martes, 16 de diciembre de 2014

Pablo Neruda, capitán de tierra firme, marinero de la creatividad

Existen muchos tipos de viajeros, aquellos que su principal motivación sentir en su propia piel las diferencias de emborracharse en su ciudad natal o en otro continente; aquellos hambrientos por coleccionar historias para contar y cifras que colgarse como medalla. Nosotros entraríamos en el tipo de viajeros que trata de tomarse cada experiencia del viaje como un aprendizaje continuo, a través de culturas, historias y personas diferentes. Ni un tipo de viajero es mejor ni otro es peor, simplemente diferentes, y a la vez, todos ellos necesarios.

En este sentido, en Chile, concretamente en dos rinconcitos de Santiago e Isla Negra, conocimos a un personaje que aunque ya se nos había presentado hace tiempo, quizá por timidez nuestra o de él nunca nos atrevimos a acercarnos para conocerle mejor y empaparnos de su luz.

Me estoy refieriendo a ese conjunto sonoro fruto de un alma conectada a su creatividad, que como un perfume que sale del corazón pronuncia: "Me gusta cuando callas...", ese conjunto sonoro formado por un nombre y un apellido, que al oirlo en todos despierta alguna sensación, Pablo Neruda. Por supuesto, hemos de dar gracias al padre de Pablo por este nombre, no por dárselo al nacer, ya que el nombre verdadero de Pablo era Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, (poco poético y práctico), sino porque debido a la vergüenza paternal hacia el futuro artístico de su hijo, éste se vio obligado a ocultarse bajo ese nombre artístico que con los años se convertiría en uno de los nombres más conocidos del mundo.


Pero independientemente de qué nombre usara, el regalo que nunca permitirá que este artista muera, es la creatividad e imaginación de su obra, no sólo en forma de libros, sino sobre todo en forma de vida. Vida que trataré de narraros a través de este post, más que atiborraros con datos biográficos, intentaré acercaros a ese Neruda creativo, infantil, enamorado del mar... Y así conozcáis a un ejemplo de que la creatividad es la principal culpable de sacar sonrisas y eliminar cualquier tipo de barrera.

Aunque nació en Parral, con apenas 2 años se trasladó con su familia a Temuco, municipio que desde entonces y hasta ahora se convertiría en su lugar de infancia, ese pueblo en forma de recuerdo que todos y todas tenemos como testigo privilegiado de aquella época en la que la imaginación daba color a cada día. Municipio que a su vez se convirtió en el culpable de la futura inspiración poética de Pablo, gracias a una naturaleza que nunca descansa en su papel de musa inspiradora.

La juventud del poeta estuvo marcada por su precocidad artística, a la que siguieron años de protagonismo político comunista, tanto en su día a día como en su obra, lo que le valió para tener numerosas experiencias viajeras forzadas por toda América y Europa. Hasta su muerte debido a un cáncer de próstata a la edad de 69 años, Neruda no sólo creó toda una obra repleta de versos que forman una danza para el alma, sino que además nos dejó 3 casas que fielmente reflejan la personalidad de este inmortal chileno, la casa de Valparaíso, la casa de Santiago, y la casa de Isla Negra.

Precisamente estas dos últimas casas, o más bien se podría denominarlas museos, fueron las dulces culpables de presentarnos las intimidades de la vida y el espíritu del genial escritor.

Casa de Isla Negra

 Entrada a "La Chascona", la casa de Santiago

Ambas casas, la de Santiago, (la Chascona) y la de Isla Negra, representan sin ningún tipo de timidez ese niño interior que Neruda nunca quiso que muriera, ese amante del mar con un pavor irremediable a sentir el tacto del bravo océano, ese apasionado de la vida social y de convertir cada momento en algo único, algo irrepetible, porque... ¿alguien duda que así es para todos? La casa de Santiago nació de un amor clandestino, de un amor habitual en aquellos tiempos, en los que los ojos y la lengua de la sociedad y la religión tenían aún más poder que hoy en día. Neruda compró La Chascona para que en ella viviese su gran y políticamente incorrecto amor, Matilde Urrutia.

Por su parte, la casa de Isla Negra, se podría decir que representó el gran sueño del poeta hecho realidad en forma de casa, todo un amor a primera vista tal y como plasman las palabras del escritor:

“…La casa … No sé cuando me nació… Era a media tarde, llegamos a caballo por aquellas soledades … Don Eladio iba delante, vadeando el estero de Córdoba que se había crecido …Por primera vez sentí como una punzada este olor a invierno marino, mezcla de boldo y arena salada, algas y cardos…Aquí, dijo don Eladio Sobrino (navegante) y allí nos quedamos. Luego la casa fue creciendo, como la gente, como los árboles…” 

Así que ese gran sueño de Neruda de surcar océanos, capitanear tripulaciones, enfrentarse a incansables tormentas marítimas, pero que la irónica fobia al mar que padecía le obligó a echar mano de su más preciada herramienta, su imaginación, a través de la cual convirtió todas sus casas, especialmente la de Isla Negra, es un barco anclado de por vida, en las que sus bajos techos, sus crujientes suelos, sus estrechos pasillos, su inmobiliario marítimo y las continuas fiestas con el alcohol de protagonista, bien confundieron a más de uno sobre si se trataban o no de barcos reales surcando las saladas aguas del Pacífico.

 Casa de Isla Negra

Ambas viviendas, según pudimos presenciar, suponen todo un paraíso decorativo, de sorpresas y secretos ocultos en cada rincón, toda una muestra de anti-homogeneidad de IKEA. Muebles y objetos cargados de significado, donde ni el más mínimo detalle carece de su historia, de su vida. Desde una pareja en forma de mascarones de proa inmersa en una escena de cortejo, a puertas secretas que permitían a Pablo ir a echarse su imperdonable siesta durante sus cenas sociales, botes de sal y pimienta con las palabras "marihuana" y "morfina", que daban ejemplo del incansable espíritu infantil de nuestro emblemático amigo chileno, o una enorme maqueta de un caballo que fue protagonista de la infancia del poeta. Caballo que, al celebrar  una cena de bienvenida tras su compra, y recibir como regalo de 3 de los invitados una cola, ya que la original fue quemada en un incendio, Neruda lo bautizó como el caballo más feliz del mundo, por ser el único en el mundo que tiene el gusto de tener tres colas. ¿Alguna vez habéis visto un mejor ejemplo de integración del humor con la empatía? :-)

Comedor de la casa de Isla Negra, con los "amantes" de cortejo

Caballo en la casa de Isla Negra

“En mi casa he reunido juguetes pequeños y grandes, sin los cuales no podría vivir. El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta. He edificado mi casa también como un juguete y juego en ella de la mañana a la noche”.

Tanto la Chascona como la casa de Isla Negra, sirvieron a Neruda no sólo como juguetes con los que saciar su pasión marítima, sino como baúl en el que albergar su otra pasión, las colecciones, desde las más "normales" como barcos dentro de botellas, hasta las más extravagantes, como una serie de mascarones de proa  con forma de exuberantes mujeres, a lo que Neruda aludía que le recordaban a sus antiguas amantes. Me habría gustado ver la cara de Matilde... :-D

Amante de la compañía y del buen comer, siempre dispuesto a invitar a un manjar y un buen trago a todo aquel que le compensase con una buena conversación, no fueron pocas las comidas que Pablo celebró en sus casas. Preparadas hasta el último detalle. En la mesa, copas de colores, ya que evidentemente, "el vino sabe mejor en ellas"; el baño masculino decorado con fotos de señoritas ligeras de ropa, para así hacer más motivante y entretenido ese momento personal; el menú, debidamente anunciado cual trovador haciendo las delicias de los oídos de su rey; y por supuesto, unos invitados impacientes ante la tardía comparecencia de su anfitrión, cuál obra de teatro que empieza con retraso, contribuyendo a la expectación del público, hasta que el gran e infantil Pablo aparecía por sorpresa tras una puerta secreta haciendo las delicias de sus invitados.

Comedor de "La Chascona"

Incluso esa afición por deleitar a su estomágo con los mejores obsequios, fue plasmada en poemas dedicados a sus platos e ingredientes favoritos, como el congrio o la cebolla. ¿qué puede inspirar más a un poeta que aquello que excita su alma y/o sus sentidos?

...También recordaré cómo fecunda
tu influencia el amor de la ensalada,
y parece que el cielo contribuye
dándole fina forma de granizo
a celebrar tu claridad picada
sobre los hemisferios del tomate.
Pero al alcance
de las manos del pueblo,
regada con aceite,
espolvoreada
con un poco de sal,
matas el hambre
del jornalero en el duro camino...

ODA A LA CEBOLLA

A través de este post no sólo quería presentaros a uno de los personajes que más impacto nos ha causado durante nuestra aventura viajera, sino que además, a través de él, quería transmitir la importancia de un valor que todos llevamos dentro, algunos un poco enterrado bajo capas de ilusión, la CREATIVIDAD. Esa cualidad que segun palabras del gran Ken Robinson: "las escuelas matan la creatividad". Porque en un mundo en el que, sobre todo hoy en día, llueven tiempos de dificultades económicas, en el que la crisis afecta sobre todo a la independencia del individuo, a nuestra libertad de ser, ¿qué puede haber más util que la creatividad? Una creatividad que produzca ideas con las que pasar de página, una creatividad que represente algo nuestro, único, una creatividad que sirva de herramienta para una forma diferente de pensar y de actuar, ya que como dijo Einstein: "no podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos".
 
Y para despedir el post, aparte de la frase que nunca falta a la cita bloguera, os dejo con una foto que nos ayudó a Ewe y a mí a seguir creando en nuestro interior y más adelante exteriormente el lugar que nos acoja y sea testigo de una vida repleta de crecimiento y felicidad.

Dormitorio en la casa de Isla Negra

"El niño que no juega no es niño, pero el hombre que no juega perdió para siempre al niño que vivía en él y que le hará mucha falta." Pablo Neruda

martes, 2 de diciembre de 2014

¡A deleitar las pupilas y poner los glúteos duros en Valparaíso!

Seguimos por tierras chilenas amig@s, y aunque en un principio la idea era pasarnos únicamente por Santiago de Chile y después volver hacia Argentina, como en los últimos días habíamos oído maravillas sobre una pequeña ciudad costera, colorida, cultural, histórica, y a apenas hora y media de Santiago, pues no pudimos ni quisimos resistir la tentación de visitar Valparaíso, Valpa para los amigos... Además, eso es lo mejor de los planes, ¡cambiarlos porque surge algun circunstancia que te da la oportunidad de mejorarlos! :-D

Así que tras despedirnos de Carlos, nuestro anfitrión en Santiago, pero esta vez con un "hasta dentro de un par de días", un nuevo viaje en bus para la colección, en esta ocasión de los cortitos, ¡y rumbo a Valparaíso!

Como suele pasar con ciudades portuarias en todo el mundo, la situación geográfica de Valparaíso la convirtió desde hace ya unos cuantos siglos en protagonista de la historia chilena y de todo América Latina. A pesar de que la zona ya estuvo habitada antes de la llegada de los colonos españoles, fue el capitán Pedro de Valdivia, a las órdenes de Pizarro, quien fundó en aquella época colonial la ciudad de Valparaíso, convirtiéndose en el principal puerto del país. Sin embargo, desastres naturales como el gran terremoto de 1.730, en el que el tsunami que se originó llegó hasta Japón, y los continuos saqueos piratas, convirtieron a la ciudad en un territorio apenas habitado, y una ciudad que ha necesitado continuas reconstrucciones, en la que evidentemente, ningún rastro arquitectónico queda de la época de la conquista.

Durante los siglos siguientes, el puerto de Valparaíso fue testigo de numerosas batallas, como la guerra anglo-estadounidense, la independencia de Chile o la independencia del Alto Perú. Pero ya a finales del siglos XIX, siendo ya Chile independiente y abriéndose al mercado internacional, el puerto de Valparaíso se convirtió en protagonista del crecimiento industrial y económico de todo el país, lo que provocó un aumento increíble de su población, obligando a extender la ciudad hacia los cerros e incluso ganando terreno al mar, formando así el anfiteatro natural que es hoy en día Valparaíso, en el que la mayor parte de la población se concentra en las faldas de los cerros, ayudados por un gran número de ascensores-funicular para no hacer el camino desde el centro hasta sus casas una tortura física diaria.

 Unos de los ascensores de Valparaíso

Y ya desde que fuimos entrando con el bus en Valparaíso, pudimos ser testigos de esa distribución de la ciudad en forma de anfiteatro, donde el centro de la ciudad está rodeado de superpoblados cerros, en los que se alternan impresionantes mansiones con precarias chabolas, aunque eso sí, con un colorido generalizado y muy atractivo para nuestros ojos curiosos.

 Vista de uno de los cerros de Valparaíso

A la hora de visitar Valparaíso, dejando aparte el esfuerzo de subir y bajar empinadísimas cuestas, es toda una maravilla pasear durante horas por cada una de los calles y recobecos de esta ciudad-museo al aire libre.  Cada pocos pasos, nos veíamos obligados a parar y alimentar nuestras tarjetas de memoria de las cámaras con instantáneas con nuevos colores, estilos arquitectónicos, incluso escaleras urbanas coloreadas, adornadas con mensajes, consiguiendo un ambiente muy bohemio y cultural, en el que no sabes qué te espera al doblar la siguiente esquina.

Colorida pendiente en Valparaíso

Parecidos, pero no iguales...

Festival de colores en el cerro Concepción

 Las casas de la clase alta

Pero es que ni siquiera los perros o los restaurantes se libraban de esa acertada tendencia colorista. Para los primeros, según la impresión que nos daba, parecían sentirse bastante a gusto en sus decoradas chabolillas. Y en el caso de las cafeterías y restaurantes, el gusto y la originalidad con que estaban adornadas sus entradas, te obligaban a al menos asomar la cabecita para comprobar qué magico mundo de dibujos y luces se escondía en su interior.

Hasta los perros participan en la fiesta del color

Con esos colores y ese nombre, ¿a quién no le apetecería entrar?

En definitiva, desde nuestro humilde punto de vista, no puede haber visita a la zona centro de Chile sin una escapadita a Valparaíso, sobre todo para aquellas pupilas que se dilatan antes paisajes coloridos y dibujos engimáticos. A cada paso, en cada esquina, puedes sentir ese espíritu cultural y alternativo que envuelve la ciudad, aunque eso sí, si no fuera por los ascensores a pie de cada uno de los cerros, quizá este hechizo que Valpa nos regaló se habría visto oscurecido por unas lindas agujetas en nuestros lindos traseros... :-D

¡Un abrazo y saludos de los caracoles!

 Los caracoles con el puerto de Valparaíso al fondo

"La imaginación es la fuente de todo logro humano." Ken Robinson, educador y escritor británico.

martes, 11 de noviembre de 2014

Gastronomía, cultura y curiosidades chilenas en Santiago

Seguro que los que sois más o menos asiduos al blog habréis notado un silencio por mi parte más largo de los habitual. Bueno, ya sabéis que hace unas semanas, a pesar de que el blog siga viajando, los caracoles volvieron ya de su sueño viajero, y aunque os prometo que os contaré hasta la última de las aventuras que vivimos... ¡cuesta tanto escribir unas vez has regresado! :-D

Pero bueno, dejémonos de lamentos y pongámonos al lío. En el último post pudísteis disfrutar de la entretenida historia de Chile, y ahora toca un post para los aficionados a la gastronomía, arquitectura y curiosidades del país a través de su capital.

Nuestra estancia en Santiago se dividió en 2 etapas, ya que en medio hicimos una escapada a la ciudad costeña de Valparaíso. En la 1ª etapa estuvimos alojados en casa de Carlos, el hermano de una couchsurfer que nos alojó en la ciudad argentina de Córdoba, el cual no sólo nos abrió las puerta de su apartamento y su corazón, sino que nos descubrió secretos no tan turísticos de Santiago y alguna que otra tradición alcohólica que tuvo sus consecuencias...jiji

Santiago es una ciudad con más de 5 millones de habitantes, y la verdad que mientras paseas por ella, si no fuera por el acento chileno y algún que otro detallito, bien podríamos pensar que de tanto caminar estábamos en Madrid, con rascacielos tapando el sol por todas partes, largas y anchas avenidas atestadas de coches, pero eso sí, con una limpieza y orden que hacía tiempo no veíamos en una gran ciudad de Sudamérica. Y es que además está considerada la ciudad sudamericana con mayor desarrollo económico, y junto a Medellín, la ciudad con mejor calidad de vida de todo América Latina, ¿quién dijo prejuicios?

Vistas de Santiago desde el parque Santa Lucía

Durante los días que estuvimos en Santiago, tuvimos la oportunidad de visitar varios lugares emblemáticos, como el Museo de Historia Nacional, el parque de Santa Lucía, el mercado, o el Museo de los Derechos Humanos, este último muy recomendable para ser testigo de diferentes atentados contra los derechos humanos a nivel mundial, con especial hincapié en la dictadura de Pinochet, aunque para nuestro gusto ponía demasiado énfasis al mostrar materiales macabros sobre diferentes tipos de torturas, todos sabemos que existen, pero no veo qué aporta el entrar en detalle.

 Escultura indígena en el parque Santa Lucía

De juguitos con Carlos en el mercado  de La Vega

Bailes folclóricos en el mercado de La Vega

Pero con diferencia, lo que más quedó grabado en nuestras memoria en Santiago, fue algunas costumbres y curiosidades que fuimos descubriendo mientras paseábamos por las calles del centro, gracias al tour que hicimos, y pos supuesto gracias a nuestro anfitrión. Santiago es una ciudad que se está desarrollando mucho en todos los sentidos, pero a día de hoy aún se mantienen ciertos detallitos que dejan ver ese pasado con influencias británicas, con un sistema de clases, y unas costumbres algo prehistóricas. Por ejemplo, ¡los famosos "cafés con piernas"!

Estos negocios surgieron a finales de los años 70, siendo su precursor el café Haití. El dueño de este local, todo un visionario él, sustituyó a los tradicionales meseros de fuertes brazos con los que llevar cuantas más cervezas mejor, por camareras con uniformes ceñidos y minifalda. Este detallito en la vestimento convirtió al café Haití en un lugar muy popular, y como no, no se hizo esperar mucho el que otros locales de la zona copiasen la idea. Con esta rápida extensión de los novedosos "cafés con piernas", se fueron agregando complementos como espejos alrededor del local para poder ver desde diferentes ángulosa las chicas, expertas ellas en resaltar la "mascunilidad" de los clientes.

Con el fin de la dictadura, tal y como pasó tras el franquismo en España, comenzó una época de destape, y un escalón más dentro de los cafés con piernes, surgiendo locales con camareras llevando bikinis y tangas. Y por si no fuera poca atracción para los hombres más primitivos, en algunos locales se creó el minuto feliz, en el que durante un minuto, que nunca se sabía en qué momento del día comenzaría, las camareras mostrarían sus pechos. Hoy en día, existen los locales más clásicos con las puertas abiertas con camareras con minifaldas que continuamente tiene que ir bajándola por la inevitable subida al andar, en los que hasta mujeres acuden a tomarse el cafecito, ya que se dice que las camareras suelen tratar con especial respeto y atención a las clientas de mismo género. Existen también otros locales con vidrios polarizados y puerta cerrada, en los que las camareras llevan bikinis y sigue existiendo el minuto feliz. Incluso locales que dependiendo el día de la semana, el uniforme tiene una temática diferente, desde enfermeras hasta colegialas. Evidentemente, éste tipo de negocios han creado controversias, sobre todo entre los que son considerados los bandos más conservadores. Pero si ser conservador en este caso es defender la dignidad de las personas, y no seguir dando fuerza a esa corriente superficial, sensorial y materialista que impera hoy en día y que de sobra ha demostrado que cojea casi con las dos piernas, con minifalda o sin ella, ¡me declaro un gran conservador! :-D

Uno de los muchos cafés con piernas, en este caso, de los "privados"

Otra de las tradiciones clasistas que se mantienen en la ciudad de Santiago son los clubes sociales y clubes de apuestas de caballos. Lugares de ocio, donde por supuesto únicamente pueden entrar hombres, y dentro de éstos, los que posean cierto estatus económico y social. Vamos... que en cualquier momento me esperaba encontrarme con un bar tipo saloon, con hombre disparando revólveres, pidiendo zarzaparrilla, y mujeres en el escenario bailando can can.

Y en cuanto al tema de llenar el estómago, vamos, la comida, dentro de la cocina tradicional chilena, destacar un plato que resalta por su volumen, económico precio que lo convierte en el favorito de estudiantes, y méritos para entrar en el ránking de recetas calóricas, ¡la chorrillana! Una capa de patatas fritas+una capa de salchichas+una capa de filete de vaca+una capa de huevos fritos+una capa de cebolla frita. ¡Casi ná! Evidentemente, para dos personas como nosotros que no comemos animales, no esperéis que os ponga una foto metiéndonos un plato de chorrillana, pero sí que os puedo ofrecer la versión vegetariana con champiñones, que aunque no impresiona tanto, os puedo asegurar que nuestros estómagos si que se quedaron sin habla...

Chorrillana vegetariana

Y como una comida pesada siempre va bien acompañarla con un poco de líquido, nuestro anfitrión Carlos nos deleitó con una noche de bares al más puro estilo chileno, tomando una de las bebidas más famosas de estas tierras, y con un nombre muy simbólico, (en todos los sentidos), ¡terremoto! Por supuesto, con sus variantes en formato mayor, "cataclismo", y la versión chupito, "réplica". En definitiva, un cocktail hecho a base de helado de piña, o ananá por esta zona, vino blanco, y granadina o fernet, bebida alchólica amarga traída desde Italia a Argentina. ¿A que tiene buena pinta el cocktail? Con su heladito de piña fresquito, la granadina... Pues lo mismo que tiene de rico lo tiene de traidor, porque entra de lujo al estomágo, pero eso sí, prepárate para levantarte de la silla después de un par de estos...

Carlos y los caracoles aún despiertos antes de empezar con el terremoto 

 Ya se iban notando los efectos del terremoto...

La verdad que nuestros días en Santiago fueron de lo más agradables, y gran responsibilidad de ello la tuvo nuestro querido anfritrión Carlos, con el que compartimos momentos de risas, de confesiones, de comidas, de bebidas, de expulsar ambas... Y hasta pudimos disfrutar de la visita de su hermana Bernie y Mauro, la pareja de couchsurfer que nos alojaron en Córdoba. Fue maravilloso poder vernos de nuevo y desearles nuestros mejores deseos para la aventura que iban a comenzar y ya están disfrutando viajando por Australia y Asia.

Reencuentro con Bernie y Mauro

El resto de día en Santiago los aprovechamos para seguir descubriendo rincones mágicos, como el bohemio barrio de París-Londres, o más y más anécdotas chilenas, como por ejemplo el hecho de que el día de la Independencia, todo el mundo debe poner la banderita de Chile en su ventana o terraza, y si no... ¡multa! Incluso si la colocas mal... ¡multa! Esto es Santiago amigos, un ejemplo de desarrollo económico y urbanístico, haciendo frente a ciertas tradiciones y leyes propias del siglo pasado...

 Calle París en Santiago

Los caracoles en la calle Londres en Santiago

"Una mujer con imaginación es una mujer que no solo sabe proyectar la vida de una familia y la de una sociedad, sino también el futuro de un milenio". Rigoberta Menchú, líder indígena guatemalteca.

jueves, 23 de octubre de 2014

Una aventura con héroes, traiciones, dictadores, procesos judiciales de chiste... ¡la historia de Chile!

Había una vez un país poblado por gente dedicada a la agricultura y la pesca. Hasta que unos guerreros montados en bestias nunca vistas hasta entonces y hambrientos de riqueza llegaron a ese país y conquistaron sus gentes, sus tierras, pero nunca su identidad.

Así podría empezar parte de la historia de todo los países de América Latina. Pero lo que hace de la historia de Chile algo excepcional son episodios como un indígena que hizo de caballo de Troya entre el ejército español, una casi-independencia sin tocar ni un arma o un dictador que simplemente levantándose de una silla se rió de prácticamente todo el mundo.

A nuestra llegada a Santiago de Chile, nos esperaba una de esas conexiones mágicas que el juguetón universo nos tenía preparadas. Si recordáis, en la ciudad argentina de Córdoba, nos alojaron Bernie y Mauro, una pareja de couchsurfers maravillosa y que no sólo nos ofreción una cama y una experiencia inolvidable, sino además alguien que nos alojaría en Santiago, el hermano de Bernie, Carlos, otra delicia de persona.

Los caracoles con nuestro querido Carlos

Pero en este post no os hablaré de la comida chilena, de qué lugares visitamos, de lo bien que nos trató Carlos... Sino de una gran y apasionante lección de historia que nos aportó una de las actividades más auténticas que hemos ido viviendo durante este y otros viaje, un Free Walking Tour, es decir, un tour por la ciudad donde en lugar de cobrarte un precio fijo, se basa en propinas. Si nunca habéis probado algo así, y tenéis pensado algún viaje en breve, no dejéis de buscar en Internet si en vuestro próximo destino realizan tours "gratuitos", TODOS los que hemos hechos han sido maravillosos, con gente joven y con gran pasión por su ciudad. Durante el tour por Santiago no sólo nos hablaron de la historia de Chile, aprovechando la visita de varios lugares emblemáticos, sino que también nos hablaron de la gastronomía, curiosidades culturales... Pero como os he comentado, esto lo dejaremos para el siguiente post, ya que por el gran impacto que nos causó la historia chilena hasta nuestro días, creo justo compartir ese impacto con todo vosotros y contaros a mi manera la historia de Chile. ¡Tranquilos! Trataré de ser lo más conciso y ameno posible, ¡palabra!

Como he escrito al inicio del post, la parte de la historia de Chile correspondiente a la conquista española sigue siendo un poco más de lo mismo que en otros países de América, llegan los españoles, los indígenas flipando con esos enormes caballos, espadas y armaduras, se inicia la conquista territorial y religiosa... bla, bla, bla. Pero os aseguro que a lo largo de lo que queda de post podréis descubrir una historia diferente y llena de curiosidad que a pesar de pasar cientos de años atrás, reflejan valores que siempre permanecerán atemporales.

Con la llegada de los españoles a Chile, liderados por Pedro de Valdivia, en la zona centro-sur del país se encontraron con una resistencia indígena como pocas hasta ese momento, la resistencia mapuche. Aunque este pueblo mapuche ya desde unos años antes a la llegada española tuvieron que hacer frente a otra civilización que por esos tiempos iba haciendo estragos a diestro y siniestro, los incas. Sin embargo, al igual que con los españoles, los mapuches aguantaron la embestida inca y consiguieron seguir establecidos en sus territorios.

En cuanto a su lucha con los españoles, duró más de 300 años, durante las cuales se sucedieron etapas bélicas con otras más pacíficas en las que incluso se dieron tratados comerciales entre los mapuches y los colonos españoles primero, y entre los mapuches y la República de Chile tras la independencia de los chilenos a principios del siglo XIX, pero de este último ya hablaremos más adelante. Es por ello que los mapuches son considerados el pueblo indígena que durante más tiempo resistió los intentos de conquista española.

Esta fuerte defensa mapuche, hizo que durante los siglos XVI, XVII, XVIII y parte del XIX, la conquista española en Chile estuviese limitada geográficamente hasta la zona de Concepción, la primera capital del Reino de Chile. Capital que, evidentemente, al estar situada en la "frontera" mapuche-española, duró pocos años, pasando a Santiago el título de capital que a día de hoy aún conserva.

Adornos mapuches en el Museo de Historia de Santiago

Esta ardua resistencia mapuche fue responsabilidad en gran parte de figuras individuales como Colocolo, Caupolicán, o Lautaro. Pero... parémonos un instante en este último personaje, Lautaro, todo un ejemplo de una caballo de Troya introducido por los propios españoles entre sus filas. Lautaro fue un indio mapuche capturado por los españoles con apenas 11 años, y desde ese momento convertido en yanacona, o indio de servicio para las filas de Pedro de Valdivia. Lo que nunca sospecharon los colonos fue que entre ellos contaban con un indio mapuche servicial como pocos, realizando una labor impecable, pero de mientras, aprovechando para aprender de las técnicas españolas de batallas, con sus potencias y debilidades. Finalmente, tras unos 5 años de servicio y sobre todo de master en estrategias españolas en batalla, Lautaro abandonó a los españoles para volver a su comunidad origen y liderar el primer levantamiento indígena exitoso. Y es que hasta ese momento, los mapuches se habían tomado sus enfrentamientos con los españoles como durante toda su historia se habían tomado los enfrentamientos, de forma mucho más religiosa y ritual comparada con la actitud conquistadora, sangrienta y devastadora de los españoles. Pero la llegada de Lautaro al frente de batalla mapuche supuso un giro radical de la estrategias de combate. Así, los renovados guerreros mapuches aprovecharon tanto las debilidades del ejército español, inutilidad de la pólvora en días de lluvia o la pesadez de sus armaduras, como sus fortalezas, adquiriendo armas de metal y caballos para luchas contra los hispanos. De este modo, en ese primer gran levantamiento mapuche, conocido como la Batalla de Tucapel, Lautaro y compañía lograron capturar a Pedro de Valdivia y lo ejecutaron. Sin embargo, para el año 1557, por un lado las enfermedades traídas por los españoles, y por otro el mal trato que los mapuches ejercían sobre los pueblos indígenas minoritarios de los terrenos que iban conquistando, supusieron demasiados enemigos para Lautaro, produciendo su captura y ejecución por el ejército español. Pero al igual que Tupac Amaru entre los incas, Lautaro permaneció y permanece siempre vivo entre la memoria y el ejemplo de resistencia indígena no sólo entre el pueblo mapuche, sino en todo Chile.

Cuadro de Lautaro

Tras la independencia de Chile, una etapa de convivencia más o menos pacífica entre chilenos y mapuches fue seguida por un ataque de fuerza y diplomacia por parte del gobierno chileno sobre el territorio de Arauco, zona mapuche que aún se mantenía independiente de Chile. Lo que provocó que la mayoría de mandatarios mapuches fuesen obligados a firmar tratados que establecían la absorción de los territorios mapuches en Chile. Esto supuso un punto de inflexión en la historia del pueblo y cultura mapuches, ya que esa adhesión forzosa provocó la aparición de enfermedades y saqueos que debilitaron enormemente a los indígenas, ocasionando no sólo una reducción drástica de la población, sino de sus costumbres, economía agrícola, idioma...

Actualmente, se calcula que en Chile existe aún un 4,6% de población mapuche, que no es poco. Pero aún así, su protagonismo en la vida política y social de Chile sigue siendo por decirlo de forma suave, anecdótica. Por ello a día de hoy aún se producen numerosas manifestaciones e intentos por parte de los mapuches y organizaciones nacionales e internacionales por preservar la cultura mapuche y lograr el respeto hacia su pueblo.

Toda esta historia de los mapuches, aparte de servirnos como un gran relato lleno de héroes, estrategias de guerra y valores culturales, nos echará una mano para seguir con la apasionante historia chilena. Volvamos al punto a principios del siglo XIX, en el que los españoles se asentaron en lo que hoy es Chile, y a pesar de no poder alimentar del todo su ego conquistador con los territorios mapuches, estaban muy felices y contentos por todo el territorio conquistado. Pero en ese momento llegó el primer intento de independencia por parte de los chilenos, curiosamente provocado por algo que estaba sucediendo a miles de kilómetros de distancia. Bueno, más que algo, por alguien, un pequeñito militar francés que estaba causando estragos con su ejército por toda Europa, el famoso Napoleón. Y es que hasta tierras chilenas llegaron noticias de que el ejército de Napoleón se había hecho con el Reino de España, y claro, no tenía mucho sentido que Chile estuviese conquistado por una corona que ni siquiera existía.

 

De este modo, sin ni siquiera tener que tomarse la molestia de coger las armas, se iniciaron procesos gubernamentales y constitucionales para ir estableciendo una independencia chilena que nunca llegó a ser del todo oficial, ya que tropas realistas comenzaron a llegar desde el Alto Perú para tratar de quitar de la cabeza de los chilenos cualquier idea de independencia. Pero ya sabéis, no es tarea tan fácil eliminar una idea de la cabeza de toda una nación. Así que junto con el Ejército de los Andes, liderado por el general San Martín, los chilenos volvieron a la carga contra los conquistadores españoles, y finalmente el 12 de Febrero de 1818 se declaró oficialmente la independencia de la República de Chile, día festivo que actualmente se celebra con miles de banderas chilenas colocadas en las ventanas, porque si no, y esto es verídico, ¡te multan! :-O

Desde este momento se sucedió una época de bastante "entretenimiento" político, con gobiernos liberales, conservadores, revolucionarios, guerras civiles...  Y así llegamos hasta el siglo XX, marcado en sus inicios por el crack de la bolsa de Nueva York, época conocida como la Gran Depresión, y que provocó una crisis mundial, con un impacto enorme en Chile. Gobiernos sucesivos lograron paliar en cierta medida la gran caída económica que había sufrido Chile, hasta llegar a una de las etapas más conocidas de la historia contemporánea chilena, el gobierno del socialista Salvador Allende.

Como pasa con cualquier gobierno de cualquier país hoy en día, el gobierno de Allende tuvo sus fieles seguidores y opositores, sus medidades más y menos adecuadas. Pero lo que mundialmente inició el reconocimiento de Allende fue precisamente su final, el golpe de estado militar liderado por Augusto Pinochet. El 11 de Septiembre de 1973, el ejército chileno tomó vía marítima la ciudad costera de Valparaíso, noticia que llegó a oídos de Allende, y este decidió acudir a la Casa de la Moneda en Santiago, que servía de palacio de gobierno, donde permanecer fiel a su gobierno constitucional. Desde ese momento comenzaron en Santiago enfrentamientos entre partidarios de Allende y golpistas, toma de posesión de radios, de cadenas televisivas... El ejército avisó a Allende que en caso de no entregar el gobierno y evacuar la Casa de la Moneda, ésta sería bombardeada. El todavía presidente permaneció firme, hasta que se produjo el bombardeo, y poco después de pronunciar su último y famoso discurso, Allende decidió poner fin a su vida con sus propias manos antes que en manos de sus opositores, una muestra de que él quería ser el dueño hasta de su muerte.

Casa de la Moneda en Santiago, protagonista en el golpe militar 

Estatua de Salvador Allende en Santiago

A partir de ese momento comenzó una etapa de de gobierno militar protagonizada por la persecución, tortura, detención, secuestro, desaparición, ejecución y en definitiva, violación de derechos humanos de cientos de miles de chilenos que se habían mostrado o se mostrarían contrarios al régimen militar. Se crearon cientos de centros de detención y de tortura, como el Estadio Nacional de Chile, testigo de la ejecución del cantante Victor Jara. Durante el régimen liderado por Pinochet se produjeron elecciones para el gobierno con muy dudosos procedimientos, en los que Pinochet salía siempre reelegido, y por supuesto, modificó la Constitución para asegurarse impunidad total el día que dejase de gobernar el país por los delitos que estaba cometiendo. Así hasta que en 1990, tras la celebración de nuevas elecciones, tuvo que entregar su cargo e iniciar así el camino hacia la democracia.

¿Y qué creéis que pasó con Pinochet tras tantos años de crímenes y violaciones de los derechos humanos? Hasta hoy en día, aparte de su fallecimiento, prácticamente nada. Tras ejercer de presidente, hizo útil su derecho como senador, y así no poder procesado judicialmente. Sin embargo, las leyes de Chile no son las de otros países, y el juez Baltasar Garzón, ordenó el arresto de Pinochet por crímenes cometidos contra opositores españoles, aprovechando un viaje de Pinochet a Londres. Aquí comenzó una serie de acontecimientos que yo catalogaría de chiste. Se celebraron numerosos juicios para analizar la salud del militar y decidir si humanitariamente era capaz de soportar un juicio. Curiosamente aquellos derechos que había violado en Chile durante más de 20 años eran los mismos que ahora le salvaban de la cárcel. En resumen, tras literalmente Pinochet burlar a la justicia a través de fingidas enfermedades, destacando la imagen de la llegada de Pinochet a Chile, y levantarse tan a gusto de su silla de ruedas tras ser declarado incompetente para ser juzgado por su salud, en 2007 falleció.

Por supuesto, aquí no acaba la historia más reciente de Chile, pero en mi opinión, sí la más interesante y extraordinaria que la hace merecedora de un pequeño hueco en el blog de los caracoles viajeros. Espero que los que hayáis llegado hasta aquí, hayáis disfrutado tanto como yo lo hice con la historia de Chile, bueno, tampoco seré tan exigente, que no es lo mismo oir todo esto en boca de un apasionado joven guía chileno mientras recorres las calles de Santiago, que leerle sentadito en el sofá en tu casa...jeje

Para el próximo post, lo prometido es deuda, nos metemos de llenos en las curiosidades culturales, arquitectónicas y gastronómicas de Chile a través de su capital, Santiago. Platos que estarían en el top 10 de nutricionistas opositores, cafeterías propias de ambientes trogloditas, cockteles chilenos no aptos para estómagos europeos... ¡No faltéis a la cita!

"La historia es nuestra, y la hacen los pueblos." Salvador Allende, presidente de la República de Chile.

viernes, 10 de octubre de 2014

Mendoza, un oasis a pie de los Andes, un paraíso para los amantes del vino

En aquellos tiempos en los que los españoles se vinieron al continente americano para plantar banderas a diestro y siniestro, la ciudad de Mendoza fue un importante paso comercial entre Buenos Aires y Santiago de Chile atravesando los majestuosos Andes. Bien, casi medio siglo después de aquella época, dos caracoles viajeros procedentes también de europa, se disponían a hacer uso de la ciudad mendocina igualmente como ruta de paso hacia uno de los destinos de su aventura, Santiago de Chile, no tanto con objetivos comerciales, sino con objetivos culturales y sobre todo de continuo crecimiento interior. Sin embargo, para estos caracoles Mendoza se convertiría en algo más que un simple vínculo transitorio entre el país gaucho y Chile, ya que la amabilidad de los mendocinos, su rica comida, los cientos de árboles que creaban un paraíso natural urbano, y ciertas condiciones climáticas extremas, nos "obligaron" a quedarnos muy gustosamente más de una semana en Mendoza.

Ya nada más llegar a Mendoza mientras el sol iba desapareciendo al otro lado de los Andes, notamos que estábamos en una ciudad diferente. Ok, sí, diferentes son todas, pero me refiero por ejemplo al hecho de llegar casi de noche, dejar las mochilas en el hostal después de unas cuantas horas de viaje, y que aún así nos apeteciese salir a dar una vuelta por la ciudad, en unos minutos desde que habíamos llegado ya percibíamos un ambiente especial.

Siguiendo la tendencia de los últimos lugares que habíamos visitado en la provincia de Córdoba, donde la mayoría de ellos compartían la faceta de no tener ningún monumento o museo impresionante que ver, pero si un entorno natural, tranquilo y en el que caminar y caminar descubriendo siempre nuevas pequeñas maravillas, Mendoza podríamos decir que entraría dentro de este grupo, pero siendo una ciudad. Es decir, la ciudad es de sobra conocida por su sistema de riego a través de acequias (canales pequeños), que recorren el largo y ancho de Mendoza, permitiendo que todas las calles estén adornadas por cientos de árboles, cual caballeros que forman un túnel con sus espadas a algun personaje importante, aunque eso sí, dado que nos tocó la estancia en pleno invierno, estaban un poco desnuditos...

Túnel de naturaleza en Mendoza

Tras el gran terremoto que sacudió Mendoza en 1.861, que destruyó prácticamente toda la ciudad y se llevó a más del 50% de la población, se reconstruyó por completo la localidad, quedando prácticamente en lo que es hoy a nivel de distribución. En la que la plaza Independencia, preciosa, verde, variada, social, sirve como punto central.

Plaza Independencia de Mendoza

 Plaza Independencia de Mendoza

Rodeando la plaza Independencia, existen otras 4 plazas de menor tamaño: la plaza Italia, España, Chile y San Martín. Cada una de estas 4 plazas diferente, única, con motivos que recuerdan y hacen honor al nombre que le pusieron. Y que no es porque el que escribe haya nacido en territorio español, pero para nosotros destacaba por su belleza y ornamentación la plaza España, en la que nada más entrar parecía que te transportabas a un típico patio andaluz al aire libre.

Plaza España en Mendoza 

Plaza Chile en Mendoza 

 Plaza Italia en Mendoza

Plaza San Martín en Mendoza

Aparte de darnos unos buenos paseitos por el centro de Mendoza y deleitar nuestras tripitas con algunos de los restaurantes vegetarianos más deliciosos que hemos encontrado durante todo el viaje, por estas tierras está de moda los restaurante que te cobran por peso (no el tuyo, el de la comida que te vas a meter entre cuerpo y espalda...jeje), si te alejas unos 30 minutos caminando del centro, llegas a una de las joyitas de Mendoza, el parque San Martín, con 17 kilómetros de caminos para pasear, ¡casi ná! Nosotros apenas haríamos unos 2-3 km en la tarde que pasamos en el parque, pero yo creo que suficientes para participar en la fiesta de aire puro, gente deportista y relajada y buen ambiente que se respira por todas partes.

Puertas de acceso al parque San Martín en Mendoza

Lago artificial del parque San Martín en Mendoza 

 Alfombra natural en el parque San Martín en Mendoza

Pero si sólo disfrutar de la ciudad de Mendoza ya fue motivo más que suficiente para unirla a nuestra lista de destinos viajeros, alejándote unos pocos kilómetros hacia el sur, tienes una de las atracciones principales de esta zona de Argentina. Atracción para visitar en esta zona, y atracción en todo el mundo para degustar lo que se produce, ¡el vino!

Alrededor de la ciudad de Mendoza, a menor o mayor distancia, existen varios destinos populares para el turismo vinícola. Como al final un viñedo es parecido en Argentina o en La Rioja, decidimos ir a Chacras de Coria, un pueblito a pocos kilómetro de Mendoza. El tema como es de esperar por su popularidad, está muy bien organizado. Lo común y seguro que más gratificante, es visitar las viñas en bicicleta. Primero porque los paisajes de la zona invitan a pedalear al aire libre mientras pasas de un viñedo a otro, y segundo, porque para ir de una viña a otra la distancia puede ser de 3-4 km, y si quieres visitar unas cuantas en la jornada, se puede hacer muy cansado si vas a pie. El punto menos positivo, según cómo se mire, es que para cuando llevas ya 2-3 bodegas visitadas, con sus correspondientes catas de vino, ¡la conducción de la bici se convierte en un deporte extremo! jeje

Desnuditos viñedos, los Andes al fondo, y un caracol en bici

La verdad que el hecho de haber visto unos días antes fotos de la zona, con viñas rebosando verdor con los Andes al fondo nevaditos, nos había ilusionado para hacer las delicias de nuestras cámaras. Sin embargo, como habréis podido ver en la foto anterior, de verde poco, ya que estábamos en pleno invierno, y no es la mejor época para visitar los viñedos. Pero eso sí, el pequeño chasco fue de sobre compensado con la experiencia de visitar las bodegas. Visitamos dos de las muchas que hay por la zona. La primera porque era una bodega ecológica, y queríamos conocer las peculiaridades de la producción de vino sin utilización de pesticidas y con agentes químicos mínimos, ya sabéis, cuanto menos veneno podamos meternos para nuestro bonito cuerpo mejor. Y la segunda, nos la recomendaron como una de las pocas bodegas en la que su dueño, Carmelo Patti, no sólo hace del vino un trabajo que le da para comer, sino que el vino es su gran pasión, y por lo que pudimos comprobar charlando con él, ¡es prácticamente su vida! Nada de sucumbir a tentaciones de vinos producidos en masa con peor calidad, nada de gastarse fortunas en marketing y publicidad. El boca a boca, el trabajo hecho a mano y con cariño es su seña de identidad. Como ejemplo el detalle de que era la única bodega que no cobraba por la visita, e incluso rechazó contundentemente la propina que una turista le ofreción. Todo un ejemplo de amor y pasión por su trabajo este Carmelo Patti.

Vinos Carmelo Patti en proceso de embotellado 

 Los caracoles con el carismático Carmelo Patti
 
Cata de vino en la bodega ecológica 

Interior de la bodega ecológica

Al final, aunque fueron sólo dos bodegas las que visitamos, entre las más de 6 copas de vino que degustamos, entre tanto término técnico, que si sulfito por aquí, malbec por allá, cabernet, suavignon... La cabeza nos daba algun vuelta que otra, así que tras llenar bien los estómagos en un restaurante con una terracita que era una maravilla para todos los sentidos, agarramos de nuevo las bicis para devolverlas, y vuelta a nuestra estación base en Mendoza.

Y como última actividad a destacar de nuestra estancia en la ciudad mendocina, la "visita" al techo de América, al vigía que todo lo ve en el hemisferio sur, la famosa montaña Aconcagua, el pico más alto del continente con sus imponentes 6.960 metros. Como sabréis, el Aconcagua forma parte de la cordillera de los Andes, y mira, como estábamos "al ladito" de ellos, por qué no hacer una escapadita en bus de 4 horas ida y otras 4 de vuelta sólo por ver la montaña...jeje. La verdad que lo pienso ahora con la distancia y ya son ganas... :-D De todas formas, a pesar de las más de 8 horas en bus que nos pegamos durante aquel día, y que por si fuera poco al llegar al centro de visitantes del parque Aconcagua nada más entrar nos saludan con: "Hoy no podrán ver el Aconcagua, está todo muy nublado". ¡Choffff! Jarro de agua fría por encima. Pero bueno, a pesar de ello, fue muy divertido volver a tocar la nieve, jugar un poco con una guerra de bolas, sentir el intenso frio del invierno en plenos Andes, y sobre todo, la panorámica que nos ofrecía el bus del amanecer mientras nos íbamos acercando hacia la cordillera, uno de los momentos mágicos del viaje... Eso sí, para la próxima, si alguien tiene esta brillante idea, le recomiendo que antes de salir llame al centro de visitantes y se informe de cómo esta el panorama... jeje

En plena conquista del Aconcagua, que se supone que está al fondo tras las nubes.

¿Dónde estás Acocangua bonito?

Pero para que no os quedéis con ese regustillo amargo de no haber podido ver a través de nuestra experiencia el famoso Aconcagua, os adelanto alguna foto de la montaña que sí que pudimos ver cuando volvimos algunos días después desde Chile hacia Argentina pasando en el bus por el mismo lugar. En el último momento, ¡pero la montañita se quiso despedir de nosotros!

Varios días después, el Aconcagua antes nosotros, el pico de la izquierda.

Y ya después de patearnos Mendoza en cada esquina, rodar en bici entre viñedos, experimentar como sube a la cabecita el vino argentino y hace una visita a la montaña más famosa de América, a pesar de aquel día no recibía visitas, tocaba poner punto y seguido a la etapa mendocina. Eso sí, Mendoza se hizo de rogar, y parecía que Argentina en general nos había tomado especial cariño, porque durante 3 días tuvimos que quedarnos esperando en el hostal debido a que la frontera a través de los Andes hacia nuestro siguiente destino, Chile, estaba cerrada por el mal tiempo. Así que durante 3 días nos despertábamos repitiendo el protocolo de llamar a la empresa del bus, recibir la negativa de la apertura de la frontera, y dedicarnos el resto del día a disfrutar del acogedor hostal, e ir preparándonos mental y físicamente para el fin de este gran sueño viajero que poco a poco iba llegando. Pero no os preocupéis, antes de eso, queda muuuuucho para que conozcáis: Santiago de Chile, las casas de Pablo Neruda, Valparaíso, Buenos Aires... ¡No nos abandonéis ahora que ya queda poco! :-P

¡Un abrazo!

"El futuro pertenece a quienes creeen en la belleza de sus sueños" Eleanor Roosevelt, primera dama, activista y diplomática por los Derechos Humanos.