Sonidos de claxon, contaminación,
barrios hiperpoblados, empujones para abrirse un hueco al entrar al
metro, ver la vida pasar ante tus ojos cada vez que cruzas la
calle... Esto y mucho más es lo que te puedes encontrar el pasar
unos días en El Cairo. Creo que la capital de Egipto es una ciudad
que puede dar mucho de sí, tiene barrios más tranquilos para
pasear, las famosas pirámides de Giza, el museo egipcio, el bazar...
Pero quizá fue porque sabía que esta primera etapa del viaje, antes
de viajar con Ewelina hacia América Latina, estaba a punto de
acabar, y provocó que tampoco estuviese con mucho ánimo de
descubrir rincones inóspitos, y estoy seguro que mis 5 días en El
Cairo podrían haber sido mejor aprovechados en el sentido de visitar
lugares. Y es que a ver, estos dos meses viajando he disfrutado
muchísimo, ha sido una experiencia increíble, pero ya hay ganas de
juntarme con mi compi de viaje y de vida, ¡y emprender juntitos la
aventura por tierras americanas!
Pero bueno, centrémonos en lo que El
Cairo me ha ofrecido durante esto últimos días por Egipto. Al día
siguiente de volver de la maravillosa aventura por el desierto,
planeé una de las visitas obligatorias en todo viaje a Egipto, las
pirámides de Giza. Y precisamente por ser el lugar más turístico
de Egipto, conviene ir preparado con cierta información, como saber
dónde están las entradas al recinto, el precio del ticket, qué
incluye el ticket y qué se paga aparte, los horarios, como llegar,
experiencias de otros viajeros sobre si es viable visitar las
pirámides caminando... Porque desde el momento que bajas del metro
en la estación de Giza, la cual está a unos 10 km de las pirámides,
ya comienzas a lidiar con personajes intentando timarte con excusas
como que el bus hacia las pirámides sólo está permitido para
egipcios, incluso te acompañan hasta cerca de las pirámides, y una
vez allí te dicen que aparte de las dos entradas al recinto para
turistas, hay otra entrada para estudiantes y egipcios, que es mucho
más barata, incluyendo un guía y la visita en camello... Y por
supuesto, una vez superados estos obstáculos y habiendo entrado al
recinto de las pirámides, escuchas otras perlas como que es
imposible hacer la visita a pie, que tienes que pagar por ver algo
que sabes que está incluido en la entrada, y hasta algún policía
que te dice que están a punto de cerrar, que te deja pasar pero si
les das una propina... En fin, después de viajar unas cuantas
semanas por Egipto uno se lo toma con humor estas cosas, y como he
dicho, el hacer la visita conociendo toda esta información de
antemano ayuda a lidiar con estos personajillos.
Las pirámides de Giza es otro de esos
monumentos que por muchas fotos que hayas visto de ellas, hasta que
no estás a sus pies no te haces a la idea de la magnífica obra de
construcción que hace más de 3000 años lograron crear durante el
Antiguo Imperio Egipcio. A diferencia de la época del Imperio Nuevo,
en la que los faraones contruían sus tumbas mediante largos
pasadizos bajo tierra, en la época del Imperio Antiguo las tumbas
se construían en forma de pirámide, acompañada a su lado con un
templo conmemorativo del faraón. En el caso del recinto de Giza,
está formado por las pirámides, en orden descendiente de tamaño,
de Keops, Kefrén y Mykerinos.
Pirámide de Keops
Aparte de las pirámides, en el recinto
se pueden visitar los templos correspondientes, aunque su estado de
conservación es bastante malo, las pirámides de las reinas
situadas junto a la pirámide de Mykerinos, y la Gran Esfinge
construida en honor del faraón Kefrén.
Pirámides de Giza
Pirámides de Giza y el viajero
La verdad es que el hecho de que nada
más entrar al recinto la primera pirámide que te encuentras sea la
de Keops, la más grandes, hace que después, sobre todo la pirámide
de Mykerinos, no se aprecie tanto. Aunque por suerte, no sólo en
tamaño se diferencian, sino que cada una tiene sus detallitos que la
hacen única. Respecto a la Gran Esfinge, igualmente espectacular y
otro gran ejemplo del ego que se podía llegar a tener. Cuando vas a
la zona de la esfinge, anda por ahí varios niños expertos en
fotografía en perspectiva, que por una propinilla te hacen unas
fotos muy chulas para el recuerdo.
AVISO: las fotos que veréis a
continuación son de alto contenido turista de toda la vida... :-D
Al día siguiente de la visita a Giza,
tocó otro de los “debe” en Egipto, el Museo Egipcio. Un lugar en
el que te puedes tirar horas y horas sumergido en la historia egipcia
o entre los secretos de los tesoros rescatados de tumbas como la de
Tutankamon. A nivel personal, destacaría la zona dedicada a los
sarcófagos, no por lo que significan, sino por el nivel de detalle
con el que los construyeon, con vivos colores y dibujos que te dan
pistas de cómo era la persona que ahí fue enterrada. Una vez más,
dentro del museo está prohibido hacer fotos, así que es una èna
que no pueda documentar estas palabras con material grafico... Si
queréis prueba ya sabéis, ¡a visitar El Cairo! :-P
Y por último en lo que respecta a las
visitas por El Cairo, quedó darse un paseillo por El Cairo Islámico
y el bazar. Se agradece encontrar un lugar así en medio del bullicio
del centro de la ciudad, con menos contaminación, menos gente, más
tranquilidad... Aunque eso sí, mientras vas paseando por las calles
de la zona islámica, hay que andarse con mil ojos para evitar
chocarse con las continuas motos que van pasando a milímetros de tí,
o con los comerciantes que empujan grandes carros con los productos
para vender en el mercado. La primera parte del barrio islámico,
empezando la visita entrando por la puerta norte de la muralla que
rodea el barrio, es la más tranquila, con calles más anchas, y
donde se encuentran las principales mezquitas, como la de Al-Hakim o Ibn Tulun, la más grande y antigua de El Cairo.
A lo largo de esta primera parte del
barrios islámico, aparte de encontrarte cada pocos pasos una nueva
mezquita, existen bonotos edificios de clásica arquitectura arábica.
Y así, según vas andando, las calles
se van estrechando, la densidad de gente comienza a aumentar, los
gritos de los comerciantes empiezan a aparecer, como no... ¡vamos
llegando al bazar!
Como suele ser habitual en los mercado
al aire libre en Egipto, gran cantidad de puestos de frutas, carnes y
pescados en un aparente no muy buen estado higiénico, comida rápida,
ropa, alfrombras... El mejor sitio para sumergirte en la vida local y
no atraer miradas típicas hacia el turista ya que la gente está
suficientemente ocupada tratando de conseguir buenos productos
mediante los más expertos regateos.
Y con todo esto finalizó mi estancia
en El Cairo, donde pude disfrutar de la vida local a través del
couchsurfer que me alojó, Mohamed, con el que tuve el placer de
compartir varias charla sobre su cultura, sus inquietudes, su
filosofía de vida... El siguiente paso, vuelo para hacer escala de
un día en Barcelona, donde encontrarme con la otra protagonista de
la nueva etapa del viaje, Ewelina, y juntitos poner rumbo hacia el
continente latinoamericano. Será todo un contraste de clima, de
paisajes, de idioma, de cultura, de personas, de comida... Para saber
más sobre nuestro encuentro y llegada al primer destino americano,
México, ¡estad atentos al siguiente post!
¿Te das cuenta que las pequeñas
cosas que nos hacen disfrutar no las hacemos por vergüenza hacia los
demás? ¡Corre, baila, grita, ríe a carcajadas! Si alguien te mira
mal por ello, es porque en su interior también lo siente pero no es
capaz de sacarlo como tú ¡Saquemos el niño que llevamos dentro!
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