Aunque en el último post quedó
patente que simplemente por las atracciones que ofrece la ciudad de
Cusco, esta ciudad debe ser un destino obligado en todo viaje a Perú,
a las delicias de la antigua capital del Imperio Inca se une la gran
variedad de restos arqueológicos incas situados a lo largo del
famoso Valle Sagrado, tanto en las cercanías de Cusco como a un par
de horas en bus. Quizá algunos penséis: “¡Nooo! ¡Más piedras
noooo!”. Yo tampoco es que sea un fanático de la arqueología, más
que nada por desconocimiento de la materia, pero una vez que te
sumerges en la historia y cultura dueñas de dichos restos
arqueológicos, una vez que te percibes como todas esas piedras
hablan y te cuentan al oído de forma personal por qué están ahí,
para qué y cómo llegaron ahí, te das cuenta que cada visita a
estos lugares es una clase de historia, de arquitectura, de
filosofía, de misticismo.
Cerca de Cusco, a menos de 1 hora de
caminata el más cercano, se encuentran 4 complejos arqueológicos
incas: Saqsaywaman, Qenqo, Puka Pukara y Tambomachay. Cada uno de
ellos diferentes, cada uno de ellos especial a su manera, cada uno de
ellos mereciendo mucho la pena la visita.
El complejo más cercano a Cusco, se
eleva uno 200 metros sobre la ciudad, de manera que después de 40
minutos caminando cuesta arriba, por fin llegas con el corazón
bombeando como loco (recordad que estamos a más de 3400 metros) a la
entrada del complejo de Saqsaywaman. Ya habíamos tenido un adelanto
acerca de la impresionante habilidad de los incas para construir
muros con piedra de tamaño increíble, pero cuando llegas a
Saqsaywaman, y ves esos muros de más de 5 metros de altura,
compuestos por piedras en alguno casos de más de 100 toneladas, te
quedas alucinado.
Existen múltiples teorías respecto a
cómo los incas fueron capaces no sólo de transportar semejantes
rocas, sino además de lograr contruir con ellas esos muros,
consiguiendo una unión perfecta entre ellas, de manera que no cabe
ni una hoja en sus uniones. Teorías desde el uso de compuestos
naturales a base de plantas que desgastaban la piedra, uso de calor
con espejos... Lo que es cierto, es que a día de hoy los científicos
no han sido capaces de exponer una explicación unánime para saber
cómo estos incas se las arreglaban para construir estas estructuras,
¿quién dijo que el tiempo es sinónimo de evolución? :-D
Restos de Saqsaywaman
Después de alucinar durante un par de
horas en Saqsaywaman y charlar un ratillo con una viajera polaca
jubilada, la cual tras contarle nuestra historia del viaje nos pidió
una foto para mostrar a sus conocidos como siempre es posible cumplir
los sueños, pusimos rumbo a la segunda visita del día, las ruina de
Q'inqu, zig-zag en quechua. En este caso se trata de un complejo
arqueológico mucho menos impresionante que Saqsaywaman, al menos en
el sentido más superficial de tamaño. El sitio de Q'inqu se cree
que representa uno de los lugares con mayor energía y más sagrada
para la cultura inca, ya que en el reducido espacio que ocupa el
complejo se concentran varias wakas
(piedras sagradas). Así que en la visita a Q'inqu, creo que ya
depende del nivel de escepticismo, fe o conexión con aquello que no
podemos ver, ni tocar, ni oir, ni oler, para que la significancia de
pasear entre los restos arqueológicos se quede en unas simples
piedras o en una cercanía a la espiritualidad inca. En mi caso, me
quedé con la segunda opción.
Piedras sagradas, o wakas, en Q'inqu
Y tras un poco de recarga energética,
cual conejito de Durazel, de camino hacia las 3ª visita arqueológica
del día. Aunque pueda parece parecer algo cansado ver tanto resto
arqueológico en un mismo días, como dije al principio del post, el
hecho de cada cada complejo tiene sus particularidades hace que sea
muy amena la excursión por los diferentes sitios.
Ahora tocaba el turno de Puka Pukara,
fortaleza roja en quechua, se cree representó una fortaleza
destinada a la defensa de la ciudad de Cusco, ya que está situado
sobre un alto desde el que podían divisar la llegada de posible
amiguitos o enemigos.
Restos de Puka Pukara
En el caso de Puka Pukara, destaca que
por su estado de conservación, se distingue muy claramente la
distribución del complejo arqueológico, con la parte frontal que
sirve de entrada, una estructura circular que permitía una vista de
360º desde la que vigilar la llegada de inminentes visitantes, y dos
terrazas desde las que conseguían vigilar a larga distancia el valle
de Cusco. Aparte de poder vivir de forma muy real cómo utilizaban
este lugar la población inca hace más de 500 años, el principal
atractivo de Puka Pukara son las vistas que te regala del valle de
Cusco.
Y como postre de aquel intenso día de
historia inca contada a través de sus construcciones, quedó el
sitio de Tambomachay, lugar de descanso en quechua. Según las
teorías, fue un lugar destinado al culto del agua y para el descanso
del jefe del Imperio Inca. Vamos, lo que hoy son los parques
acuáticos, pues algo así era Tambomachay para los incas...jeje.
Claro está, teniendo en cuenta que dudo que en los parque acuáticos
la gente tenga algún sentimiento de culto espiritual hacia el agua,
:-D. Precisamente este culto al agua, hizo que el lugar este formado
por un complejo sistema de acueductos y canales, los cuales hacen que
la visita sea muy relajante ya que puedes oir el correr del agua a lo
largo de varias estructuras. Porque, aparte de dar ganas de mear, ¿a
quién no le relaja oir el flujo del agua?
Y como curiosidad, en la entrada al
lugar de Tambomachay, nos encontramos con una divertida sorpresa en
forma de la alpaca más coqueta que hemos visto durante todo el
viaje. La muy presumida, sabía cómo resaltar la mirada...jiji
Con todo esto dejamos atrás el día
dedicado a los restos incas de las cercanías de Cusco. Pero no
penséis que esto acaba aquí, ¡todavía nos quedan mas restos de
los que hablar! Jeje. Tranquilos, que os aseguro que merece la pena
conocerlos.
El Valle Sagrado de los incas es un
valle, lógico ¿verdad? Que se extiende desde la ciudad de Pisaq
hasta Ollantaytambo, el cual fue muy bien aprovechado por los incas
por sus condiciones en cuanto a la riqueza mineral de su suelo. Por
ello, hoy en día existen decenas de restos arqueológicos a lo largo
de este valle, como de los que os he hablado antes en las cercanías
de Cusco. Aparte de éstos, existen otros resto algo más alejados de
Cusco, como los de Pisaq, Chinchero, Ollantaytambo, Moray... Tal y
como os contaba antes, cada uno de ellos diferent, espectacular y con
sus particularidades. Aunque estábamos disfrutando mucho de las
visitas incas que habíamos hecho hasta ese momento, tampoco era
cuestión de recorrernos toooodo el Valle Sagrado, más que nada
porque las distancias se van alargando. Así que finalmente decidimos
por pasar una noche en el pueblo de Ollantaytambo, y así visitar sus
restos y el sitio arqueológico de Moray, situado a 45 minutos de
Ollantaytambo.
El pueblo de Ollantaytambo es la única
población inca en Perú que a día de hoy aún permanece habitada,
en tiempos incas y durante la conquista española fue utilizada como
lugar de cultivo y foratelza. Mientras paseas por sus estrechas
calles, es como si viajaras a aquellos veranos de la infancia que
pasabas en el pueblo de tus abuelos, entre casas de piedra, adobe,
calles empedradas, cuadras, donde todo el mundo se conocía... Eso
sí, con las diferencias de en lugar de encontrarte al tío
Saturnino, te encuentras con gente indígena con sus típicas
vestimentas, y en los muros de las calles, como pasa en Cusco, se
mezclan las bases formadas por las piedras de tiempos incas con la
parte superior completada durante la época colonial. Toda una
terapia de tranquilidad y buen ambiente para pasar el día.
Callejuelas de Ollantaytambo
Eso sí, como pasa en muuuucho sitios,
basta que algún iluminado descubra unos restos arqueológicos para
que el pueblo más cercano le toque la lotería en forma de
explotación turística. Y Ollantaytambo no es menos en este sentido,
es un pueblo pequeñito, acogedor, tranquilo, pero con hostales,
restaurantes y tiendas de souvenirs por todas partes. Y sobre todo en
lo que respecta al alojamiento, con unos precios desorbitados para
ser el lugar que es.
Tras pasar una muy agradable
tarde-noche en el pueblo, al día siguiente nos pusimos de nuevo el
uniforme de exploradores incas y a patear los restos arqueológicos.
Los que se encuentran en Ollantaytambo, destacan por las terrazas de
cultivo y de contención de gran tamaño que adornan las montañas
que rodean al pueblo. Todo un sistema muy avanzado e inteligente para
el cultivo de diferentes productos, aprovechando las diferencias de
temperatura, tipo de suelo, tipo de cultivo, que usaban los incas en
cada una de las terrazas. Y por supuesto, las vistas que te regalan
al estar en lo alto de las terrazas no tienen precio.
Terrazas de Ollantaytambo
Vistas del pueblo de Ollantaytambo
Gran parte de los resto de Ollantaytambo
Tras pasar un par de horas recorriendo
arriba y abajo las ruinas de Ollantaytambo, pusimos rumbo a Moray,
donde para llegar tuvimos que tomar un colectivo, un bus, y
finalmente un taxi con el que negociar la ida y vuelta al lugar
arqueológico incluyendo 40 minutos de espera mientras lo
visitábamos.
Las ruinas de Moray fueron para
nosotros las más curiosas de todas las visitadas. Según las
teorías, los incas utilizaron este lugar para la experimentación
agrícola, ya que se trata de un conjunto de terrazas en forma
circular, donde desde la terraza superior a la inferior hay una
diferencia de hasta 15ºC, por lo que las cada terraza contaba con
unas condiciones meterológicas particulares, lo que les vino de
maravilla para experimentar diferentes tipos de cultivos en
diferentes condiciones, todo en el mismo lugar. Unos tíos listos,
¿eh?
Diferentes vistas de las terrazas de Moray
Desgaciadamente, entre el poco tiempo
que teníamos para visitar al lugar ya que el taxista nos esperaba, y
la falta de aire entre que subías y bajabas las terrazas, no pudimos
experimentar los supuestos cambios de temperatura entre un nivel y
otro, aunque las vistas y el ejercicio para el culito no nos lo quitó
nadie.
¿Seguís despiertos? ¿Habéis podido
leer la chapa arqueológica hasta aquí? Mi más sincera enhorabuena,
no sé ni si yo mismo lo hubiese aguantado. La buena noticia es que
por hoy se acabaron los resto arqueológicos. Aunque supongo que
alguno estaréis pensando: “tanto rollo de resto arqueológicos
incas, pero, ¿qué pasa con los resto más conocidos? ¿El principal
destino turístico de Perú? ¿Qué pasa con MACHU PICHU?”.
Tranquiiiilos, que saciaré vuestras más opytimistas pretensiones.
Esperad unos días al siguiente post y ¡tendréis Machu Pich hasta
en la sopa! Jeje
¡Un abrazo!
"Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos, todavía más." Proverbio hindú.
"Con mis maestros he aprendido mucho; con mis colegas, más; con mis alumnos, todavía más." Proverbio hindú.
hermosas ciudades, años tras años y se mantienen intactas, por eso se ruega a quienes la visitan por favor cuidar de este patrimonio para nuestras demás generaciones sigan disfrutando de ella, además nos ofrecen muy buenos hospedajes para pasar largos días allí, lo leí en este blog www.cabañasenlagopuelo.com
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