miércoles, 30 de octubre de 2013

Viajes en el tiempo, nuevo kibbutz, un poco de trekking, fútbol, espectáculos y rumbo a Jerusalem

Hagamos un poco de memoria para situarnos... Hostal en Nazareth, relax total, buen ambiente... Plan inicial de ir desde Nazareth hacia Jerusalem, peeero, ya vais viendo que en un viaje así nunca sabes lo que pasará al día siguiente. Y esta vez un couchsurfer al que había mandado hace unos días una petición de alojamiento en Beit Shean me había contestado. Y como ya sabéis que me gusta hacer caso a la señales que manda la vida, ¡hacia Beit Shean que nos vamos!

Así que el Domingo día 20 de Octubre, de nuevo a hacer la mochila, y rumbo de Nazareth a Beit Shean en bus. Y, ¿qué hay en Beit Shean que merezca la pena la visita? Echaremos mano de nuestra amiga la historia para conocer un poco mejor esta ciudad.

Beit Shean es una de las ciudades más antiguas de Israel, (creo que esto mismo ya lo he dicho para algún otro sitio...jeje). Debido a su situación geográfica, entre dos valles clave para las rutas desde el interior de Israel hacia el mar, a lo largo de la historia ha sido una ciudad muy codiciada, lo cual se refleja en las diferentes influencias que se han ido descubriendo. Uno de los acontecimientos más notables que sucedieron en Beit Shean fue un terremoto en el año 749, por un lado fue un terremoto de tal magnitud que destruyó por completo la ciudad, echando abajo palacios, columnas, baños sociales... Pero por otro lado, el terremoto provocó que todas estas ruinas quedasen sepultadas bajo tierra durante cientos de años, lo que permitió una conservación muy buena de los restos arqueológicos.

Vale, os he contado sobre restos arqueológicos en Cesárea, en Akko, en Sephoris, ¿qué tienen estos de especial? Una imagen vale más que mil palabras, bueno, en este caso dos imágenes:



En cuanto entré a la ciudad y vi lo que tenía ante mi... piel de gallina... En mi opinión las fotos no hacen justicia a lo que se puede ver. Te puedes hacer totalmente la idea del estilo de vida de la población que formó parte de Beit Shean, andas entre esas increíbles columnas y te sientes un ciudadano romano de hace más de 2000 años yendo al mercado. Una vez más, y más fácilmente que nunca, un viaje en el tiempo increíble.

En la ciudad hay 4 puntos clave. El teatro romano, testigo de obras escénicas de diferentes estilos, acogedor de más de 7000 espectadores. Y es que a diferencia del también precioso teatro de Cesárea, en este caso todo lo que se ve es auténtico de la época romana, mientras que en Cesárea la mayor parte es una reproducción. Una sensación increíble subirte al escenario e imaginarte a miles de personas con los ojos centrados en ti.


Aunque parezca mentira, las gradas que véis en la foto son la tercera parte de lo que el teatro llegó a ser, al igual que las columnas sobre el escenario, sobre las existentes actualmente se levantaron otras dos columnas de igual tamaño que sostenían un gran edificio para la escenificación de las obras. ¿Os imagináis hace 2000 años cómo se las ingeniarían para construir este teatro? Aún hoy existen arquitectos estudiando los métodos de los ingenieros romanos para aplicarlos a la arquitectura actual.

Otro de los sitios claves de la ciudad son los baños, lugar de ocio por excelencia durante el periodo romano, donde acudían exclusivamente hombres, existiendo una palestra en la que hacer diferentes ejercicios, para luego pasar a las salas de masaje, las piscinas de agua fria, de agua caliente, las saunas... Vamos, que el negocio de los spas ya viene de lejos...jeje

En la foto superior podéis ver los pilares que sostenían el suelo de la sauna. entre los pilares circulaba agua caliente que hacía que el suelo cogiese temperatura y los vapores saliesen por las paredes.

El tercer punto a destacar de la ciudad es la calle principal con el mercado y tiendas a los lados.


Incluso entre las tiendas existían pequeños prostíbulos, tal y como indican algunas inscripciones sobre los suelos. Otro negocio que viene de largo...

Por último, quizá os hayáis fijado que al fondo de la ciudad hay una especie de montañita. No una montaña cualquiera, sino un tel. ¿Lo qué? :-D En realidad podríamos decir que es una montaña artificial, formada por... capas y capas de diferentes asentamientos que se han ido construyendo a lo largo de la historia. Así que la montañita que ahí véis, no es nada más y nada menos que varios pueblitos de diferentes épocas amontonados unos sobre otros. A mi me pareció algo increíble. El hecho de que no hayan intentado investigar este tel con más profundidad, es porque durante los primeros intentos de excavación, se vio que era muy delicado estudiarlo, y había peligro de destruir este patrimonio, así que de momento intacto lo han dejado.

También mencionar que hay una parte de la ciudad, que en lugar de volver a "montar" sus piezas para dar forma a la ciudad, dejaron las columnas tal y como quedaron tras el famoso terremoto, así mientras pasas por esa zona te das cuenta de la magnitud de la catástrofe y empatizas aún más con el entorno.


Ahí donde las véis, las columnitas no es que fuesen pequeñas que digamos...

Con la tontería me tiré unas 2 horas y media paseando por la ciudad, subiendo al tel, e incluso un ratillo sentado en los antiguos baños públicos en los que hacían las necesidades, sitio clásico para pensar un ratillo.


El procedimiento... sencillo, un moflete del culo en cada piedra que veis sujetas en la pared, y a meditar... Como veis, la separación entre piedras es de diferentes longitud, así no hay discriminación de tamaños...jeje

Después de la visita, vi que por las noches hacían una especie de show nocturno en la ciudad, pero justo esa noche no, sino al día siguiente. Mmhhh... ¿otra señal para que me quede por aquí otro día más? Primero habría que comentarlo con Uria, el couchsurfer que me alojaría a ver si había disponibilidad. Uria me pasó a buscar con su coche, le comenté el tema, y me dijo que merecía mucho la pensa ver el show nocturno, y que ningún problema en quedarme una noche más, así que listo, ¡nuevo plan a la vista! Además, me dijo que un amigo suyo es guía de un parque de la zona, y que al día siguiente podría llevarme por el parque y recomendarme alguna excursioncilla, y aquí no acaba la cosa... ¡encima Uria vive en un kibbutz! ¿Os acordáis de los kibbutz? Pues en este caso en versión mejorada al que estuve en Nazareth, ya que éste es un kibbutz más tradicional, en el sentido que está establecido a las afueras de la ciudad, formado por casitas pequeñas, rodeado de naturaleza, muy buen rollo... Una vez más, las imágenes hablan por sí solas.



Y por si esto fuera poco, me dejaban dormir en un apartamento para mi solito, ya que el apartamento es de un hermano de Uria, pero esos días no estaba por allí, así que ¡todito para mi! Así da gusto oye.

Al día siguiente, quedé con el amigo de Uria, Nadav, que trabaja como guía en un parque natural que esté cerca del kibbutz, parque conocido porque contiene varios manantiales donde sobre todo va gente local para pasar el día.


Nadav me propuso hacer una excursión de unas 3 horas descendiendo una colina que la verdad no me acuerdo el nombre... Así que él me llevó en coche hasta arriba, como los señoritos, me dijo que siguiese los GR de color negro, y ale, ¡a patear! La excursión estuvo guay, zona bastante seca, con paisajes montañoso pero sin mucha vegetación, aunque el descenso tenía partes divertidas bajando entre rocas.



Después de la excursión, volví al apartamento en el kibbutz, y a la tarde Uria, el couchsurfer que me estaba alojando, me propuso jugar un partido de fútbol con sus amigos, antes de ir al show nocturno de Beit Shean. ¿Por qué no? Habrá que probar el deporte israelí... Así que después de demostrar la calidad del fútbol español, duchita y para Beit Shean. Fui con Nadav, el guía del parque natural, que aunque ya había visto el espectáculo, me dijo que lo podría ver cientos de veces, jeje.

La verdad que el show merece mucho la pena, ya os he contado mis sensaciones viendo durante el día Beit Shean, por la noche es como visitar un nuevo lugar, con una muy buena iluminación, proyecciones sobre los muros mostrando los habitantes de aquellas épocas, sonidos del ajetreo del mercado, de las columnas cayendo a causa del terremoto... Simplemente mágico. Como era por la noche, no pude sacar fotos decentes, os dejo la única que más o menos se salvó.


Tras el espectáculo, Nadav me invitó a cenar, y pude probar uno de los platos típicos de Israel, noooooo, no es ni falafel ni hummus, se llama shakshuka. Normalmente lo comen para desayunar, hecho a base de huevos, tomate, pimientos, chili, y otros vegetales varios. ¡DELICIOSO! Agradecí hacer una pausa en mi dieta a base de hummus y falafel...jeje. Lo siento a los fans gastronómicos, pero disfruté tanto del manjar que no pensé en hacerle una foto... jeje

Y al día siguiente ya tocó nuevo cambio de rumbo, hacia el último asentamiento en Israel, ¡la famosa Jerusalem! Había pasado dos fantásticos e improvisados días en Beit Shean, rodeado de naturaleza, gente maravillosa, grandes experiencias...

En el momento de salir del kibbutz en Beit Shean no tenía confirmado ningún alojamiento de couchsurfing. Tenía por confirmar un chico que me daba alojamiento, pero había buscado su dirección en Internet y vivía a más de 1 hora en bus de Jerusalem, y por otro lado había otro chico de Jerusalem centro que estaba pendiente que me contestase. ¿El resultado final? Con paciencia y leyendo el siguiente post lo sabréis... :-P

No puedes evitar que te pasen ciertas cosas, pero sí puedes controlar tu reacción ante ellas.

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