Seguramente aquellos que conozcan la ciudad de Resistencia, se preguntarán: "¿Y qué se os ha perdido a vosotros por esa ciudad?", jeje. Es cierto, no es un lugar que sea punto común en los itinerarios de los viajeros, pero la oportunidad de conocer a una persona con la que has estado años hablando por Internet bien merece una parada de un par de días. Y es que resulta, que la curiosidad cultural de Ewe ya lleva en ebullición desde hace bastantes años, y esa curiosidad por viajar aunque sea a través de la pantalla del ordenador le hizo conocer a Rocky, un chico de Resistencia que no sólo ayudó a Ewe a mejorar su español, sino a hacer crecer aún más su amor por Argentina.
Así que tras el encuentro con John Alex en Medellín, Colombia, otro de los amigos cibernéticos, Rocky significó la segunda experiencia de este tipo para Ewe, y recordándolo varios días después, puedo decir que la primera sensación al llegar a Resistencia de : "¡Pero qué leches hacemos en esta ciudad!", se convirtió en una experiencia fantástica disfrutando de la compañía de Rocky y su novia durante un par de días.
La adorable pareja
Rocky no sólo me dio una nueva lección, (parece que me cuesta superarla...), de que no se debe cuestionar nada sin dar la oportunidad de conocerlo, sino que además nos contagió su increíble espíritu emprendedor, su carácter abierto y activo, y por supuesto, nos dio a conocer uno de los productos estrella de Argentina, ¡la chipa! (Si hay algún polaco leyendo esto que no se asuste, es una comida hecha a base de almidón de mandioca y queso). Un tentempié que a partir de ese momento no nos abandonaría tanto en cafeterías, puesto ambulantes o vendedores en los buses.
¡A la rica chipa!
En los pocos días que pasamos en la ciudad de las esculturas, Resistencia, pudimos dar fe de ese apodo que se ha ganado la ciudad, con obras escultóricas prácticamente en cada esquina, pudimos también empezar a darnos cuenta que en Argentina el horario de la comida y la siesta es algo así como Patrimonio Cultural, y que o te adaptas o pasarás hambre. Rocky nos deleitó con una visita histórico-cultural por su pueblo, Fontana, con un pasado industrial y un presente armónico. Pudimos también disfrutar de una animada y deliciosa comida junto con Rocky y su familia, en la que descubrimos la sopa paraguaya, (la primera sopa en mi vida que comí con tenedor), y a su graciosa lora Perla, que amenizó aún más el almuerzo. Y pudimos comprobar de sobra que la provincia de Chaco y Corrientes son conocidas como una de las zonas argentinas donde el mate supone una extensión del cuerpo de la mayoría de la gente.
Sopa paraguaya
Los caracoles con la familia de Rocky
La parlanchina lora Perla
Y por si todo esto no fuera poco, disfrutamos de un par de visitas a la bella ciudad de Corrientes, que aunque está en otra provincia, apenas está separada de Resistencia por el puente General Manuel Belgrano, de gran importancia para la comunicación económica argentina, y que une ambas ciudades salvando el paso por encima del rio Paraná. A pesar de ser una construcción que supuso un punto de inflexión en la conexión entre la zona norte central y el nordeste de Argentina, para nosotros significó una obra que adornó el atardecer, regalándonos unas fotos preciosas, protagonizadas por el rio Paraná, y el puente que rompió las barreras entre dos provincias.
Atardecer en el puente General Belgrano
El puente General Belgrano que une Corrientes y Chaco
Pero no sólo la impresionante vista del puente sobre el rio Paraná es lo que merece una visita a Corrientes. Si en el caso de Resistencia apenas pudimos encontrar demasiados atractivos de esos que te hacen apaecer un paseíto, en Corriente por el contrario pudimos dar buen gusto a nuestros ojos. Si Resistencia es la "ciudad de las esculturas", Corrientes es conocida como la "ciudad de los murales". Recorrer las calles del centro de la ciudad es toda una delicia no sólo por deleitarte con obras de arte en forma de mural representando pasajes de la historia colonial americana, sino porque esta historia está además presente en forma de casona y edificios coloniales que sirven para presenciar una clase de historia sin tener que abrir un libro.
Ewe junto a uno de los didácticos murales
Precioso mural colonial en Corrientes
Casitas coloniales en el centro de Corrientes
En total, fueron 4 días que comenzaron con cierto escepticismo personal en cuanto a qué leches hacíamos en Resistencia, para luego transformarse en una mini aventura compuesta por un encuentro con personas maravillosas, de aquellas que unas pocas horas sirven para crear una conexión especial, sabiendo que el destino tarde o temprano cruzará nuestro caminos de nuevo. Compuesta también por una ciudad que se necesita un tiempecito y unos ojos abiertos para percibir su encanto y su acogida a toda persona, como con la historia del perrito Fernando, que hasta cuenta con una escultura que conmemora a esta mascota famosa por pasarse cada día por las cafeterías de Resistencia esperando su ración de café con leche y la media luna correspondiente (croissant). Y compuesta además por otra ciudad que nos descubrió algunos de los mejores alfajores probados hasta ese momento, y un arte colonial que te recuerda que hay tiempos pasados crueles, pero que pueden convertirse en belleza en el presente.
Muchísimas gracias Rocky y compañía por ser unos embajadores inmejorables de vuestra tierra, y sembrar una semilla en nuestros corazones regada por vuestro cariño y luz.
¡Un abrazo!
"Si crees que la economía es más importante que el medio ambiente, intenta aguantar la respiración mientras cuentas tu dinero." Janez Potocnik, político esloveno.
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