Para los que seguís nuestras aventuras
no es ningún secreto que no somos muy fanático a las grandes
ciudades. Existen diferentes tipos de personas, y en este sentido,
hay gente que disfruta con el ajetreo de la urbe, el ruido de los
coches, tiendas por todas partes... Y hay otros que como nosotros, al
menos mientras viajamos, disfrutamos más de lugares más reducidos,
con más cercanía entre la gente, de esos que en un par de días sus
habitantes ya te saludan al reconocerte y en los que incluso puedes
llegar a dar indicaciones a los viajeros recién llegado. Entonces,
¿qué leches pintamos en Quito, la capital y mayor ciudad de
Ecuador? Pues... lo primero que había llegado a nuestros oídos que
tiene uno de los centros históricos más bonitos de Sudamérica,
aunque conociendo la fama que tenemos los latinos a engrandecer
nuestra tierra nunca se sabe, y segundo, que tras la experiencia del
robo, necesitábamos una operación consumista para recuperar algunos
de los objetos robados, y a decir verdad, si algo bueno tiene una
ciudad, es que es más fácil comprar cualquier cosa, o eso
pensábamos...
Desde Otavalo, habíamos contactado con
un couchsurfer de Quito para que nos alojara durante nuestra estancia
en la capital, peeeero, no sé si el día que viajamos hacia Quito
era de esos en los que tu paciencia y comprensión se vuelven tus
mejores amigas, al robo en el bus sumamos el hecho de que el
couchsurfer no se presentó a la cita ni contestó a las llamadas que
le hicimos, así que tocaba buscar alojamiento. Lo de buscar
alojamiento, es una tarea que según nuestra experiencia requiere
paciencia y no estar desesperado por encontrar algo rápido. Y
después de un día lleno de retos psicológicos y físicos, ninguna
de las dos condiciones se daba... :-D Así que tras preguntar en un
par de hostales de la zona de Mariscal, la zona turística por
excelencia, y comprobar que o estaban llenos o se nos salían de
presupuesto, finalmente acabamos en un hotel más o menos decente,
que aunque más caro de lo que estamos acostumbrados, dentro de las
opciones por la zona no estaba mal, a pesar de tener divertidas
peleas por el agua caliente. (Por supuesto que se pueden encontrar
habitaciones a precios tirados, pero teniendo la posibilidad, también
miramos el poder estar cómodos...)
Zona de Mariscal
Los dos primeros días en Quito los
pasamos intentando recuperarnos del golpe moral por el robo, tal y
como comenté en el post anterior, e intentando recuperarnos
materialmente, lo cual vimos que no iba a ser tan fácil, ya que o
los precios de los objetos (MP3) eran elevadísimos comparados con
Europa, o encontrar la cámara que habíamos perdido se convirtió en
una cuestión de orgullo. Para no enrollarme mucho, tras hacer un
tour intensivo por centros comerciales y hablar con contactos pudimos
comprar el MP3 y la cámara, lo cual ayudó a ir recuperando la
normalidad y los ánimos perdidos.
En cuanto a Quito, más o menos lo
esperado. En lo que respecta al centro histórico los rumores...
totalmente ciertos. Una gran extensión de edificios e iglesias de la
época colonial, catalogados como “las edificaciones coloniales
mejor conservadas de América Latina”, y, a modo de curiosidad,
siendo este centro histórico, junto a Cracovia (Polonia), los
primeros lugares declarados Patrimonio Cultural de la Humanidad por
la UNESCO.
Basílica del Voto Nacional
Centro histórico de Quito
En cuanto a arquitectura es toda una
delicia caminar por las calles del centro histórico, combinando
lujosas casa burguesas, con edificios gubernamentales, animadas
plazas en las que te puedes sumergir en la vida social quiteña, e
incluso enterarte de las conflictos sociales de actualidad en el
país, como la intención de explotar el parque natural amazónico de
Yasuní por parte de empresas petrolíferas, por supuesto que cuentan
con el apoyo del gobierno, que ya se frota las manos ante la llegada
de dinerito fresco aunque sea a costa de quitar sus casas a
comunidades indígenas... El hombre y el poder, cuando acabará esa
contaminante relación...
Movilización por Yasuní en la plaza de la Independencia
Y hablando de contaminación, he
presenciado la nube negra que muchos días se puede ver desde las
afueras de ciuddes como Madrid y Barcelona, fuimos testigos de la
cantidad de basura que se puede acumular en el suelo de algunas
ciudades mexicanas, pero la espesa nube de contaminación que
expulsan los buses en el centro de Quito en cada aceleración, unido
a la distribución en pendiente de la zona, era para taparse la cara
cada vez que pasabas al lado de un bus. No me extraña que cada vez
que llegásemos al alojamientos el agua saliese ennegrecida al
ducharnos... ¡Nos duchamos cada día eh! No penséis mal...jeje
A pesar de esto, para ser justos, hay
que decir que merece mucho la pena la visita al centro histórico, en
el que el lugar que ganó el primer premio en los prestigiosos Ivan's
Best Places Awards in the Historical Centre of Quito fue la calle de
La Ronda, que a pesar de un nombre tan español, sus orígenes son
indígenas. Es una calle conocida sobre todo por su pasado bohemio y
cultural, ya que presenció la creatividad de pintores, poetas y
músicos durante principios del siglo XX. Actualmente, intenta
mantener esta atmósfera cultura a través de diferentes galerías y
tiendas de artesanía, y cierto aire bohemio con restaurantes que
esconden en su interior acogedoras terrazas, que invitan a degustar
las gastronomía típica de la zona, como el llapingacho o el locro,
este último uno de nuestro nuevos amigos culinarios durante el viaje
por Ecuador.
Calle La Ronda
Calle La Ronda
Locro de queso con aguacate y choclo frito
Después de estos primeros días en
Quito, decidimos hacer una escapadita a la costa del Pacífico, que
aunque aún nos quedaban algunas cosillas por ver en Quito, como la
idea era desde la costa volver al interior, nos pillaba de paso
quedarnos luego algún día más en la capital...
Tras mucha deliberación, el lugar
escogido en la costa fue Mompiche, y pequeñísimo pueblo, en el que
la vida gira en torno al surf, la playa, el marisco y la
tranquilidad, ¡perfecto para nosotros! Excepto el marisco, que para
los vegetarinos no es muy apreciado, y el surf, que aunque sí que es
apreciado, en nuestro caso el que no lo sabe apreciar es nuestro
equilibrio...jeje.
Principal y prácticamente única calle de Mompiche
El icono de Mompiche
Playa de Mompiche
De vuelta a Quito, el principal motivo
para parar por segunda vez en la ciudad fue la visita a la ciudad del
Mitad del Mundo, a una hora en bus de Quito, aunque de forma
inesperada esta segunda estancia en la ciudad nos regaló el
encontrarnos con Rafa, un viajero polaco que lleva ya a sus espaldas
más de 10 años viajando, bueno, más que en sus espaldas en sus
piernas, ya que viaja en bici. Un chico muy auténtico, siempre
sonriente y que transmitía una gran energía, además fue toda una
delicia asistir a uno de sus conciertos callejeros con los que se
gana el dinerito para ir viajando.
Nuestro nuevo amigo polaco en plena actuación
En cuanto a la Ciudad del Mitad del
Mundo, para qué explicar algo que su propio nombre indica
claramente...jeje. Se trata de un pequeño pueblo-museo por el que
pasa la línea del ecuador, donde la latitud es 0º 0' 0'', o lo que
es lo mismo, la línea que cruza la tierra por su zona más cercana
al Sol, o la línea en donde se equilibran las fuerza producidas por
la rotación de la Tierra. Al llegar a la ciudad, conociendo los
típicos experimentos como que el agua circula en diferentes sentidos
a un lado y a otro de la línea, o lo que es lo mismo, que al tirar
de la cisterna en Australia el agua girará en un sentido y en España
en sentido contrario, pues me esperaba encontrar estas sencillas
demostraciones en el lugar, pero para sorpresa nuestra nada de nada.
Alguna exposición de pinturas, de la historia de la medición con
coordenadas, el típico monumento para hacer la foto... pero en
cuanto a experimentos físicos, cero.
Ciudad de Mitad del Mundo
¿El motivo? Lo descubrimos durante
nuestra visita al museo Intiñan, a unos metros saliendo de la Ciudad
de la Mitad del Mundo. Y es que resulta que a lo largo de los años
se ha ido mejorando la precisión en las mediciones de la línea
ecuatorial, y aunque hace unos años los métodos no eran muy
avanzados, supongo que el gobierno de Ecuador andaba con prisa por
empezar a sacar sustento económico del privilegio de estar situados
en la latitud 0, y construyeron la Ciudad de la Mitad del Mundo sobre
lo que hace años se consideraba la línea ecuatorial. Sin embargo,
posteriores avances en los sistemas de medición demostraron que la
línea se encontraba a escasos metros de su ubicación original,
exactamente en el lugar donde actualmente se encuentra el museo
Intiñan. Es por ello que en l visita a la Ciudad no encuentras
ningún experimento físico, más que nada porque quedarían bastante
mal, y es en el museo Inquiñán donde sí que pudimos disfrutar como
enanos de ver como el agua giraba en sentidos diferentes simplemente
moviendo el barreño unos centímetros, o como debido a la anulación
en la línea ecuatorial de las fuerza originada por la rotación
terrestre, es más sencillo colocar un huevo sobre un clavo y lograr
mantenerlo en equilibrio, (aunque ni aún así mi paciencia pudo
lograrlo...)
Cada uno en diferentes hemisferios
En plena concentración...
Poniendo a prueba el equilibrio con las fuerzas de la línea ecuatorial
En definitiva, en mi opinión, uno se
puede ahorrar el dinero y el tiempo en visitar la Ciudad de la Mitad
del Mundo, y dedicarte a explorar los rincones del museo Inquiñán y
pasarlo como un enano recordando clases de física en el colegio.
Con todo esto ponemos fin a la etapa
quiteña, prejuzgadamente no muy apetecible por tratarse de una gran
ciudad, pero a posteriori una gran experiencia histórica, física,
gastronómica y natural. Aunque para experiencia natural, nada como
el próximo destino, Baños de Agua Santa, toda una delicia para los
amantes de la madre tierra y para ver su potencial en todo su
esplendor. ¡No os lo perdáis en el próximo post!
¡Abrazos!
"No somos seres humanos teniendo una experiencia espiritual. Somos seres espirituales teniendo una experiencia humana". Pierre Teilhard de Chardin
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