miércoles, 30 de abril de 2014

Llegamos a Cuenca, la ciudad de las iglesias, y de un santo estadounidense

Tras 4 inolvidables y energéticos días pasados en compañía de loos devotos de la finca Vrindavan, tocaba volver a la "realidad" de la civilización. Pero para que el shock del cambio no fuese demasiado fuerte, escogimos una ciudad de esas en las que puedes encontrar muchos rincones para pasear con tranquilidad, y en la que además no esperaba una gran bienvenida por parte de nuestro primer couchsurfer en Ecuador.

Así que tras despedirnos de Gopal, Nitia, la madre Bhakti, el perro "Cejas" y resto de increíbles personas que conocimos en el templo, pusimos rumbo primero a Rio Negro, para luego tomar al vuelo el bus hacia Ambato, y finalmente viajar desde Ambato hasta Cuenca. En total, un viaje durillo pero compensado por los paisajes que nos ofrecía la improvisada pantalla de la ventanilla del bus, que nos recordaban al encanto de la Toscana con diferentes campos de cultivo, formando un cuadro paisajístico obra de la naturaleza y el hombre.

Al llegar a Cuenca ya de noche, fuímos al encuentro de David, el couchsurfer estadounidense que nos alojaría durante nuestra estancia en Cuenca. David es un jubilado de 73 años, que al igual que muchos otros jubilados estadounidenses, optan por venirse a Cuenca para pasar esa etapa, aprovechando los bajos precios de un país en el que la moneda también es el dólar, y sobre todo el ritmo de vida tranquilo y cercano propio de Ecuador. Pero cuando os hablo de una persona de 73 años, no os imaginéis a los típicos abuelitos cuya vida gira en torno a las obras de construcción de edificios, el dominó y dar de comer a las palomas... El amigo David tenía una vida social que muchos envidiarían, e incluso hace menos de 2 años se pegó un pedazo de viaje en moto por Sudamérica. Sé que es muy fácil decir algo así teniendo 30 años y sin impedimentos físicos, pero creo que muchas personas mayores, una vez jubiladas, pierden el sentido de sus vidas, dedicándose a partir de ese momento a esperar lo inevitable, y durante esa etapa convertir la protesta en su principal afición. Seguro que muchos tendrán dolencias o enfermedades que les impedirán llevar una vida más activa, pero como he dicho varias veces, nosotros somos responsables de todo lo que nos pasa, y de la misma manera capaces de cualquier cosa.

Nuestro querido David durante la excursión por el parque natural de Cajas

En principio la idea era quedarnos en Cuenca unos 4-5 días, ¡esta vez de verdad! :-D Pero un paquete que nos había enviado mi familia desde España a casa de David en Cuenca estaba aún en camino, y por problemas en la aduana y por el pausado ritmo laboral de algún funcionario, finalmente el paquete llegó 9 días después de nuestra llegada a Cuenca, así que el pobre David tuvo que sufrir nuestra invasión durante unos cuantos días...jeje. Aunque eso sí, si hay que estar 9 días esperando en un mismo lugar, qué mejor que hacerlo en la pedazo casa de nuestro nuevo amigo, con una habitación y baño para nosotros solitos, y una cocina que presenció el arte gastronómico polaco-vasco.

Con David, Krishta (su chica), Ewe con cambio de look y el caracol

En cuanto a lo que es la ciudad de Cuenca, la verdad que desde el primer momento paseando a lo largo del río Tomebamba, vimos claro el por qué de que tantos jubilados extranjeros vengan a esta ciudad a vivir. A pesar de que Cuenca es famosa principalmente por su centro histórico, de lo cual damos fe, al privilegio de estar alojados en la casa de David, unimos su ubicación, en frente del paseo del rio Tomebamba, lo que nos obligaba a caminar por la ladera del rio durante 40 minutos para llegar al centro de la ciudad, ¡bendita obligación!

El rio Tomebamba aprovechado para hacer la colada. A ver si descubrís a Wally echando la siesta 

 Camino hacia el centro por el rio Tomebamba

En lo ue respecta al centro histórico de Cuenca, una nueva delicia para pasear un perderse por su calles, descubriendo en cada giro de esquina nuevas casa de la época colonial, en las que los siglos han sido indulgentes permitiéndonos caminar en nuestra imaginación entre la burguesía del siglo XVIII, al igual que el descubrimiento de las... no fuimos capaces de contar todas... iglesias de la ciudad, consecuencia del gran auge de la religión católica durante muchos años, provocando la construcción de un gran número de templos en muy poco espacio.

Centro histórico de Cuenca 

Catedral Nueva de Cuenca

Calle del centro histórico

Aunque a modo personal, la mayor delicia para la vista y la cámara de fotos a nivel arquitectónico es la combinación de estos dos principales atractivos de Cuenca, el paseo del rio Tomebamba y los edificios históricos. De forma que a medida que seguíamos nuestro paseo por el curso del rio y nos adentrábamos por el borde del centro histórico, a cada paso descubríamos nuevos edificios que se convertían en nuestra fotografía favorita de la ciudad.

El Barranco a orillas del Tomebamba 


El puente roto

Calle a las afueras del centro histórico

La verdad que con el tema del paquete y estar esperando tantos días, pudimos aprovechar para poner al día temas como el blog, el cambio de look de Ewe que habéis visto en una foto anterior, degustar la buena mano en la cocina de Khrista, la novia de David, hacer ruta de restaurantes vegetarianos por la ciudad, hacer un tour fugaz con David por el parque natural de Cajas, e incluso asistir a un concierto de música clásica, ¡el réquiem de Mozart! Y es que otro de los motivos por los que pasar la jubilación en Cuenca es una maravilla, es que organizan a menudo actividades culturales gratuitas, y si además son de la talla del réquiem de Mozart representado en la Antigua Catedral de Cuenca, pues ni te cuento... Mi primer concierto de música clásica, gratis, el réquiem de Mozart, ¡y encima en Ecuador!

Coro de Cuenca durante el concierto

Tmbién aprovechamos para hacer una de las visitas típicas y obligadas en Cuenca, la fábrica de los sombreros Panamá, lo cuales, curiosamente tienen origen en Ecuador, pero se comenzaron a usar en gran medida por los obreros que construían el canal de Panamá, y la gente que les veía pensaban que eran sombreros fabricados en el país panameño, y por ello comenzaron a llamarse sombreros de Panamá. Me gstaría ir a Panamá a ver si allí cuentan la misma historia....jeje. El tema es que la visita a la fábrica es muy recomendable, te explican de forma gratuita todo el proceso de elaboración del sombrero. Desde la recolección de la paja toquilla con la que se fabrica, hasta el procedimiento para darle la forma deseada y el diseño. Toda una obra artesanal en la que participan muchas personas, destacando especialmente por mi parte a las campesinas que durante horas en incluso días permanecen sentadas tejiendo un solo sombrero con sus habilidosas  manos con las hebras de paja toquilla para dar la primera forma al adorno.

Tienda de la fábrica de sombrero Panamá 

Durante el casting para la pasarela de verano

En definitiva, a pesar de vernos "obligados" a estar en Cuenca más tiempo del habitual, la combinación de un anfitrión que nos trató como a sus propios hijos con una ciudad preciosa, maravillosa, y en la que vivimos una Semana Santa llena de gente, puestitos de comida, algodones de azúcar y manzanas con caramelo. ¡Gracias por la gran acogida Cuenca!

Vista de Cuenca

"No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos". Albert Einstein

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