viernes, 29 de agosto de 2014

Ni todas las fotos del mundo hacen justicia a esta maravilla... ¡Iguazú!

Hace ya unos 10 meses, este humilde blog, que ha significado un pequeñín al que he intentado ir cuidando y que me ha hecho compañía durante el viaje, salía a la luz del mundo tecnológico, y con ello, a la luz de esas almas viajeras que muchos de vosotros lleváis en vuestro interior. Concretamente, en uno de los primero posts que publiqué, ¿Y cómo apareció la idea de hacer este viaje?, os hablaba sobre de donde surgió esta gran aventura, y puse una foto de un paisaje increíble a modo de motivación. 10 meses después de publicar ese post, es difícil describir la sensación al dejar atrás esos viajes imaginarios a través de fotos, y tener delante de tus ojos la misma imagen que la de aquella imagen, ¡las cataratas de Iguazú!

Pero vayamos poco a poco antes de centrarnos en uno de los platos fuertes del viaje, porque Puerto Iguazú tiene muuuucho para ofrecer. Nada más llegar a Puerto Iguazú, la localidad en el lado argentino más cercana a las cataratas, y poner pies en el hostal, por las indicaciones que nos dio la simpática recepcionista sobre qué hacer en Puerto Iguazú, veíamos que los días que pasaríamos allí serían de los de guardarlos en un rinconcito muy especial de memoria viajera.

Lo que es el pueblo de Puerto Iguazú, me recordó, salvando las distancias, a Aguas Calientes en Perú. Dos pueblos creados por y para la explotación de atractivos turísticos en los que las personas que actualmente se aprovechan de los mismos nada han tenido que ver en su creación, uno con las cataratas de Iguazú y el otro con Machu Pichu. Igualmente en ambos casos se tratan de pueblos cuya construcción jugó en detrimento de la madre tierra, a costa de que la naturaleza impotente se viese de repente en compañía de edificios, asfalto y coches, ¿un precio inevitable para poder disfrutar de esta maravilla de la naturaleza? No lo creo... Aún así, esto convierte a Puerto Iguazú en una pequeña urbe literalmente en medio de la selva, con una naturaleza exuberante, húmeda, en donde el asfalto se convierte en un camino marcado para observar aves y vegetación de todo tipo.

Nuestro querido hostal Porambá en medio de la selva 

Puerto Iguazú

En el pueblo, aparte de decenas de tiendas de souvenirs y restaurantes turísticos, el principal atractivo es visitar el hito de las 3 fronteras, un pequeño obelisco, que aprovechando la situación geográfica del lugar, en pleno cruce de los ríos Iguazú y Paraná, se pueden divisar a apenas unos metros al otro lado de los ríos los correspondientes hitos de Brasil y Paraguay.

Moonumento a las 3 fronteras

Cruce del río Iguazú y el río Paraná. Paraguay a la izquierda y Brasil a la derecha

Bueno, ya paro de hacerme el remolón y paso directamente a lo que muchos estaréis esperando  desde que habéis leído el título del post, nuestras visitas a las cataratas de Iguazú. Sí, habéis leído bien, visitas en plural, porque esta maravilla de la naturaleza puede ser visitada tanto del lado argentino como del brasileño. En mi opinión, si se tiene la oportunidad, ambos lados son aconsejables para poder vivir una experiencia más completa de las cataratas.

En el lado argentino, te permiten una mayor libertad a la hora de visitar las cataratas en cuanto a opciones incluidas con la entrada general, como una caminata suave para avistar fauna y flora a través de la selva, y dos caminos marcados, uno superior y otro inferior, para acercarse a la parte este de las cataratas. En condiciones normales, desde el lado argentino uno puede llegar hasta las proximidades de una de las zonas más impresionantes, la Garganta del Diablo, a través de una pasarela. Sin embargo, a causa de las fuertes lluvias de los últimos días, la pasarela había sido dañada y estaba cerrada... Nada, que ya teníamos otra buena excusa para ir al día siguiente al lado brasileño y así acercarnos a la Garganta del Diablo, y de paso, ¡otro sellito más en el pasaporte! jeje.

Aperitivo de los que nos esperaba...

Si algo hay que destacar en la visita desde el lado Argentino, es lo cerca que llegas a estar de las cataratas. Y así, por si no fuera poco sobrecogedor tener frente a tí ese atronador concierto de miles de litros de agua cayendo sin descanso, el notar su fuerza a través del viento que levantan y empaparte hasta las uñas de los pies ya hace de la experiencia algo único. Amig@s... ¡os presento a las famosas cataratas de Iguazú!




 Perspectivas de las cataratas desde Argentina

Las sensaciones al verlas, pues como os ponía al principio del post. Es increíble estar delante de una obra natural de tal magnitud de la que tantas fotos has visto y de la que tanto has oído hablar. De esos fenómenos que hasta que no estás presente, no puedes imaginar el estruendo y la fuerza que transmite, haciéndote sentir como lo que solemos olvidar que somos, un diminuto punto en un escenario inmenso y poderoso.

Sin embargo, también he de decir para ser justo que vimos varias cosas que no eran tan agradables a la vista. Para empezar, la evidente explotación que se realizan de las cascadas. Si ya nos dolía ver cómo Puerto Iguazú ha ido invadiendo hectáreas de selva y de comunidades indígenas, no menos desagradable es ver cómo la acción humana, a través de pasarelas metálicas, un trenecito turístico, restaurantes, lanchas con sus potentes motores para acercar a los turistas a las cascadas, helicópteros hambrientos de la mejor panorámica... Han ido poco a poco conquistando y contaminando un terreno que no nos pertenecía, a causa de polución en forma de petróleo, ruido y viajeros no conscientes de lo que puede implicar dar comida de "plástico" a los coatís que aún sobreviven entre cámaras fotográficas y humanos con sandalias y calcetines hasta las rodillas.

Simpático coatí en busca de comida

 Coatís al ataque turista

Para el día siguiente, tocaba seguir experimentando esta ocasión única en la vida, pero esta vez rodeados de un ambiente más de samba y sonidos caribeños... ¡Tocaba visita fugaz a Brasil! Como os he comentado antes, aunque pueda parecer un poco más de lo mismo, bien merece la pena acercarse al lado brasileño para ver desde otra perspectiva este fenómeno, algo que, por supuesto las empresas de buses tienen bien organizadito para que te subas en Puerto Iguazú, en pocos minutos tengas en el pasaporte tu sello de salida de Argentina y de entrada a Brasil, y antes de que te des cuenta ya está entrando al parque natural tratando de hablar en brasileño sólo por cambiar tu entonación y por poner un "çao" al final de cada palabra...jeje

En el lado brasileño, el recorrido incluido en la entrada general está mucho más limitado que en Argentina, siendo un recorrido único, con todos los turistas en fila, ordenaditos, e incluso teniendo que hacer alguna fila en puntos clave para sacar la foto. Todo el resto de recorridos es de pago aparte, con opciones varias al servicio del viajero forrado que incluían tours en 4x4, helicóptero, barco... Así y todo, simplemente por la panorámica que disfrutas de las cataratas desde este lado, merece mucho la pena venirse para Brasil unas horas. Simplemente, sentaos, (que supongo que ya lo estaréis), y disfrutar del espectáculo.




Panorámicas impresionantes desde el lado brasileño

Si ya desde el lado argentino la panorámica que te ofrece es sobrecogedora, en Brasil, descubres que aunque parezca increíble aún quedaban decenas de caídas de agua por descubrir, sobre todo, las de la Garganta del Diablo, una zona especialmente impresionante, sobre todo por el hecho de existir una pasarela que te permite vivir al máximo las cataratas en todo su esplendor.



Fotos en la zona de la Garganta del Diablo

No me gusta comparar, ya que cada experiencia tiene algo único e irrepetible. Pero los dos días vividos en las cataratas de Iguazú, despertaron en nuestro interior unas sensaciones nunca vividas en los 10 meses del viaje. Lo que sí que puedo afirmar con más rotundidas tras una de las experiencias más maravillosas de mi vida, es que la naturaleza nos regala sin esperar nada a cambio las sensaciones más increíbles que podamos imaginar, a pesar del empeño humano por ir comiéndole terreno. En este caso la acción del ser humano hace muy difícil el poder disfrutar del espectáculo de las cataratas sin colaborar en ese desastre turístico creado por el hombre, ¿mejor no contribuir pagando una entrada que hace que la explotación turística de la naturaleza siga sucediendo, a costa de perderte un espectáculo creado por la madre tierra? No es poco el tiempo que nos hemos pasado intentando responder a esta pregunta, ań así la respuesta no está clara...

A ver si estos dos vídeos os ayudan a lograr esa quietud necesaria para "ver" con total claridad, sentiros un poco más cerca de nosotros en nuestro viaje, y de paso, quizá nos podáis ayudar a responder la pregunta.

Vídeo panorámico de las cataratas de Iguazú desde Brasil

Video panorámico de la Garganta del Diablo

Hasta aquí este post, que desde que esta locura de viaje empezó, ya tenía en mente que el estar escribiéndolo significaría haber vivido uno de los grandes momentos de este sueño que estamos cumpliendo, y os aseguro que así ha sido. Para nuestra próxima cita bloguera, seguiremos en Puerto Iguazú, porque como os he dicho al principio, no sólo las cataratas tiene para ofrecer. Pero no sería justo ni para la grandiosidad natural de las cataratas, ni para el resto de maravillosas experiencias que vivimos en Puerto Iguazú, que no dedicase otro post adicional. ¡Así que no os perdáis el resto de nuestro día por esta belleza natural!

¡Un abrazo!

"Cuando hayas cortado el último árbol, contaminado el último rio y pescado el último pez, te darás cuenta de que el dinero no se puede comer". Gran jefe indio de Seattle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario