domingo, 31 de agosto de 2014

Muchas más que cataratas en Iguazú, visita al centro de rescate Guirá Oga y a la comunidad guaraní Tupa Mbae

Cuando te molestas y tienes oportunidad de dedicar un poco más de tiempo a lugares como el sur de Perú, te das cuentas que tiene mucho más que ofrecer que Machu Pichu, o que la península de Yucatán en México es mucho más que las pirámides mayas y las paradisíacas playas de la Riviera Maya. Puerto Iguazú supone un representante más de ese grupo de lugares, mundialmente famoso por las cataratas, minoritariamente disfrutado por la fauna de esta zona abundantemente selvática y por los resquicios que aún permanecen de cultura indígena guaraní.

Ya pudimos comprobar durante la visita a la selva del Amazona en Perú, que el tema de ver fauna no es como uno puede imaginarse. En plan que llegas a la selva desde algún pueblito, caminas un par de horas, y pumas, cocodrilos, anacondas, mariposas, tarántulas y serpientes varias aparecen a cada paso para hacer las delicias de tus ojos y de tu cámara. A los animales salvajes, que por algo son salvajes, no les gusta la presencia humana, no formamos parte de su hábitat natural, y al igual que si nosotros nos encontramos con una especie desconocida, el instinto animal activa el miedo a lo desconocido y hace que el animal huya. Por supuesto, existen excepciones a esto, pero en esos casos tened por seguro que los animales estarán recibiendo por parte del humano algún tipo de chantaje en forma de alimento que para nada mantendrá el equilibrio natural. Ante este panorama, para aquellos amantes de la naturaleza, nos quedan algunas opciones. Una es adentrarte en la selva durante días, donde se puede ver a los animales en su hábitat natural, pero con el peligro y desembolso económico que ello conlleva, descartado. Otra es pagar la entrada de un zoológico, donde nada de hábitat natural, animales encerrados en jaulas o en espacios cercados, con la consiguiente pérdida de libertad, super descartado. Y otra es visitar un centro de protección de animales, donde con la entrada, (que algunos ni cobran), ayudas a que sigan la labor de rescate de animales y el posterior proceso de cura y reinserción, en el mejor de los casos, a su hábitat. Evidentemente esta alternativa descarta también el sumergirse en un clima natural para el animal, pero por desgracia es la única alternativa que les quedan a los animales de estos centros...  ¡propuesta aceptada!

Así que, cuando en el hostal nos informaron de la existencia del centro de rescate de animales Guirá Oga, y tras asegurarnos bien del tipo de labor que realizan en el centro, la visita se nos hizo obligatoria.

Entrada al centro de rescate Guirá Oga

Tal y como he comentado antes, el centro Guirá Oga es un centro de rescate de animales de todo tipo, desde aves, a reptiles, grandes roedores, simios... Los motivos de que estos animales se encuentren en el centro son varios, destacando casos de animales que son comprados como mascotas, y cuando los dueños se dan cuenta de que no saben mantener a un animal salvaje que debería estar en la selva, o lo abandonan o en el mejor caso lo entregan directamente al centro. También existen casos de animales atropellados por vehículos, o algunos que han sufrido algún tipo de accidente en la selva, (pérdida de un ojo, de una extremidad...), que hacen prácticamente inviable su supervivencia en la naturaleza, o incluso casos de animales que han permanecido explotados en un zoo y cuando ya no son "rentables", los envían al centro... En fin... Una vez que los animales llegan al centro, tras un tiempo de rehabilitación y cuidados en cautiverio, se realiza un proceso gradual de reinserción del animal en su hábitat natural en el mejor de los casos. Por desgracia, en la mayoría de ocasiones, debido a las lesiones sufridas o a su estado psicológico, se hace imposible esa reinserción, no quedando otro remedio de que el animal permanezca en el centro de forma permanente. Evidentemente no es la situación ideal, pero dadas las circunstancias es la mejor vida que se les puede dar...

Tucán en el centro Guirá Oga

La visita al centro está bastante bien organizada, a ciertas horas realizan visitas guiadas, en las que un representante del centro te explica la labor del centro de forma general, y luego a medida que se va recorriendo el camino habilitado visitando las jaulas de los diferentes animales, te explican el caso particular de cada "paciente".

Tortuga de banquete 

El dulce cocodrilo y su mirada seductora

Como casos curiosos, destacar el del quirquincho, o armadillo, muy común de las regiones andinas, y que no sé si la especie es así o en particular el armadillo que había en el centro, pero por la energía que tenía seguro que en la mayoría de centros escolares le hubiesen diagnosticado el moderno y muy discutible TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad), vamos, que fue imposible hacerle una foto decente... También pudimos ver al mayor roedor del mundo, la capibara, los simpáticos y juguetones monos, y águilas que aunque parezca de broma, habían sido compradas por algún iluminado para tenerlas en una jaula en su apartamento... :-O

Monitos en pleno despioje 

Una de las águilas del centro 

"¿Algún problema?" 

La "pequeñita" capibara

Con la muy interesante visita al centro y escuchando las historias de la mayoría de animales, comprobamos una vez más el especismo reinante en este mundo, en el que el ser humano se cree superior a cualquier otra especie animal, lo cual, según su criterio, le da derecho a hacer con ellos lo que su insaciable ego le pide. Y todo por el hecho de que se no has dado el don de la racionalidad, la cual brilla por su ausencia en casos como estos. Amigos y amigas, somos seres racionales, esto no es mejor ni peor que aquellas especies que no lo son, simplemente nos da la capacidad de actuar de forma consciente para hacer del mundo algo especial. Pero como todo en la vida en manos del ser humano, puede tener una utilidad tan beneficiosa como perjudicial, esperemos que con el tiempo tienda más a la primera opción.

Animalitos ya aparte, nuestra estancia en Puerto Iguazú, y de nuevo gracias al consejo del personal del hostal, supimos que en los alrededores de la localidad existen comunidades guaranís que se han subido al carro capitalista para ofrecer tours para visitar su comunidad y aprender sobre su cultura y su forma de vida. La verdad que no vimos del todo claro realizar esta actividad, en la que visitas un grupo de personas que admirablemente están consiguiendo permanecer fieles a muchas de sus costumbres y forms de vida ascentrales, a pesar de la invasión urbana por la que se están viendo rodeados, pero que por otra parte, seducidos por los "atractivos" económicos que van descubriendo a través de esa civilización que cada vez se les acerca más, tratan de hacer negocio con los tours. Nos resultaba irónico que el principal atractivo de realizar la visita fuese presenciar ese maravilloso hecho de conservación de una cultura que ha sufrido decenas de ataques durante su historia, pero que a la vez te pidiesen dinero, papelitos de esos inventados por el mundo capitalista para que uno sea merecedor de comida, ropa y cualquier otra cosa, por hacerte partícipe de su mundo. Tras intensos debates entre Ewe y yo...jeje, finalmente decidimos que como he dicho antes, nada en este mundo es malo por definición, sino que lo hace positivo o negativo el uso que cada uno le dé. Por ello, no podemos controlar el hecho de que un indígena haga un uso favorable o no del dinero que reciben para el bien de su comunidad, y ni mucho menos somos nadie para juzgar que ese uso sea efectivamente favorable o no.

Por lo tanto, el resumen tras tanto sermón, fue que nos decidimos por hacer la visita a la comunidad Tupa Mbae, acompañados de otra pareja de franceses. Durante la visita tuvimos de guía a una jovencita guaraní de la comunidad, que al ser de las pocas miembros que hablan fluidamente castellano, aprovecha para ahorrar un dinerito, y de paso ir practicando expresividad e idiomas para su deseado futuro como guía turístico profesional.

Vivienda de la comunidad a base de ramas y adobe

Además, para hacer aún más amena la visita, nos acompañaron los hermanos pequeños de la chica, que acostumbrados ya a la llegada de turistas de todo tipo, disfrutaron de lo lindo jugando con todos nosotros, pidiéndonos que les lleváramos a la espalda, curioseando nuestras cámaras, pulseras, relojes, pelo, camisetas...

 


Los niños disfrutando, y los de la comunidad también...jeje

En el recorrido, en primer lugar nos mostraron la vivienda típica de la comunidad, construida a base de adobe, (mezcla de tierra, agua y ramitas), construcciones sencillas, pero con muy buen aislamiento térmico y de humedad. También nos mostraron cómo hasta no hace mucho tiempo cazaban animales con los que alimentarse y fabricar sus ropas, lo cual ha sido sustituido por la más fácil, química e industrial alimentación que compran en el pueblo. Además, a cada paso nos iban comentando, tanto la chica como sus hermanitos, el nombre de prácticamente cualquier arbusto, árbol o planta, junto con sus propiedas y usos alimenticios o medicinales. Que sea verdad o no que sigan basando su alimentación vegetal y medicina en estos elementos naturales no lo sé, pero seguro que saben más de ello que muchos de nosotros y que muchas personas con batita blanca y un reluciente título tras caros y exigentes años de estudio.

Una de las trampas que nos mostraron 

¿Quién dijo que una pulsera no da para un buen rato de diversión? 

La coronada princesa Ewe y el futuro fotógrafo

Fue realmente interesante saber que a pesar del acoso que están comunidad están sufriendo, sobre todo por parte de la industria hotelera para sacarles de sus tierras, aún mantienen una forma de vida, que es a ojos de la sociedad primitiva, a mis ojos una forma de vida respetuosa, consciente y que ayuda a mantener el equilibrio del planeta. Sin embargo, el peligroso coqueteo que estas comunidades van viviendo con el mundo civilizado, como a través del dinero y lo que ello implica, quién sabe si no les irá haciendo cada más débiles ante las suculentas ofertas económicas que reciben para hacerse con sus terrenos. Ofertas económicas que ahora mismo ven como algo innecesario para ellos, pero que espero que en un futuro ese contaminante mundo con el que están empezando a tomar contacto no las convierta para ellos en algo "necesario", el tiempo lo dirá. De momento, tristemente decenas de niños indígenas pidiendo monedas por las calles de Puerto Iguazú en horas escolares ya empiezan a formar parte del paisaje de la localidad. ¿Responsabilidad suya por ir a pedir? Para nada, no olvidemos que son niños con aún poca capacidad de análisis. Responsabilidad de aquellas personas que hacen caso a sus peticiones y les obsequian con algo que hasta hace pocos años nunca habían visto ni necesitado.

Como veis, los alrededores de Puerto Iguazú, lideradas por número y fama por las cataratas, contienen pequeños tesoros que hacen la visita a la zona aún más gratificante de lo que uno en principio puede llegar a imaginar sólo pensando en la atracción acuática estrella. Llegamos a Puerto Iguazú deseando asistir a uno de los espectáculos naturales más bellos e impactantes del planeta, y tras 5 días nos fuímos no sólo con eso, sino además con grandes lecciones de realidad, de introspección y de cuestionarnos asuntos que hasta ese momento nunca nos habíamos planteado, con unas pocas horas en compañía de unos niños cuyos ojos desprendían una luz que parece que se va apagando en los niños de la civilización y con una sensación de unión fantástica con este mundo y su naturaleza.

"Nunca he podido concebir cómo un ser racional podría perseguir la felicidad ejerciendo el poder sobre otros." Thomas Jefferson, autor de la Declaración de Independencias de los EEUU.

viernes, 29 de agosto de 2014

Ni todas las fotos del mundo hacen justicia a esta maravilla... ¡Iguazú!

Hace ya unos 10 meses, este humilde blog, que ha significado un pequeñín al que he intentado ir cuidando y que me ha hecho compañía durante el viaje, salía a la luz del mundo tecnológico, y con ello, a la luz de esas almas viajeras que muchos de vosotros lleváis en vuestro interior. Concretamente, en uno de los primero posts que publiqué, ¿Y cómo apareció la idea de hacer este viaje?, os hablaba sobre de donde surgió esta gran aventura, y puse una foto de un paisaje increíble a modo de motivación. 10 meses después de publicar ese post, es difícil describir la sensación al dejar atrás esos viajes imaginarios a través de fotos, y tener delante de tus ojos la misma imagen que la de aquella imagen, ¡las cataratas de Iguazú!

Pero vayamos poco a poco antes de centrarnos en uno de los platos fuertes del viaje, porque Puerto Iguazú tiene muuuucho para ofrecer. Nada más llegar a Puerto Iguazú, la localidad en el lado argentino más cercana a las cataratas, y poner pies en el hostal, por las indicaciones que nos dio la simpática recepcionista sobre qué hacer en Puerto Iguazú, veíamos que los días que pasaríamos allí serían de los de guardarlos en un rinconcito muy especial de memoria viajera.

Lo que es el pueblo de Puerto Iguazú, me recordó, salvando las distancias, a Aguas Calientes en Perú. Dos pueblos creados por y para la explotación de atractivos turísticos en los que las personas que actualmente se aprovechan de los mismos nada han tenido que ver en su creación, uno con las cataratas de Iguazú y el otro con Machu Pichu. Igualmente en ambos casos se tratan de pueblos cuya construcción jugó en detrimento de la madre tierra, a costa de que la naturaleza impotente se viese de repente en compañía de edificios, asfalto y coches, ¿un precio inevitable para poder disfrutar de esta maravilla de la naturaleza? No lo creo... Aún así, esto convierte a Puerto Iguazú en una pequeña urbe literalmente en medio de la selva, con una naturaleza exuberante, húmeda, en donde el asfalto se convierte en un camino marcado para observar aves y vegetación de todo tipo.

Nuestro querido hostal Porambá en medio de la selva 

Puerto Iguazú

En el pueblo, aparte de decenas de tiendas de souvenirs y restaurantes turísticos, el principal atractivo es visitar el hito de las 3 fronteras, un pequeño obelisco, que aprovechando la situación geográfica del lugar, en pleno cruce de los ríos Iguazú y Paraná, se pueden divisar a apenas unos metros al otro lado de los ríos los correspondientes hitos de Brasil y Paraguay.

Moonumento a las 3 fronteras

Cruce del río Iguazú y el río Paraná. Paraguay a la izquierda y Brasil a la derecha

Bueno, ya paro de hacerme el remolón y paso directamente a lo que muchos estaréis esperando  desde que habéis leído el título del post, nuestras visitas a las cataratas de Iguazú. Sí, habéis leído bien, visitas en plural, porque esta maravilla de la naturaleza puede ser visitada tanto del lado argentino como del brasileño. En mi opinión, si se tiene la oportunidad, ambos lados son aconsejables para poder vivir una experiencia más completa de las cataratas.

En el lado argentino, te permiten una mayor libertad a la hora de visitar las cataratas en cuanto a opciones incluidas con la entrada general, como una caminata suave para avistar fauna y flora a través de la selva, y dos caminos marcados, uno superior y otro inferior, para acercarse a la parte este de las cataratas. En condiciones normales, desde el lado argentino uno puede llegar hasta las proximidades de una de las zonas más impresionantes, la Garganta del Diablo, a través de una pasarela. Sin embargo, a causa de las fuertes lluvias de los últimos días, la pasarela había sido dañada y estaba cerrada... Nada, que ya teníamos otra buena excusa para ir al día siguiente al lado brasileño y así acercarnos a la Garganta del Diablo, y de paso, ¡otro sellito más en el pasaporte! jeje.

Aperitivo de los que nos esperaba...

Si algo hay que destacar en la visita desde el lado Argentino, es lo cerca que llegas a estar de las cataratas. Y así, por si no fuera poco sobrecogedor tener frente a tí ese atronador concierto de miles de litros de agua cayendo sin descanso, el notar su fuerza a través del viento que levantan y empaparte hasta las uñas de los pies ya hace de la experiencia algo único. Amig@s... ¡os presento a las famosas cataratas de Iguazú!




 Perspectivas de las cataratas desde Argentina

Las sensaciones al verlas, pues como os ponía al principio del post. Es increíble estar delante de una obra natural de tal magnitud de la que tantas fotos has visto y de la que tanto has oído hablar. De esos fenómenos que hasta que no estás presente, no puedes imaginar el estruendo y la fuerza que transmite, haciéndote sentir como lo que solemos olvidar que somos, un diminuto punto en un escenario inmenso y poderoso.

Sin embargo, también he de decir para ser justo que vimos varias cosas que no eran tan agradables a la vista. Para empezar, la evidente explotación que se realizan de las cascadas. Si ya nos dolía ver cómo Puerto Iguazú ha ido invadiendo hectáreas de selva y de comunidades indígenas, no menos desagradable es ver cómo la acción humana, a través de pasarelas metálicas, un trenecito turístico, restaurantes, lanchas con sus potentes motores para acercar a los turistas a las cascadas, helicópteros hambrientos de la mejor panorámica... Han ido poco a poco conquistando y contaminando un terreno que no nos pertenecía, a causa de polución en forma de petróleo, ruido y viajeros no conscientes de lo que puede implicar dar comida de "plástico" a los coatís que aún sobreviven entre cámaras fotográficas y humanos con sandalias y calcetines hasta las rodillas.

Simpático coatí en busca de comida

 Coatís al ataque turista

Para el día siguiente, tocaba seguir experimentando esta ocasión única en la vida, pero esta vez rodeados de un ambiente más de samba y sonidos caribeños... ¡Tocaba visita fugaz a Brasil! Como os he comentado antes, aunque pueda parecer un poco más de lo mismo, bien merece la pena acercarse al lado brasileño para ver desde otra perspectiva este fenómeno, algo que, por supuesto las empresas de buses tienen bien organizadito para que te subas en Puerto Iguazú, en pocos minutos tengas en el pasaporte tu sello de salida de Argentina y de entrada a Brasil, y antes de que te des cuenta ya está entrando al parque natural tratando de hablar en brasileño sólo por cambiar tu entonación y por poner un "çao" al final de cada palabra...jeje

En el lado brasileño, el recorrido incluido en la entrada general está mucho más limitado que en Argentina, siendo un recorrido único, con todos los turistas en fila, ordenaditos, e incluso teniendo que hacer alguna fila en puntos clave para sacar la foto. Todo el resto de recorridos es de pago aparte, con opciones varias al servicio del viajero forrado que incluían tours en 4x4, helicóptero, barco... Así y todo, simplemente por la panorámica que disfrutas de las cataratas desde este lado, merece mucho la pena venirse para Brasil unas horas. Simplemente, sentaos, (que supongo que ya lo estaréis), y disfrutar del espectáculo.




Panorámicas impresionantes desde el lado brasileño

Si ya desde el lado argentino la panorámica que te ofrece es sobrecogedora, en Brasil, descubres que aunque parezca increíble aún quedaban decenas de caídas de agua por descubrir, sobre todo, las de la Garganta del Diablo, una zona especialmente impresionante, sobre todo por el hecho de existir una pasarela que te permite vivir al máximo las cataratas en todo su esplendor.



Fotos en la zona de la Garganta del Diablo

No me gusta comparar, ya que cada experiencia tiene algo único e irrepetible. Pero los dos días vividos en las cataratas de Iguazú, despertaron en nuestro interior unas sensaciones nunca vividas en los 10 meses del viaje. Lo que sí que puedo afirmar con más rotundidas tras una de las experiencias más maravillosas de mi vida, es que la naturaleza nos regala sin esperar nada a cambio las sensaciones más increíbles que podamos imaginar, a pesar del empeño humano por ir comiéndole terreno. En este caso la acción del ser humano hace muy difícil el poder disfrutar del espectáculo de las cataratas sin colaborar en ese desastre turístico creado por el hombre, ¿mejor no contribuir pagando una entrada que hace que la explotación turística de la naturaleza siga sucediendo, a costa de perderte un espectáculo creado por la madre tierra? No es poco el tiempo que nos hemos pasado intentando responder a esta pregunta, ań así la respuesta no está clara...

A ver si estos dos vídeos os ayudan a lograr esa quietud necesaria para "ver" con total claridad, sentiros un poco más cerca de nosotros en nuestro viaje, y de paso, quizá nos podáis ayudar a responder la pregunta.

Vídeo panorámico de las cataratas de Iguazú desde Brasil

Video panorámico de la Garganta del Diablo

Hasta aquí este post, que desde que esta locura de viaje empezó, ya tenía en mente que el estar escribiéndolo significaría haber vivido uno de los grandes momentos de este sueño que estamos cumpliendo, y os aseguro que así ha sido. Para nuestra próxima cita bloguera, seguiremos en Puerto Iguazú, porque como os he dicho al principio, no sólo las cataratas tiene para ofrecer. Pero no sería justo ni para la grandiosidad natural de las cataratas, ni para el resto de maravillosas experiencias que vivimos en Puerto Iguazú, que no dedicase otro post adicional. ¡Así que no os perdáis el resto de nuestro día por esta belleza natural!

¡Un abrazo!

"Cuando hayas cortado el último árbol, contaminado el último rio y pescado el último pez, te darás cuenta de que el dinero no se puede comer". Gran jefe indio de Seattle.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Misiones nos recibe como un viejo camarada, con su exuberante naturaleza y su historia jesuítica

Existen situaciones de extrema alegría que te llevan a pensar que nada podría mejorar ese instante vivida. Hablando de forma personal, las experiencias vividas hasta ese momento en el viaje por Argentina en Humahuaca, Salta y Resistencia nos habían conducido a un estado de éxtasis total. Nuestra peleona e incansable mente humana nos martilleaba con la artificial duda: "En algún momento llegaremos a algún lugar en el que no nos sintamos tan a gusto". ¿Sabes lo que te digo querida mente mía? ¡JA! Si los días anteriores en compañía de gente inolvidable en Resistencia continuaron la espiral de buena onda argentina, nuestra llegada a la polifacética provincia de Misiones supuso un punto álgido en los 10 meses que llevamos viajando, comenzando por nuestra llegada a la capital de la region, Posadas, y siguiendo así el camino marcado por el río Paraná.

En Posadas nos esperaba nuestro primer couchsurfer "familiar", el bueno de Mario, que junto a su mujer, su hija y sus dos perritos hambrientos de cariño nos recibieron con los brazos y las patas abiertas durante 5 intensos días. La ciudad de Posadas, históricamente ha tenido bastante ajetreo por su situación estratégica, motivo que, como suele ocurrir debido a la insaciable ansia de poder humana, hizo que la ciudad fuese pretendida en diferentes épocas por paraguayos, brasileños y argentinos, no hace falta decir quién fue el "ganador" final...jeje. En Posadas, nos dedicamos básicamente a disfrutar de frescos paseos a lo largo del Paseo de la Costanera, el cual a lo largo del río Paraná, ofrece una curiosa panorámica de la ciudad paraguaya de Encarnación, a apenas unos metros de distancia y accesible a través del puente San Roque González de Santa Cruz.

Ewe con el río Paraná y Paraguay al fondo

Pero aparte de la bonita vista de Paraguay al atardecer, los principales atractivos de todo paseo a lo largo de la Costanera son cruzarte a cada paso gente local, que ya sea en bancos, caminando o en sillas plegables, disfrutan del ritual del mate, y dos esculturas, por un lado la estatua del queridísimo en América Latina Juan Pablo II, el cual representa como no podría hacer figura histórica alguna, a la población polaca que tanta presencia tiene en la provincia de Misiones. Y por otro, la imponente estatua del indígena andres Guazurary, más conocido como Andresito, importante figura en la indepencia de Paraguay y Argentina.

 
 Estatua del gran e inolvidable Juan Pablo II

Estatua de Andresito con Paraguay al fondo

Pero a decir verdad, la joya que logró conquistar nuestro recuerdo viajero durante nuestra estancia en Posadas, fue un pequeño lugar situado a unos kilómetros, un sitio famoso por su historia y por la conservación de la misma, la reducción jesuita de San Ignacio Miní. Esta reducción, comunidades formadas por guaraníes reunidos para ser evangelizados, forma parte del conjunto de reducciones compuestas por las de Loreto, Candelaria, Santa Ana y Santa María, que hacen de la provincia de Misiones un importante centro turístico-histórico-cultural de la época de la colonización.

Como muchos ya sabréis, parte del proceso de conquista española, supuso la evangelización de las comunidades indígenas que por temas del caprichoso destino en esos momentos habitaban las deseadas tierras. En este caso, fue la Compañía de Jesús fundada por Ignacio López de Loyola, los jesuitas, quienes se encargaron durante los siglos XVI-XVII y finales del XVIII de la evangelización de la comunidad guaraní que habitaba tierras paraguayas, brasileñas y argentinas. La llegada de los jesuitas a tierras guaraníes, supuso para los indígenas en cierta forma una bocanada de esperanza, eso sí, teniendo en cuenta su nueva situación debido a la llegada de los españoles, ya que los colonos sometieron a los guaraníes privándolos de su cultura, su tierra, su vida. Ante esta situación, los jesuitas supusieron un mal menor para los indígenas, ya que los religiosos los reunían "voluntariamente" en reducciones, en las que se debían respetar las costumbres cristianas, aunque también manteniendo por parte de los jesuitas algunas costumbres guaraníes, como el hecho de que los religosos españoles aprendieron guaraní para comunicarse con los indígenas y mantener el idioma que aun perdura, o manteniendo también cierto poder para los caciques indígenas. Así, aunque las primeras generaciones indígenas que formaron las reducciones eran más difíciles de adoctrinar, siempre con la puerta abierta para volver a la selva en caso de no adaptarse a la cultura cristiana. Mientras que futuras generaciones más "tiernecitas" y moldeables, fueron sumergidas en el cristianismo por completo, sobre todo a través de las artes como la música y la escultura. Pero por suerte, parte de la cultura indígena permaneció viva formando así una fusión de culturas que sobre todo en la música dieron nuevos estilos.

Calle de San Francisco de camino a la reducción jesuita 

Entrada y museo de la reducción de San Ignacio

De esta manera continuó durante decenas de años el funcionamiento de las reducciones jesuitas, unos felices por estar inculcando su impositiva religión a la gente colonizada, y otros también felices al pasar de una situación mala, en la que bandeirantes y colonizadores les sometían a la conquista de su tierras, a una situación menos mala. Hasta que a finales del siglo XVIII, la corona española ordenó la retirada de los jesuitas de la zona, a lo que se sucedieron las invasiones portuguesas y paraguayas, provocando así el abandono y destrucción de gran parte de las reducciones, de las que San Ignacio es la mejor conservada y restaurada.

La Iglesia al fondo y viviendas indígenas a los lados

Y puedo segurar que esos estados de reconstrucción y conservación logran que te metas de lleno en la historia de la reducción, que mientras paseas entre las estructuras de lo que fueron las viviendas de los indígenas te imagines a los niños correteando entre los árboles, a las mujeres en las casas cocinando con paciencia a base de fuego de leña, a los hombres realizando trabajos de construcción o agricultura. Todas estas viviendas por supuesto rodeadas de una naturaleza verde, espesa, acogedora, una naturaleza que ni los más sangrientos conquistadores no los más fervientes evangelizadores lograron que dejase de tener esa conexión especial con el pueblo indígena.


 Zona de viviendas indígenas

Una vez dejas atrás la zona de viviendas indígenas, se llega a la zona de viviendas de los jesuitas, las cuales rodean al patio central, presidido por el principal símbolo de la reducción en cuanto a la función con la que fue creada, la iglesia. Evidentemente en un estado actual para nada comparable con lo que sería en tiempos pasados debido al paso de portugueses, paraguayos y gente local sedienta de material de construcción.


Diferentes perspectivas de la fachada de la iglesia de la reducción

Y rodeando el edificio de la iglesia, otros espacios que caracterizaban la cultura y modo de vida d estas reducciones, como el cementerio, la escuela de oficios, o los terrenos de cultivo, que reflejan el espíritu comunitario a través de los terrenos que eran compartidos entre toda la comunidad.

En resumen, y para prueba de las fascinación que te envuelve mientras visitas la reducción de San Ignacio, fue que el plan del día era visitar otras 2 reducciones que están en el camino de San Ignacio a Posadas, pero al final, no queriendo despertar del sueño jesuita en el que nos habíamos sumergido paseando en San Ignacio entre aquellas ruinas abrazadas por la imparable naturaleza, como muestra el árbol de la siguiente foto, que albergará para siempre en su interior un trozo de historia en forma de columna.

La naturaleza recuperando el lugar que un día le robaron

Y par acabar esta primera etapa por la provincia de Misiones, no podíamos faltar a la cita con la visita a la población de Oberá, ni mucho menos por la ciudad en sí en la que apenas percibimos muchos atractivos, sino en esencia por el Parque de las Naciones, visita obligada para conocer la gran influencia extranjera que reside en Misiones, sobre todo en cuanto a influencia polaca y alemana. Y claro, contando a mi lado con mi polaquita fue toda una delicia ir encontrándonos que diferentes lugares en los que encontrarnos ejemplos de la influencia polaca en Misiones.

El Parque de las Naciones de Oberá es un terreno en el que las principales nacionalidades presentes en la provincia de Misiones cuentan con una casa, cada una por supuesto con el estilo de su país origen. Y como una nueva muestra de la fama que tiene Argentina como el país que recibe a todos con los brazos abiertos, en el Parque de las Naciones se celebra cada año la Fiesta Nacional de Inmigrante, una de las festividades más importantes de Misiones, en la que gastronomía, música, bailes... de diferentes países se dan cita para hacer un poco más cercana la utopía de la eliminación de las fronteras. Un paseo muy curioso alrededor del parque, disfrutando a cada paso de un nuevo país, y no porque mi compañera de vida es polaca, pero hay que decir que destacaba especialmente la constucción perteneciente a Polonia. :-P

Casa de estilo checo en el pueblo de Oberá 

Casa de la colectividad nórdica en el Parque de las Naciones 

Casa representante de Brasil 

 Casa polaca

¿Qué os parece hasta ahora Misiones? Bonito, ¿verdad? Pues aún queda muuuucho, pero lo que queda bien merece un post aparte, ya que no sería justo eclipsar lo contado hasta ahora con una de las maravillas naturales del planeta, un lugar en el que por muchas fotos que hayas podido ver, el estar allí resulta sobrecogedor, ¡las cataratas de Iguazú! No os perdáis el siguiente post, porque además de esta bestia de la naturaleza, la zona de Iguazú tiene experiencia maravillosas para contar.

¡Un abrazo!

"He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro." José Saramago, escritor portugués.

domingo, 17 de agosto de 2014

Nos vamos de encuentro cibernético a Resistencia y a disfrutar de la belleza de Corrientes

¡Ya no hay quien nos pare recorriendo la linda Argentina! :-D Aunque con bastante penita, llegó el momento de dejar Salta y unos días maravillosos que rejuvenecieron nuestra hambre viajera, para poner rumbo a una nueva ciudad y una nueva provincia, ¡Resistencia, en la provincia de Chaco!

Seguramente aquellos que conozcan la ciudad de Resistencia, se preguntarán: "¿Y qué se os ha perdido a vosotros por esa ciudad?", jeje. Es cierto, no es un lugar que sea punto común en los itinerarios de los viajeros, pero la oportunidad de conocer a una persona con la que has estado años hablando por Internet bien merece una parada de un par de días. Y es que resulta, que la curiosidad cultural de Ewe ya lleva en ebullición desde hace bastantes años, y esa curiosidad por viajar aunque sea a través de la pantalla del ordenador le hizo conocer a Rocky, un chico de Resistencia que no sólo ayudó a Ewe a mejorar su español, sino a hacer crecer aún más su amor por Argentina.

Así que tras el encuentro con John Alex en Medellín, Colombia, otro de los amigos cibernéticos, Rocky significó la segunda experiencia de este tipo para Ewe, y recordándolo varios días después, puedo decir que la primera sensación al llegar a Resistencia de : "¡Pero qué leches hacemos en esta ciudad!", se convirtió en una experiencia fantástica disfrutando de la compañía de Rocky y su novia durante un par de días.

La adorable pareja

Rocky no sólo me dio una nueva lección, (parece que me cuesta superarla...), de que no se debe cuestionar nada sin dar la oportunidad de conocerlo, sino que además nos contagió su increíble espíritu emprendedor, su carácter abierto y activo, y por supuesto, nos dio a conocer uno de los productos estrella de Argentina, ¡la chipa! (Si hay algún polaco leyendo esto que no se asuste, es una comida hecha a base de almidón de mandioca y queso). Un tentempié que a partir de ese momento no nos abandonaría tanto en cafeterías, puesto ambulantes o vendedores en los buses.

¡A la rica chipa!

En los pocos días que pasamos en la ciudad de las esculturas, Resistencia, pudimos dar fe de ese apodo que se ha ganado la ciudad, con obras escultóricas prácticamente en cada esquina, pudimos también empezar a darnos cuenta que en Argentina el horario de la comida y la siesta es algo así como Patrimonio Cultural, y que o te adaptas o pasarás hambre. Rocky nos deleitó con una visita histórico-cultural por su pueblo, Fontana, con un pasado industrial y un presente armónico. Pudimos también disfrutar de una animada y deliciosa comida junto con Rocky y su familia, en la que descubrimos la sopa paraguaya, (la primera sopa en mi vida que comí con tenedor), y a su graciosa lora Perla, que amenizó aún más el almuerzo. Y pudimos comprobar de sobra que la provincia de Chaco y Corrientes son conocidas como una de las zonas argentinas donde el mate supone una extensión del cuerpo de la mayoría de la gente.

Sopa paraguaya 

Los caracoles con la familia de Rocky 

 La parlanchina lora Perla

Y por si todo esto no fuera poco, disfrutamos de un par de visitas a la bella ciudad de Corrientes, que aunque está en otra provincia, apenas está separada de Resistencia por el puente General Manuel Belgrano, de gran importancia para la comunicación económica argentina, y que une ambas ciudades salvando el paso por encima del rio Paraná. A pesar de ser una construcción que supuso un punto de inflexión en la conexión entre la zona norte central y el nordeste de Argentina, para nosotros significó una obra que adornó el atardecer, regalándonos unas fotos preciosas, protagonizadas por el rio Paraná, y el puente que rompió las barreras entre dos provincias.

Atardecer en el puente General Belgrano 

 El puente General Belgrano que une Corrientes y Chaco

Pero no sólo la impresionante vista del puente sobre el rio Paraná es lo que merece una visita a Corrientes. Si en el caso de Resistencia apenas pudimos encontrar demasiados atractivos de esos que te hacen apaecer un paseíto, en Corriente por el contrario pudimos dar buen gusto a nuestros ojos. Si Resistencia es la "ciudad de las esculturas", Corrientes es conocida como la "ciudad de los murales". Recorrer las calles del centro de la ciudad es toda una delicia no sólo por deleitarte con obras de arte en forma de mural representando pasajes de la historia colonial americana, sino porque esta historia está además presente en forma de casona y edificios coloniales que sirven para presenciar una clase de historia sin tener que abrir un libro.

Ewe junto a uno de los didácticos murales

Precioso mural colonial en Corrientes 

Casitas coloniales en el centro de Corrientes

En total, fueron 4 días que comenzaron con cierto escepticismo personal en cuanto a qué leches hacíamos en Resistencia, para luego transformarse en una mini aventura compuesta por un encuentro con personas maravillosas, de aquellas que unas pocas horas sirven para crear una conexión especial, sabiendo que el destino tarde o temprano cruzará nuestro caminos de nuevo. Compuesta también por una ciudad que se necesita un tiempecito y unos ojos abiertos para percibir su encanto y su acogida a toda persona, como con la historia del perrito Fernando, que hasta cuenta con una escultura que conmemora a esta mascota famosa por pasarse cada día por las cafeterías de Resistencia esperando su ración de café con leche y la media luna correspondiente (croissant). Y compuesta además por otra ciudad que nos descubrió algunos de los mejores alfajores probados hasta ese momento, y un arte colonial que te recuerda que hay tiempos pasados crueles, pero que pueden convertirse en belleza en el presente.

Muchísimas gracias Rocky y compañía por ser unos embajadores inmejorables de vuestra tierra, y sembrar una semilla en nuestros corazones regada por vuestro cariño y luz.

¡Un abrazo!

"Si crees que la economía es más importante que el medio ambiente, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero." Janez Potocnik, político esloveno.