jueves, 17 de abril de 2014

De visita por el centro histórico de Quito, el mejor conservado de Latinoamérica... y el más contaminado


Para los que seguís nuestras aventuras no es ningún secreto que no somos muy fanático a las grandes ciudades. Existen diferentes tipos de personas, y en este sentido, hay gente que disfruta con el ajetreo de la urbe, el ruido de los coches, tiendas por todas partes... Y hay otros que como nosotros, al menos mientras viajamos, disfrutamos más de lugares más reducidos, con más cercanía entre la gente, de esos que en un par de días sus habitantes ya te saludan al reconocerte y en los que incluso puedes llegar a dar indicaciones a los viajeros recién llegado. Entonces, ¿qué leches pintamos en Quito, la capital y mayor ciudad de Ecuador? Pues... lo primero que había llegado a nuestros oídos que tiene uno de los centros históricos más bonitos de Sudamérica, aunque conociendo la fama que tenemos los latinos a engrandecer nuestra tierra nunca se sabe, y segundo, que tras la experiencia del robo, necesitábamos una operación consumista para recuperar algunos de los objetos robados, y a decir verdad, si algo bueno tiene una ciudad, es que es más fácil comprar cualquier cosa, o eso pensábamos...

Desde Otavalo, habíamos contactado con un couchsurfer de Quito para que nos alojara durante nuestra estancia en la capital, peeeero, no sé si el día que viajamos hacia Quito era de esos en los que tu paciencia y comprensión se vuelven tus mejores amigas, al robo en el bus sumamos el hecho de que el couchsurfer no se presentó a la cita ni contestó a las llamadas que le hicimos, así que tocaba buscar alojamiento. Lo de buscar alojamiento, es una tarea que según nuestra experiencia requiere paciencia y no estar desesperado por encontrar algo rápido. Y después de un día lleno de retos psicológicos y físicos, ninguna de las dos condiciones se daba... :-D Así que tras preguntar en un par de hostales de la zona de Mariscal, la zona turística por excelencia, y comprobar que o estaban llenos o se nos salían de presupuesto, finalmente acabamos en un hotel más o menos decente, que aunque más caro de lo que estamos acostumbrados, dentro de las opciones por la zona no estaba mal, a pesar de tener divertidas peleas por el agua caliente. (Por supuesto que se pueden encontrar habitaciones a precios tirados, pero teniendo la posibilidad, también miramos el poder estar cómodos...)

Zona de Mariscal

Los dos primeros días en Quito los pasamos intentando recuperarnos del golpe moral por el robo, tal y como comenté en el post anterior, e intentando recuperarnos materialmente, lo cual vimos que no iba a ser tan fácil, ya que o los precios de los objetos (MP3) eran elevadísimos comparados con Europa, o encontrar la cámara que habíamos perdido se convirtió en una cuestión de orgullo. Para no enrollarme mucho, tras hacer un tour intensivo por centros comerciales y hablar con contactos pudimos comprar el MP3 y la cámara, lo cual ayudó a ir recuperando la normalidad y los ánimos perdidos.

En cuanto a Quito, más o menos lo esperado. En lo que respecta al centro histórico los rumores... totalmente ciertos. Una gran extensión de edificios e iglesias de la época colonial, catalogados como “las edificaciones coloniales mejor conservadas de América Latina”, y, a modo de curiosidad, siendo este centro histórico, junto a Cracovia (Polonia), los primeros lugares declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.

Basílica del Voto Nacional 

Centro histórico de Quito

En cuanto a arquitectura es toda una delicia caminar por las calles del centro histórico, combinando lujosas casa burguesas, con edificios gubernamentales, animadas plazas en las que te puedes sumergir en la vida social quiteña, e incluso enterarte de las conflictos sociales de actualidad en el país, como la intención de explotar el parque natural amazónico de Yasuní por parte de empresas petrolíferas, por supuesto que cuentan con el apoyo del gobierno, que ya se frota las manos ante la llegada de dinerito fresco aunque sea a costa de quitar sus casas a comunidades indígenas... El hombre y el poder, cuando acabará esa contaminante relación...

Movilización por Yasuní en la plaza de la Independencia

Y hablando de contaminación, he presenciado la nube negra que muchos días se puede ver desde las afueras de ciuddes como Madrid y Barcelona, fuimos testigos de la cantidad de basura que se puede acumular en el suelo de algunas ciudades mexicanas, pero la espesa nube de contaminación que expulsan los buses en el centro de Quito en cada aceleración, unido a la distribución en pendiente de la zona, era para taparse la cara cada vez que pasabas al lado de un bus. No me extraña que cada vez que llegásemos al alojamientos el agua saliese ennegrecida al ducharnos... ¡Nos duchamos cada día eh! No penséis mal...jeje

A pesar de esto, para ser justos, hay que decir que merece mucho la pena la visita al centro histórico, en el que el lugar que ganó el primer premio en los prestigiosos Ivan's Best Places Awards in the Historical Centre of Quito fue la calle de La Ronda, que a pesar de un nombre tan español, sus orígenes son indígenas. Es una calle conocida sobre todo por su pasado bohemio y cultural, ya que presenció la creatividad de pintores, poetas y músicos durante principios del siglo XX. Actualmente, intenta mantener esta atmósfera cultura a través de diferentes galerías y tiendas de artesanía, y cierto aire bohemio con restaurantes que esconden en su interior acogedoras terrazas, que invitan a degustar las gastronomía típica de la zona, como el llapingacho o el locro, este último uno de nuestro nuevos amigos culinarios durante el viaje por Ecuador.

Calle La Ronda 

Calle La Ronda

 Locro de queso con aguacate y choclo frito


Después de estos primeros días en Quito, decidimos hacer una escapadita a la costa del Pacífico, que aunque aún nos quedaban algunas cosillas por ver en Quito, como la idea era desde la costa volver al interior, nos pillaba de paso quedarnos luego algún día más en la capital...

Tras mucha deliberación, el lugar escogido en la costa fue Mompiche, y pequeñísimo pueblo, en el que la vida gira en torno al surf, la playa, el marisco y la tranquilidad, ¡perfecto para nosotros! Excepto el marisco, que para los vegetarinos no es muy apreciado, y el surf, que aunque sí que es apreciado, en nuestro caso el que no lo sabe apreciar es nuestro equilibrio...jeje.

Principal y prácticamente única calle de Mompiche 

 El icono de Mompiche

Playa de Mompiche

De vuelta a Quito, el principal motivo para parar por segunda vez en la ciudad fue la visita a la ciudad del Mitad del Mundo, a una hora en bus de Quito, aunque de forma inesperada esta segunda estancia en la ciudad nos regaló el encontrarnos con Rafa, un viajero polaco que lleva ya a sus espaldas más de 10 años viajando, bueno, más que en sus espaldas en sus piernas, ya que viaja en bici. Un chico muy auténtico, siempre sonriente y que transmitía una gran energía, además fue toda una delicia asistir a uno de sus conciertos callejeros con los que se gana el dinerito para ir viajando.

Nuestro nuevo amigo polaco en plena actuación

En cuanto a la Ciudad del Mitad del Mundo, para qué explicar algo que su propio nombre indica claramente...jeje. Se trata de un pequeño pueblo-museo por el que pasa la línea del ecuador, donde la latitud es 0º 0' 0'', o lo que es lo mismo, la línea que cruza la tierra por su zona más cercana al Sol, o la línea en donde se equilibran las fuerza producidas por la rotación de la Tierra. Al llegar a la ciudad, conociendo los típicos experimentos como que el agua circula en diferentes sentidos a un lado y a otro de la línea, o lo que es lo mismo, que al tirar de la cisterna en Australia el agua girará en un sentido y en España en sentido contrario, pues me esperaba encontrar estas sencillas demostraciones en el lugar, pero para sorpresa nuestra nada de nada. Alguna exposición de pinturas, de la historia de la medición con coordenadas, el típico monumento para hacer la foto... pero en cuanto a experimentos físicos, cero.

Ciudad de Mitad del Mundo

¿El motivo? Lo descubrimos durante nuestra visita al museo Intiñan, a unos metros saliendo de la Ciudad de la Mitad del Mundo. Y es que resulta que a lo largo de los años se ha ido mejorando la precisión en las mediciones de la línea ecuatorial, y aunque hace unos años los métodos no eran muy avanzados, supongo que el gobierno de Ecuador andaba con prisa por empezar a sacar sustento económico del privilegio de estar situados en la latitud 0, y construyeron la Ciudad de la Mitad del Mundo sobre lo que hace años se consideraba la línea ecuatorial. Sin embargo, posteriores avances en los sistemas de medición demostraron que la línea se encontraba a escasos metros de su ubicación original, exactamente en el lugar donde actualmente se encuentra el museo Intiñan. Es por ello que en l visita a la Ciudad no encuentras ningún experimento físico, más que nada porque quedarían bastante mal, y es en el museo Inquiñán donde sí que pudimos disfrutar como enanos de ver como el agua giraba en sentidos diferentes simplemente moviendo el barreño unos centímetros, o como debido a la anulación en la línea ecuatorial de las fuerza originada por la rotación terrestre, es más sencillo colocar un huevo sobre un clavo y lograr mantenerlo en equilibrio, (aunque ni aún así mi paciencia pudo lograrlo...)

Cada uno en diferentes hemisferios 

En plena concentración... 

Poniendo a prueba el equilibrio con las fuerzas de la línea ecuatorial

En definitiva, en mi opinión, uno se puede ahorrar el dinero y el tiempo en visitar la Ciudad de la Mitad del Mundo, y dedicarte a explorar los rincones del museo Inquiñán y pasarlo como un enano recordando clases de física en el colegio.

Con todo esto ponemos fin a la etapa quiteña, prejuzgadamente no muy apetecible por tratarse de una gran ciudad, pero a posteriori una gran experiencia histórica, física, gastronómica y natural. Aunque para experiencia natural, nada como el próximo destino, Baños de Agua Santa, toda una delicia para los amantes de la madre tierra y para ver su potencial en todo su esplendor. ¡No os lo perdáis en el próximo post!

¡Abrazos!

"No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana". Pierre Teilhard de Chardin

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