Como ya hace tiempo desde el último post que escribí, hagamos un poco de memoria. Nos habíamos tirado más de dos semanas recorriendo la provincia de Córdoba, y ya sólo nos quedaba un paso de un par de días por su capital antes de poner rumbo hacia Merlo en la provincia de San Luis.
La verdad que después habernos rodeado de tanta y tan variada naturaleza a lo largo y ancho de la región de Córdoba durante las últimas semanas, no es que estuviésemos muy muy entusiasmados por movernos a Córdoba ciudad, la segunda más grande de Argentina. Pero bueno, ya que habíamos encontrado una pareja de Couchsurfing dispuesta a alojarnos, y la ciudad nos pillaba de paso hacia los siguientes destinos, pues allá que fuimos. Y como nos ha pasado en la mayoría de ocasiones durante el viaje, bien mereció la pena la parada, sobre todo por esa parejita de couchsurfers, Mauro y Bernie.
Nada más llegar a la terminal de bus de Córdoba, nos pusimos en contacto con ellos y nos dijeron que estabana trabajando, que o les esperábamos durante 4 horas con las mochilas hasta que llegasen o ccasa, o nos acercábamos donde Bernie trabaja para ver cómo organizarnos, no hubo que pensar mucho qué opción elegir...jeje. Y si hasta ahora nuestras experiencias con Couchsurfing nos habían dado una tras otra lecciones de generosidad y confianza, aquel día recibimos el máster. Porque al llegar al trabajo de Bernie, dos besos, "hola, soy Iván de Couchsurfing", "hola, soy Bernie, toma las llaves de la casa, nos esperáis ahí si os apetece hasta que lleguemos." :-OOO Después de una presentación de 5 segundos, tenía las llaves de la casa de una pareja que no me conocía de nada en mis mano. ¡¡Este mundo aún tiene esperanza!! Qué diferente sería todo si la actitud humana fuese confiar desde el principio hasta que se demuestre lo contrario, y no al revés...
Ya instalados en nuestro nuevo hogar temporal, con mucha calma y algo de pereza los dos días siguiente hicimos un poco de turisteo por la ciudad, pero desde nuestro puento de vista, quizá influenciado por tanta emoción visual durante el úlltimo año, no nos entusiasmó demasiado. Se la conoce como la ciudad cultural de Argentina, ya que Córdoba acoge a miles de estudiantes universitarios cada año, lo que hace que la vida cultural esté en continua ebullición. Supongo que para experimentar esa fama se necesita un tiempecito en la ciudad, así que no podemos dar fe de ello. En cuanto a los lugares que visitamos, el más destacable y conocido sería la Manzana Jesuítica. Y es que allá por finales del siglos XVI, la Compañía de Jesús, en su proceso de conquista ideológica del continente americano, estableció su base central en Córdoba por su situación geográfica, y concretamente lo que hoy se conoce como la Manzana Jesuítica supuso la zona de la ciudad en que tenía su centro de acciones.
Iglesia de la Compañía de Jesús en Córdoba
Calle de la Manzana Jesuítica de Córdoba
La manzana, declarada Patrimonio de la Humanidad y ubicada a escasos metros de la plaza San Martín, cuenta a su alrededor de la manzana, se encuentran edificios emblemáticos como la Iglesia de la Compañía de Jesús, la sede del antiguo rectorado de la Universidad de Córdoba, o el Colegio Nacional de Montserrat que aún sigue en activo.
Plaza San Martín en Córdoba
Pareja mateando en el parque Sarmiento, Córdoba
Parque Sarmiento en Córdoba
Pequeños grandes artistas en plena inspiración
Pero por encima de todo durante nuestra estancia en la ciudad de Córdoba, y no era el primer lugar en el que nos pasaba, lo que nos marcó de manera especial fue el pasar esos días en compañía de los dos nuevos actores protagonistas de nuestra obra viajera, Bernie y Mauro, (quién sabe si aparecerán en futuras escenas... :-D). La estancia en su casa fue todo un intercambio de emociones, nuestras por llevar ya un tiempo de viaje con lo que ello conlleva, y suyas porque en pocas semanas se embarcarían en un viaje a lo largo y ancho de Asia. Compartimos conversaciones sobre música, sobre la vida, sobre comida... Y no pudimos menos que tratar de agradecerles el dejarnos entrar durante unos días en sus vidas, que ofreciéndoles una cenita a base de recetas árabes que aunque uno es modesto, ¡estaban para chuparse los dedos!
Cenita con nuestro estupendos anfitriones Bernie y Mauro
Y ahora ya sí, poníamos punto y final a la mini-etapa por la zona de Córdoba. Aunque la idea inicial era de aquí irnos hacia Mendoza, ya sabéis, durante el viaje se conocen viajeros, esos viajeros conocen lugares que comparten con otros viajeros... Vamos, que habíamos oído hablar maravillas del pueblito de Merlo, en la provincia de San Luis, no muy lejos de Córdoba, y más o menos de camino hacia Mendoza, ¡así que viva la improvisación y hacia Merlo!
Merlo es una localidad de apenas 17.000 habitantes, donde las características que la han hecho famosa entre los círculos turísticos son que contiene uno de los microclimas del mundo y la mejor calidad ambiental de Argentina, factores que han provocado un gran crecimiento demográfico en los últimos años. Pero bueno, no os penséis que porque nos digan que un lugar tiene un microclima y se respira bien ya nos vamos como locos, aunque tampoco son malas excusas... Porque Merlo es toda una maravilla para hacer pequeñas excursiones por la naturaleza y aunque no es nuestro caso, para los amantes del parapente, siendo en este sentido un destino habitual entre aquellos que quieren sacarse la licencia.
Plaza de Merlo
Calle principal de Merlo
Merlo no es un lugar en el que ir a visitar un lugar concreto o un museo en especial, sino simplemente enfundarte las botas de monte, ir en dirección a la montaña, y seguir cualquiera de los muchos caminos señalados que son toda una delicia tanto por el recorrido como por el lugar al que te dirigen, como el Paso de los Malos, con pequeños saltos de agua y relajación total al final del recorrido, o una Reserva Natural de animales en la que se pueden divisar aves de muchas especies y para los más aventureros que se adentran durante horas por la vegetación mamíferos y reptiles de todo tipo.
Sierra de Comechingones camino a Pasos Malos
No podía faltar el amigo perruno camino a Pasos Malos
Relax en la zona de Pasos Malos
Águila en la reserva natural de Merlo
Al final pasamos casi 5 días fantásticos días en Merlo, durante los cuales pudimos dar fe de ese microclima famoso, en el que cada 5 metros pasabas de un sol justiciero a un frio que en unos segundos te tenía con el moquillo colgando... Con todo esto poníamos rumbo a una nueva región argentina, de la cual todo el mundo nos había hablado maravillas, Mendoza. Con tanta fama era algo que no nos podíamos perder, así que el protocolo que ya tenemos de sobre aprendido: despedida en el hostal de Merlo, mochila al hombro, rumbo a la terminal de bus, y a esperar el siguiente transporte que nos conduciría hacia un nuevo lugar llenos de personas y experiencias por descubrir. Pero el detalle lo dejamos para el siguiente post.
¡Un abrazo
“Tu mismo debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”, Mahatma Gandhi.
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