Desde que comentamos a nuestros familiares y amigos que nuestra ruta viajera incluiría una escala en Colombia, cierta preocupación se vio patente, "tened cuidado por esa zona que está TODO muy peligroso", "cuando viajéis en bus no quitéis ojo de las mochilas"... Algo similar antes durante, e incluso ahora después de la etapa por Egipto. Ahora, pasando por la famosa ciudad de Medellín, los prejuicios dejaron paso a la curiosidad científica, "¿es tan peligroso Colombia como dicen?" Por "dicen", entiéndase como sujeto televisión, periódicos, y aquellos consumidores de medios, fanáticos por extender su gran conocimiento adquirido por boca de otros. Para explicar mi sensación ante estas preguntas, os plantearé un ejemplo.
Imaginaros la siguiente situación: después de un rutinario día de trabajo llegas a casa donde te espera tu pareja, compi de piso, mascota parlante o madre que te llama religiosamente a la misma hora cada día, y te preguntan: "¿cómo te ha ido el día?". En la mayoría de casos, empezarás a recordar situaciones curiosas que te hayan pasado durante la jornada, situaciones fuera de lo "común". Como que has llegado tarde al trabajo porque había mucho tráfico, que Pepe el de administración ha mandado un mail con un chiste muy gracioso, el cual evidentemente contarás, o en el caso de la llamada materna, lo que has comido ese día. Y digo yo, ¿por qué, como en el caso de un pregunta así, nos centramos únicamente en las cosas que son menos comunes? Me refiero a poner nuestra atención y valorar hechos, como el cosquilleo que te recorre el cuerpo al salir del frio portal de tu casa y sentir que te acarician los rayos del sol, esa canción que sonó en la radio y te puso la piel de gallina, o aquella madre abrazando a su bebé que te hizo sonreir irremediablemente. Probablemente, aunque nos acordásemos de esos momentos, ni lo mencionaríamos seguros de que a la otra persona no le interesaría para nada.
Quizá alguno os estéis ya preguntando: "¿y qué tiene que ver esto con esos prejuicios acerca de Colombia?". Como personas que hemos crecido en una sociedad occidental centrada en la materia y el morbo, tendemos a valorar únicamente aquello que podemos ver o tocar, aquello que nos hace sentir cómodos con nuestra vida a costa de la incomodidad de otros. Si te contase que hoy al salir a la calle he visto a una madre con su bebé, y no he podido evitar sonreir, pensarás que es la cosa más normal del mundo, no digna de tu interés. Pero al final, son estos pequeños detalles los que dan sentido a la vida, los que te permiten afirmar sin ningún tipo de duda que estás vivo, no me refiero a millones de células activas haciendo diferentes labores, sino a sentirse VIVO.
¿A dónde voy a parar con todo esto? A que los medios de comunicación entendidos como agentes físicos no son tontos, y saben de sobra lo que interesa a las personas. El hecho de que si eso que interesa es natural o impuesto ya es tema aparte de debate. Si viésemos una noticia en la tele, cuyo tema principal fuese que se puede vivir en Colombia de forma tranquila al igual que en la mayoría de países, creo que no se convertiría en "trend topic" de las redes sociales. Sin embargo, ofrece noticia ocurrida en la ciudad de Medellín, sobre algún hecho violento del tipo que sea, y hará revivir viejos fantasmas, que para muchos nunca dejarán de ser viejos. Y lo que es peor, provocará una extrapolación de esos fantasmas hacia todo el país, probablemente por el pequeño despiste por parte del canal televisivo de no concretar un poco más en el titular la situación geográfica, al definir la noticia como ocurrida en Colombia, como si fuese un pequeño barrio. En este punto, ya sólo es cuestión de tiempo y dejar que el sentido crítico brille por su ausencia, para que cual "teléfono escacharrao" la noticia pase de boca en boca y que Colombia nunca deje de ser aquel país dominado por la droga, Escobar y las bandas callejeras.
Uno de los objetivos de este viaje es precisamente evitar esto y desarrollar una opinión personal. Basar lo que opinamos a partir de nuestros propios ojos y nuestras sensaciones, y no en lo que terceros intentan meternos en la cabeza o en el pasado. Ya sea a nivel personal o en cuanto a la hora de formar opiniones, dejemos que el pasado cumple su significado, y que sea tal no sólo a nivel temporal, sino también como factor sobre el que gire nuestra vida. Evidentemente somos lo que somos por todas las experiencias pasadas vividas, pero ya está, aprendemos de ellas, interiorizamos la lección aprendida, nos pueden quedar buenos recuerdos, pero sin llegar al punto de que influyan en lo que hagamos en el presente.
Con todo esto, hemos podido comprobar como en general Colombia es un país formidable para viajar, y en palabras de la mucha gente que hemos conocido, para vivir. Encontramos sonrisas por todas partes, personas dispuestas a charlar un rato, a ayudarnos. Evidentemente no todo son factores que nos encantan, como la sensación que tenemos de machismo generalizado, o el materialismo y vida en gran medida sensorial de los locales. Pero en todo momento procurando no juzgar, no tomarnos de forma personal las cosas, y valorando a las personas por lo que realmente son, y no por las circunstancias de sus vidas.
Y en lo que respecta a esta admiración que cada día crece hacia Colombia y sus habitantes, tuvimos el mejor ejemplo al llegar a Medellín, donde nos esperaba John Alex, un viejo conocido cibernético de Ewe, y su mujer Lucía. Nos quedaríamos muy cortos al decir que durante las casi dos semanas que estuvimos con ellos nos sentimos como en familia, cuidados como por dos papis, (esto casi literal... :-D), y con un deseo constante de seguir alargando nuestra estancia en Medellín.
Recién llegaditos a Medellín con nuestros anfitriones
Y si ya de por sí el hecho de que Ewe y John se conociesen en persona por primera vez después de 4 años de amistad virtual hizo muy especial la llegada a Medellín, las emociones siguieron acumulándose en forma de fiesta colombiana. A los pocos días de nuestra llegada, John había organizado con algunos compañeros de trabajo una fiesta en el ático del edificio en la que cantar, comer, reir, bailar... Un momento, ¿bailar? Para quien no conozca mi faceta bailadora, digamos que es una mezcla entre Robocop, C-3PO y un muñeco de Playmobil... Así que una noche divertida se avecinaba, sobre todo para el resto de la gente...jeje. Al final, resulta que lo pasamos en grande en la fiesta, conocimos a Sato, un viajero japonés que lleva en ruta más de 5 años, tuve un profesor particular de salsa caleña gracias a uno de los compis de trabajo de John, de manera que ese bailarín sensual e irresistible que llevo dentro empezó a asomar la cabecita. Y como estoy seguro que por ahí habrá ya más de un morboso esperando pruebas visuales, ¡a través del primer vídeo personal del blog espero no defraudaros!
Para no romper este momento de asombro, envidia y admiración, daré acabado el post hasta aquí... :-P Aún quedarán muchas aventuras que contar por Medellín, como parques acuáticos, pueblitos sacados de un cuadro, el arte de Botero...
¡Un abrazo!
"La distancia está para ser vivida, no para ser recorrida con toda rapidez y con la mente sólo fija en el punto de llegada", Carlos González Pérez, "23 maestros, de corazón"
Iván me encanto sencillamente este post!:) al fin y al cabo lo que importa en la vida son estos pequeños detalles, momentos parados en el tiempo. Es genial que durante este viaje podéis crear su opinión personal acerca de cada país viendo todas las realidades por sus propios ojos. De veras es un gran viaje adentro, una experiencia espiritual... Que la disfruten! :)
ResponderEliminarSí Kamilka! Aparte de regalar a nuestros sentidos lugares, olores, sabores... Lo que mas nos está llenando son los pequeños detalles, como una conversació, una sonrisa...
EliminarQuiero dejar constancia, sobre todo para los incredulos, que como camarografo que fui de este impresionante baile, estas son escenas veridicas y que no han sido objeto de ningun tipo de alteración. Si señores y señoras Iván se lucio en el baile. Claro que no fue el unico video hay otros aunque no lo dejan tan bien parado jajaja
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