Bueno, relatada ya la trepidante aventura del dedo, comentaros que el siguiente destino, y como despedida de la etapa por Ecuador, fue Vilcabamba, también conocido como el Valle de la Longevidad. El nombre es debido a que Vilcabamba es conocido básicamente por la longevidad de sus habitantes. Al respecto hay varias teorías, desde las propiedades del agua de la zona, el clima o los beneficios que aporta la extensa vegetación que la rodea, aunque seguramente será por la combinación de todo ello, unida a la tranquilidad que se respira en el pueblo.
Entrada a Vilcabamba
Iglesia de Vilcabamba
Vilcabamba
Y como suele pasar en este mundo, dale una característica especial a un lugar y ya tienes el negocio montado. En este caso, es más que tentador aprovechar la fama de larga vida del pueblo para atraer a jubilados estadounidenses y gente de tercera edad en general en busca de tratamientos regenerativos, terapias alternativas, retiros espirituales, botellas de agua milagrosas... ¡Ainsss! Con lo fácil y económico que sería aceptar el paso de la edad como algo inevitable, e intentar ver la belleza que cada época en la vida tiene, (que no me oigan las empresas de estética ni los cirujanos...)
Aunque también hay que decir, que la oferta hostelera del pueblo va en consonancia con este tipo de turismo, y aunque un poquito más caros que en el resto de Ecuador, se pueden encontrar hospedajes preciosos, con unos jardines que son una delicia para pasar el rato leyendo y tomando algo.
El hostal "Jardín Escondido", en el que nos alojamos
En cuanto a cómo pasamos los días en Vilcabamba, poco que decir... Aunque no lo creáis, el peligroso percance de la lata sobre mi dedito tuvo secuelas, y estuve 3-4 días cojeando, lo cual en un lugar como Vilcabamba, rodeado de naturaleza y preciosas excursiones para hacer, no es la mejor situación. Aunque eso sí, insensato de mí, el primer día que vi que pude caminar un poco decente, me aventuré a hacer una caminata de unas cuantas horillas, lo cual se tradujo en unos paisajes muy lindos, y en un dedo de nuevo hinchado...jeje
Valle de Vilcabamba durante la excursión
Después de 3 días en el pueblo de los abuelitos en absoluto relax, tocaba poner fin a la aventura ecuatoriana para saludar al nuevo país protagonista de este sueño, ¡Perú! Pero si normalmente en toda ocasión en que pasamos de un país a otro aparecen esos pequeños nervios por los trámites aduaneros, el uso de una nueva moneda, llegar a una hora decente al primer destino en el nuevo país... Esta vez la aventura de pasar de Ecuador a Perú sobrepasaría todos estos límites. Y es que según nos habíamos informado, para llegar desde Vilcabamba hasta Chachapoyas (a ver esas risitas al fondo de la clase...), nuestro primer destino temporal en Perú, la procesión era:
1) A las 6 AM bus desde Vilcabamba a Zumba, último pueblo en Ecuador. 6 horas.
2) En Zumba tomar un colectivo, que salen sólo 4 al día, hasta La Balsa (frontera entre Ecuador y Perú). 1,5 hora.
3) Pasar los trámites aduaneros, cambiar dólares a soles...
4) Ya en lado peruano, tomar un colectivo hasta San Ignacio, primera lugar más o menos civilizados en Perú. 1,5 horas.
5) Pasar la noche en San Ignacio, ya que llegaríamos de noche.
6) Al día siguienete, combi (furgoneta para unas 17 personas), desde San Ignacio hasta Jaén, ¡aún estamos en Perú eh!, no Andalucía...
7) Otra combi desde Jaén a Bagua Grande.
8) Y por fin, la última combi desde Bagua Grande hasta Chachapoyas.
como aperitivo debíamos tomar un bus en Vilcabamba a las 6 de la mañana hacia Zumba, el último pueblo antes de la frontera, de ahí taxi a la frontera, passar los trámites, taxi al primer pueblo en Perú, San Ignacio, pasar la noche ahí, al día siguiente 3 buses diferentes hasta llegar al primer lugar interesante en Perú, Chachapoyas (a ver esas risitas al fondo de la clase...)
Suena interesante, ¿verdad? Pues a la hora de la verdad, toda esta teoría se tradujo en las 3 primeras horas más o menos tranquilas en el bus destino a Zumba, aunque eso sí, a partir de cierto momento, la carretera de asfalto desapareción y se convirtió en un camino de tierra que bordeaba un desfiladero de más de 50 metros. La aventura de ruedas a centímetros del precipicio y baches acabó cuando empezó a llover como si se acabase el mundo, y nos encontramos con que un desprendimiento de tierra cortaba el camino, por la tranquilidad del conductor del bus algo habitual...
Atravesando una riachuelo en el trayecto hacia Zumba
Al fondo tenéis la "divertida" carretera que fuimos recorriendo
¿Soluciones que nos proporcionaban? Volverse para atrás hasta el pueblo más cercano, a una hora, o dejarnos ahí a que nos buscásemos la vida. Como entre nuestros principios no está desandar lo ya andado, junto con otra pareja de viajeros polacos decidimos quedarnos ahí, en medio de las montañas, lloviendo a mares en un auténtico barrizal a ver si encontrábamos algún transporte que nos llevase hasta Zumba. Tras andar unos 10 minutos, llegamos a una serie de casitas, donde nos dijeron que había una persona que tenía un taxi-colectivo, que por 5$ cada uno nos llevaría hasta Zumba, peeero, había que esperar a que volviese de hacer otro servicio. Así que ya teníamos la excusa perfecta para descargarno de las mochilas, e improvisar una timba de cartas.
Ewe, la pareja polaca, y alguna local curioseando
Finalmente, el famoso taxi llegó, y sobre las 14:00 nos dejó en la terminal de Zumba, donde por supuesto ya no salían más colectivos hacia la frontera. Así que nos tocó tomar otro taxi-ranchera, que durante una hora, montados en la parte trasera, al aire libre, sentados encima de las mochilas, nos transportó por un camino de tierra, entre montañas y selva, que hizo las delicias de nuestro espíritus más juguetones y amantes de la naturaleza.
Por fin sobre las 15:30 llegamos a la frontera, pasamos el protocolo de cambiar moneda, registrarno en inmigración, y... ¡ya teníamos el ansiado sello en nuestros pasaportes para entrar a Perú! El resto del viaje hasta llegar esa noche a San Ignacia, y al día siguiente a Chachapoyas, según lo previsto. Con lo que después de salir un día a las 6 AM, llegar al día siguiente a las 6 PM, tomar un total de 9 transportes diferentes, dos nuevos compañeros polacos, y varias partidas de cartas, estaba claro que Perú no estaba avisando que no era un país cualquiera. Que si quieres viajar y disfrutar de sus maravillas tienes que sufrir un poquito. ¿Será así durante toda la etapa por la mítica tierra inca? Lo iremos comprobando durante las próximas semanas... ¿Nos acompañáis?
"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es la victoria completa". Mahatma Gandhi.
Hola mi hijos (adoptados)
ResponderEliminarWow, qué aventura. Puede tomar horas para ir a una distancia tan corta!
Usted debe ser muy bueno en el juego a estas alturas! No te quedes hasta muy tarde y cambiar esas medias mojadas!
David y Christa de Cuenca
Hola papi!!!
EliminarSí, fue toda una aventura! Son esas experiencias las que se recordarán siempre. Un abrazo enorme para ti y Chirsta! Tranquilo, nos estamos portando muuuuuy bien!
la aventura vale la pena... lo veras amigo.. suerte en la travesia
ResponderEliminarY tanto que está valiendo la pena! Aunque por el poco tiempo que llevamos Perú, ya vemos que por aquí el nivel de paciencia para movernos ha de aumentar mucho! Un abrazo!
Eliminar(No se lo digas a nadie, pero aunque estamos viviendo algo increible, tengo unas ganas de verte que flipas!!) :-D
Hola;
ResponderEliminarSoy Silvia Abelló que te escribí hace unos meses (en febrero) para decirte que esta siguiendo tu blog. Todavía lo voy siguiendo aunque no escriba nunca y me gusta mucho como describes las aventuras que estaís viviendo Ewe y tu.
Os deseo lo mejor y que sigaís así de bien,
Silvia Abelló
Hola Silvia!
EliminarQué bueno que aún nos "aguantes"!jeje. muchas gracias por tus deseos, la verdad que cada día está siendo una mini-aventura inolvidable, aunque no pasa nada si son un poco más tranquilas que esa para pasar de Ecuador a Perú...jeje