miércoles, 16 de abril de 2014

¡Nos han robado!... ¡Gracias!

Sí amiguitos y amiguitas, lo que hasta ese momento había sido un cúmulo de gente maravillosa, experiencias gratificantes y un sonreir constante, se truncó por un par de chavalillos que al montarnos en el bus que nos llevaría desde Otavalo a Quito, decidieron convertirnos en su próximo objetivo. Eso sí, la maniobra fue impecable, montarnos, dejar las mochilas pequeñas en el suelo, sentarnos, al de unos minutos arrancar el bus, al de un par de kilómetros bajándose los chavales diciendo que se habían equivocado de bus, pero con el deseado botín que hasta ese momento ni nos dimos cuenta que ya había cambiado de dueños. No fue hasta más o menos la mitad del viaje, que Ewe fue a echar mano de su MP3 en la mochila, y se dio cuenta que habían desaparecido el susodicho, aparte de la cámara de fotos y el ebook, vamos... que no eran tontos...


Con esto no sólo desaparecían de nuestras pertenencias unos objetos electrónicos con esqueleto de metal y plástico, sino además la herramienta que nos permitía guardar un recuerdo visual de este sueño que estamos cumpliendo, la herramienta que permitía a Ewe viajar hacia un mundo de sonidos relajantes y familiares que cubrían la contaminación de las interminables canciones de desamor y las peliculas violentas de los buses, la herramienta que nos permitía evolucionar en algo más que experiencias viajeras, añadiendo conocimientos a través de la literatura, y no menos importante, una postal en el interior del ebook regalo de John Alex y Lucía, nuestros amigos de Medellín, con un mensaje que expresaba la consecuencia de un encuentro mágico.

Pero en este post no pretendo transmitir lamentaciones, ni un mensaje pesimista, aunque a decir verdad, los días siguientes al robo esas sensaciones fueron las protagonistas, sumergiéndonos sin darnos cuenta en una espiral de desanimo y pérdida de fe en la especie humana. Hasta aquí simplemente la narración de los hechos, a partir de ahora, las consecuencias, y no me refiero a las consecuencias materiales, que esas son más que evidentes, sino a las consecuencias en forma de aprendizaje, en forma de aprovechar una experiencia, en origen negativa. para extraer de ella una evolución personal, un mensaje, en forma de lección de vida. Porque cualquier experiencia que vivimos depende sólo de nosotros, sobre todo cuando no son muy agradables, que se queden simplemente en eso, en experiencias que hagan crecer en nosotros sentimientos negativos que serán muy difíciles de eliminar, o convertirlas en lecciones de las que poder sacar un beneficio para nuestro desarrollo.


A nivel personal, el incidente del robo supuso no sólo la pérdida de ciertos objetos materiales, sino sobre todo una bofetada a mi confianza en el mundo, un golpe a la sensación de que cumpliendo un sueño que te hace verdaderamente feliz, y con una actitud positiva ante la vida y las personas no era posible que algo malo te pueda pasar. Sin embargo, haciendo honor a la infalible expresión “el tiempo lo cura todo”, y con curar me refiero a ser capaces de ir más allá de los hechos, con el paso de los días ese pesimismo y desilusión se fue convirtiendo en la aceptación de que todo los que nos pasa, TODO, es responsabilidad nuestra, tratándolo desde una perspectiva kármica de acción-reacción, válido tanto para cristianos, musulmanes, budistas e incluso científicos a través del amigo Newton. En cada vertiente con diferentes formas, pero con el mismo mensaje.

No deberíamos negar nunca esta responsabilidad que existe a lo largo de nuestra vida, aunque por naturaleza humana, siempre nos es más fácil culpar a otros y convencernos a nosotros mismo de que no hacemos nada malo. Algo que desde nuestra infancia ya estaba presente cuando echábamos la culpa de alguna trastada al perro, gato o hermanito pequeño, (se nota que tengo hermana mayor eh!) Vaaaale, al revés también pasa muchas veces... :-P Sé que para aquellos que no seáis muy aficionados a la ley de acción-reacción esto no tendrá sentido alguno, pero tranquilos, ¡que tengo argumentos para todos! Jeje


Por otro lado, vivimos continuamente situaciones en nuestra vida con otras personas, en las que suceden cosas que van en contra de lo que nos gustaría, ante las que reaccionamos de manera precipitada sacando conclusiones con una pobre base sobre la que se puedan apoyar. Por ejemplo, hemos quedado con alguien y ya se está retrasando 15 minutos, la mayoría nos enfadaríamos y pensaríamos que esa persona nos está faltando al respeto. Sin embargo, ¿por qué lo primero que pensamos no es que quizá le haya pasado algo a esa persona? No algo grave, sino que simplemente puede haber sucedido una avería en el metro o se le olvidó algo en casa que le hizo regresar. El motivo es que generalmente, las acciones que nos afectan procedentes de otras personas nos las tomamos de forma personal, o lo que es lo mismo, nuestro ego asoma la cabecita. Normalmente cuando alguien nos hace algo, no es una acción dirigida específicamente hacia nosotros, sino que es algo que esa persona haría indepedientemente de quien tuviera enfrente. En cuanto a nuestro robo, no conocemos las circunstancias de la persona que nos robó, no conocemos sus necesidades, su entorno familiar, el entorno en el que creció, la educación que recibió ni su nivel de desarrollo espiritual. Con esto no quiero decir que lo que esta persona hizo fuese correcto, sino que hizo lo que hizo como resultado de la combinación de todo esos factores: entorno familiar, cultural, educativo, social...

Soy de la opinión que todos somos como cebollas. En la parte más interna reside nuestro ser más puro, aquel que se muestra nada más nacer y en la primera infancia, cuando aún no tenemos influencias externas. Rodeando a esta parte interna, se van formando capas procedentes de diferentes fuentes: la familia, los amigos, los medios de comunicación, la escuela, universidad, libros que leemos... En ocasiones, desgraciadamente no muchas, todas esas capas externas no son coherentes con ese ser del núcleo, ese ser que al nacer lleva debajo del brazo una hoja en blanco, la cual se va rellenando a medida que crecemos y vivimos experiencias, ese ser que no acarrea por naturaleza deseos de violencia, de poder, de dinero, de robar... Y por esta incoherencia entre la parte interna y las capas externas, éstas últimas acaban pudriéndose, dejando el interior tan escondido entre las capas podridas que es muy difícil llegar a él.


Por ello, doy gracias a la experiencia del robo, por hacerme ver una vez más que una cosa son las teorías de la vida y otra ponerlas en práctica, por recordarme que no debemos juzgar a las personas, que todos poseemos influencias externas que nos desvían de nuestro interior puro, que no debemos aferrarnos a las cosas materiales, dándonos cuenta de que NADA en la vida es permanente, y por mostrarme que las lecciones más provechosas son las que nos parecen más duras.

"Tomemos cada experiencia por dolorosa que sea, con alegría. Pensemos en que nos da el material didáctico suficiente para la autorrealización" Samuel Weor

6 comentarios:

  1. Muy buena reflexion y post Ivan! Comparto 100% la misma y de hecho pensar asi es lo que muchas veces me permite hacer mi trabajo lo mejor posible...e un mundo dificile...

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    1. Hola Tutuna! Gracias por el comentario. Sí, es un mundo difícil, pero como dice el amigo John Alex en el comentario de abajo: "Ningún mar en calma hizo experto a un marinero". Un abrazo!

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  2. Naturalmente cuando se quiere a alguien uno desea que nada malo le pase y por eso lucia y yo lamentamos mucho el percanse por el que pasarón. Al mismo tiempo nos alegra ver que saquen enseñanzas de estas experiencias y que sigan adelande con sus sueños, recordando la frase de Bonbury “Ningún mar en calma hizo experto a un marinero"

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    1. Síiii!! Nada ni nadie nos puede parar en el camino de ir cumpliendo nuestros sueños, y si algo se atreve a intentar evitarlo, le devolveremos una sonrisa y un gracias por ayudarnos a crecer. Os queremos!

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  3. ivantxu los disgustos son inesperados siempre np ,hay que andar con mil ojos hoy dia :( hay gente que no es consciente de el mal que hace y de sus consecuencias. un abrazo para los dos!!!

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    1. Señor Elias! Pues sí, aunque no sea muy agradable hay que ser realistas y andar con cuidado en algunas situaciones. De todas formas, ya sea que nos roben o cualquier otro incidente, sólo nosotros somos los responsables de que nos afecte de forma negativa.... un abrazo apañero!!

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