Con esto no sólo desaparecían de
nuestras pertenencias unos objetos electrónicos con esqueleto de
metal y plástico, sino además la herramienta que nos permitía
guardar un recuerdo visual de este sueño que estamos cumpliendo, la
herramienta que permitía a Ewe viajar hacia un mundo de sonidos
relajantes y familiares que cubrían la contaminación de las
interminables canciones de desamor y las peliculas violentas de los
buses, la herramienta que nos permitía evolucionar en algo más que
experiencias viajeras, añadiendo conocimientos a través de la
literatura, y no menos importante, una postal en el interior del
ebook regalo de John Alex y Lucía, nuestros amigos de Medellín, con
un mensaje que expresaba la consecuencia de un encuentro mágico.
Pero en este post no pretendo
transmitir lamentaciones, ni un mensaje pesimista, aunque a decir
verdad, los días siguientes al robo esas sensaciones fueron las
protagonistas, sumergiéndonos sin darnos cuenta en una espiral de
desanimo y pérdida de fe en la especie humana. Hasta aquí
simplemente la narración de los hechos, a partir de ahora, las
consecuencias, y no me refiero a las consecuencias materiales, que
esas son más que evidentes, sino a las consecuencias en forma de
aprendizaje, en forma de aprovechar una experiencia, en origen
negativa. para extraer de ella una evolución personal, un mensaje,
en forma de lección de vida. Porque cualquier experiencia que
vivimos depende sólo de nosotros, sobre todo cuando no son muy
agradables, que se queden simplemente en eso, en experiencias que
hagan crecer en nosotros sentimientos negativos que serán muy
difíciles de eliminar, o convertirlas en lecciones de las que poder
sacar un beneficio para nuestro desarrollo.
A nivel personal, el incidente del robo
supuso no sólo la pérdida de ciertos objetos materiales, sino sobre
todo una bofetada a mi confianza en el mundo, un golpe a la sensación
de que cumpliendo un sueño que te hace verdaderamente feliz, y con
una actitud positiva ante la vida y las personas no era posible que
algo malo te pueda pasar. Sin embargo, haciendo honor a la infalible
expresión “el tiempo lo cura todo”, y con curar me refiero a ser
capaces de ir más allá de los hechos, con el paso de los días ese
pesimismo y desilusión se fue convirtiendo en la aceptación de que
todo los que nos pasa, TODO, es responsabilidad nuestra, tratándolo
desde una perspectiva kármica de acción-reacción, válido tanto
para cristianos, musulmanes, budistas e incluso científicos a través
del amigo Newton. En cada vertiente con diferentes formas, pero con
el mismo mensaje.
No deberíamos negar nunca esta
responsabilidad que existe a lo largo de nuestra vida, aunque por
naturaleza humana, siempre nos es más fácil culpar a otros y
convencernos a nosotros mismo de que no hacemos nada malo. Algo que
desde nuestra infancia ya estaba presente cuando echábamos la culpa
de alguna trastada al perro, gato o hermanito pequeño, (se nota que
tengo hermana mayor eh!) Vaaaale, al revés también pasa muchas
veces... :-P Sé que para aquellos que no seáis muy aficionados a la
ley de acción-reacción esto no tendrá sentido alguno, pero
tranquilos, ¡que tengo argumentos para todos! Jeje
Por otro lado, vivimos continuamente
situaciones en nuestra vida con otras personas, en las que suceden
cosas que van en contra de lo que nos gustaría, ante las que
reaccionamos de manera precipitada sacando conclusiones con una pobre
base sobre la que se puedan apoyar. Por ejemplo, hemos quedado con
alguien y ya se está retrasando 15 minutos, la mayoría nos
enfadaríamos y pensaríamos que esa persona nos está faltando al
respeto. Sin embargo, ¿por qué lo primero que pensamos no es que
quizá le haya pasado algo a esa persona? No algo grave, sino que
simplemente puede haber sucedido una avería en el metro o se le
olvidó algo en casa que le hizo regresar. El motivo es que
generalmente, las acciones que nos afectan procedentes de otras
personas nos las tomamos de forma personal, o lo que es lo mismo,
nuestro ego asoma la cabecita. Normalmente cuando alguien nos hace
algo, no es una acción dirigida específicamente hacia nosotros,
sino que es algo que esa persona haría indepedientemente de quien
tuviera enfrente. En cuanto a nuestro robo, no conocemos las
circunstancias de la persona que nos robó, no conocemos sus
necesidades, su entorno familiar, el entorno en el que creció, la
educación que recibió ni su nivel de desarrollo espiritual. Con
esto no quiero decir que lo que esta persona hizo fuese correcto,
sino que hizo lo que hizo como resultado de la combinación de todo
esos factores: entorno familiar, cultural, educativo, social...
Soy de la opinión que todos somos como
cebollas. En la parte más interna reside nuestro ser más puro,
aquel que se muestra nada más nacer y en la primera infancia,
cuando aún no tenemos influencias externas. Rodeando a esta parte
interna, se van formando capas procedentes de diferentes fuentes: la
familia, los amigos, los medios de comunicación, la escuela,
universidad, libros que leemos... En ocasiones, desgraciadamente no
muchas, todas esas capas externas no son coherentes con ese ser del
núcleo, ese ser que al nacer lleva debajo del brazo una hoja en
blanco, la cual se va rellenando a medida que crecemos y vivimos
experiencias, ese ser que no acarrea por naturaleza deseos de
violencia, de poder, de dinero, de robar... Y por esta incoherencia
entre la parte interna y las capas externas, éstas últimas acaban
pudriéndose, dejando el interior tan escondido entre las capas
podridas que es muy difícil llegar a él.
Por ello, doy gracias a la experiencia
del robo, por hacerme ver una vez más que una cosa son las teorías
de la vida y otra ponerlas en práctica, por recordarme que no
debemos juzgar a las personas, que todos poseemos influencias
externas que nos desvían de nuestro interior puro, que no debemos
aferrarnos a las cosas materiales, dándonos cuenta de que NADA en la
vida es permanente, y por mostrarme que las lecciones más
provechosas son las que nos parecen más duras.
"Tomemos cada experiencia por dolorosa que sea, con alegría. Pensemos en que nos da el material didáctico suficiente para la autorrealización" Samuel Weor
Muy buena reflexion y post Ivan! Comparto 100% la misma y de hecho pensar asi es lo que muchas veces me permite hacer mi trabajo lo mejor posible...e un mundo dificile...
ResponderEliminarHola Tutuna! Gracias por el comentario. Sí, es un mundo difícil, pero como dice el amigo John Alex en el comentario de abajo: "Ningún mar en calma hizo experto a un marinero". Un abrazo!
EliminarNaturalmente cuando se quiere a alguien uno desea que nada malo le pase y por eso lucia y yo lamentamos mucho el percanse por el que pasarón. Al mismo tiempo nos alegra ver que saquen enseñanzas de estas experiencias y que sigan adelande con sus sueños, recordando la frase de Bonbury “Ningún mar en calma hizo experto a un marinero"
ResponderEliminarSíiii!! Nada ni nadie nos puede parar en el camino de ir cumpliendo nuestros sueños, y si algo se atreve a intentar evitarlo, le devolveremos una sonrisa y un gracias por ayudarnos a crecer. Os queremos!
Eliminarivantxu los disgustos son inesperados siempre np ,hay que andar con mil ojos hoy dia :( hay gente que no es consciente de el mal que hace y de sus consecuencias. un abrazo para los dos!!!
ResponderEliminarSeñor Elias! Pues sí, aunque no sea muy agradable hay que ser realistas y andar con cuidado en algunas situaciones. De todas formas, ya sea que nos roben o cualquier otro incidente, sólo nosotros somos los responsables de que nos afecte de forma negativa.... un abrazo apañero!!
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