurantes y bares donde nos recomendaban comer. Pero bueno, al fin y al cabo de algo tienen que vivir y aprendimos cosillas sobre Arequipa que hicieron que mereciese la pena la publicidad "subliminal". Como que el motivo de que se la conozca como "ciudad blanca", es el color de muchas de las casitas del centro histórico, procedente de la roca volcánica con la que fueron construidas. O por ejemplo el hecho de que Arequipa es el principal productor y exportador de lana y productos de alpaca, llamas y vicuñas, sobre lo cual pudimos aprender la historia, diferentes tipos de lanas, proceso de producción...
Pero en general, a nivel turístico hay dos lugares estrella en Arequipa. Por un lado la Plaza de Armas, en boca de muchos la más bonita de Perú, e incluso de Sudamérica. Me uno a la primera afirmación, a la segunda aún nos queda mucho por ver...jeje. La plaza es preciosa, no sólo por la bonita distribución de los jardines, la fuente central, los pórticos que la rodean, sino sobre todo por el impresionante fondo de escenario que la acompaña con el volcán Misti, tal y como habréis podido ver en la foto anterior.
Arequipa, diferentes vistas de la Plaza de Armas
Y por otro lado, la gran atracción turística es el monasterio-convento de Santa Catalina de Siena. Se trata de un convento de clausura, que a pesar de estar en el centro mismo de Arequipa, en cuanto pasas la entrada, sientes que está entrando en una nueva ciudad, con muros de hasta 4 metros de alto protegiéndola y una extensión de más de 20.000 metros cuadrado. A pesar de que aún a día de hoy existen monjas viviendo en clausura en el convento, una gran parte del monasterio puede ser visitada.
Entrada al monasterios de Santa Catalina
Uno de los claustros del monasterio de Santa Catalina
A lo largo del recorrido marcado por el monasterio, da gusto el encontrarte con carteles explicativos cada pocos metros, empapándote así de la historia y características del lugar. Cosa que no es muy común en los lugares turísticos en Ecuador o Perú, donde o contratas un guía o haces los deberes antes de ir, o no te enteras de nada. Es un monasterio que se construyó en el siglo XVI, en pleno auge del colonialismo y catolicismo español, implantando iglesias, monasterios y conventos a diestro y siniestro. El convento de Santa Catalina sufrió a lo largo de su historia diferentes terremotos, lo que hace que se puedan observar diferentes estilos arquitectónicos, dependiendo si la pared en cuestión aguantó en pie o no. Además, están muy bien conservadas las habitaciones de las monjas, los claustros, las cocinas con sus hornos de barro y utensilios, los lugares de oración... Lo que te permite reproducir muy claramente cómo sería y es la vida de clausura en un convento, en el que actualmente únicamente tienen contacto con el exterior a través de empleados que les realizan tareas fuera del convento a través de una puerta concreta.
Monasterio de Santa Catalina, una de las habitaciones
Monasterio de Santa Catalina, calle con estilo arquitectónico propio
Monasterio de Santa Catalina, zona del lavadero de ropa
Y aunque uno apenas ha viajado por Andalucía, muchas de las calles de la mini-ciudad de Santa Catalina, recuerdan por lo que se suele oir, a las blancas calles andaluzas, con casitas pequeñas, acabadas redondeados, y macetas adornando y dando más vida al lugar.
Monasterio de Santa Catalina, calle "a la andaluza"
Monasterio de Santa Catalina, la Iglesia de Santa Catalina al fondo
Monasterio de Santa Catalina, claustro principal
Y en cuanto a Arequipa poco más que os pueda contar. Los que hayáis estado por esta zona, pensaréis: "¿Y no fuistéis a la principal atracción de esa región, al cañón Colca, para ver a los famoso halcones?". Pues sentimos defraudaros pero no... Todo el mundo nos habló maravillas del lugar, pero en un viaje de tanto tiempo, a veces llegan momentos en que estás un poco saturado de visitar tantos lugares y "turistear", y simplemente te apetece estar en un hostal acogedor, en el que poder cocinar, dar un paseito por la zona, encontrar una cafetería donde pasar tiempo leyendo o charlando... Y en Arequipa nos llegó un momento de estos, además que ya durante estos meses han sido varios los cañones vistos, y aunque estoy seguro que cada uno tiene algo particular y especial, en este caso preferimos hacer caso de nuestro interior.
Y como os comenté al principio del post, la ciudad blanca de Arequipa, ponía un "hasta luego" a nuestras aventuras por Perú. ¿Siguiente destino? Estando en Arequipa no quedan muchas opciones, ¡la mochilera Bolivia! Mochilera porque prácticamente todos los viajeros que nos habíamos ido cruzando por el camino, especialmente estilo mochilero, coincidían en que Bolivia es un país maravilloso para viajar, por su autenticidad, sus costumbres indígenas, su gente, y por supuesto los bajos precios. ¿Sería todo esto cierto? Para saberlo ya sabés, en los próximos post comenzamos la etapa boliviana. Pero siento defraudaros, esta vez no esperéis un paso de un país a otro cruzando montañas, carreteras de la muerte o cambiando de transporte 5 veces, ni muchos menos... Esta vez, bus desde Arequipa a Puno, cambio de bus desde Puno directamente al primer destino boliviano, ¡Copacabana! ¿Copacabana? ¿Dónde hay playas paradisíacas y hoteles de lujo? Mmmmhhhh... va a ser que no... En el próximo post descubriréis la auténtica Copacabana boliviana.
¡Un abrazo!
"La evolución espiritual no se manifiesta por la posibilidad de almacenar conocimientos, declamar verdades u obrar milagros, sino por la capacidad de corregir los propios errores". Rudolf Steiner, filósofo y pedagogo.
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