viernes, 21 de febrero de 2014

Para pasar auténtico calor en pleno Febrero, ¡ve a Cartagena!

¿Por qué en todo viaje a Colombia prácticamente todo el mundo no se pierde la visita a Cartagena de Indias? Puede ser por su centro histórico, lleno de vida colombiana, de ambiente colonial, un pasaje en el tiempo sin escalas; puede ser por los seguidores de Garcá Márquez con ganas de sentirse protagonistas de su famosa novela "El amor en los tiempos del cólera", desarrollada en las calles de la ciudad cartagenera; e incluso, aunque menos probable, podría ser por aquellos que durante los meses invernales en Europa estén anhelando el calor propio del verano. Pero lo que importa en este caso, ¿cuáles fueron nuestros motivos? Pues un poco de todo ello, además que nos pillaba de camino en la ruta recorriendo la costa nortey  es un buen punto de escala hacia paradisíacas islas caribeñas.

Centro histórico de Cartagena

Para llegar a Cartagena, tomamos un bus desde Santa Marta que tras un entretenido viaje recorriendo la costa, nos dejó en la terminal de bus de Cartagena en apenas 4 horas por unos 20000 pesos (unos 7 €). Como la terminal queda a las afueras de la ciudad, tocó coger un nuevo transporte, en este caso, lo que como suele ser habitual en varias ciudades colombianas, el conocido como "metro", pero que no es más que un bus urbano que conecta los puntos principales de la ciudad con paradas propias. Así que tras más de una hora para atravesar la concurrida ciudad, por fin llegamos al barrio de Getsemani, conocido por su buena ubicación, cerca del amurallado centro histórico, y por contar con la mejor oferta de hostales y restaurantes. Y es que teniendo en cuenta que Cartagena es con diferencia la ciudad más cara de Colombia, había que intentar conseguir algo lo más económico posible.

 Barrio de Getsemani, Cartagena

Pero aún no había acabado ahí el ajetreo con las mochilas a cuestas, faltaba encontrar alojamiento. Habíamos intentado buscar algo por Internet el día anterior, pero los precios nos parecieron excesivamente altos y las opciones económicas no parecían del todo fiable. Y es que en muchas ocasiones te encuentras in situ hostales que no salen en Internet, o incluso que salen pero si vas en persona tienen mejores precios. Pero en el caso de Cartagena, vimos que incluso buscando en directo se estaba poniendo difícil el tema. Y a pesar de que contamos con la gran ayuda de nuestro improvisado agente turístico "negrito", un simpático cartagenero que se gana un dinerillo ayudando a los recién llegados a la ciudad y que necesiten "cualquier cosa". El hombre nos fue llevando por diferentes hostales, pero a cada cual tenía peor pinta, desde habitaciones con un olor a humedad increíble que según palabras del dueño era debido al ambientador... :-O, u hostales en los que se veía circular bastante ajetreo de chicas ligeras de ropa saliendo de habitaciones con hombre entraditos en años semidesnudos... Finalmente negrito nos encontró una opción bastante decente, el hotel Centenario, que a pesar de no ser el estilo de alojamiento que frecuentamos, ya que al ser un hotel no había gente joven ni muchas opciones de interactuación, las instalaciones estaban bastante bien y a precio decente tratándose  de Cartagena, 70000 pesos la noche (unos 25 €), un precio bastante ajustado, aunque luego comprobamos que la discoteca que hay justo al lado con música a tope cada noche seguro que influía en el precio...jeje

Hotel Centenario, Cartagena

 Bueno... ahora sí que estaba todo listo para nuestra estancia en Cartagena. Mochilas descargadas, cómoda habitación, ¡con aire acondicionado! ¡imprescindible para sobrevivir en esta zona! y toda la ilusión por empezar a descubrir la ciudad, pero mejor empezamos al día siguiente, que ya era de noche y los días de mudanza siempre son cansadillos.

Al día siguiente, a pesar de nuestras inocentes intenciones de levantarnos prontito para empezar la jornada turística, el ajetreo del día anterior y la comodidad de la cama fue superior a nosotros y empezamos el día un poco tarde, ¡error! En una ciudad como Cartagena, en donde a partir de las 12:00 cada vez hay menos gente por la calle debido al intenso y sofocante calor, es un suicidio salir del alojamiento para patear la ciudad a las 11:00. Sin embargo, hay una característica  de la costa caribeña que hasta cierto punto compensa ese calor, los deliciosos jugos de muchísimos tipos diferentes de frutas de las que la mayoría nunca habíamos oído su nombre. Desde refrescantes jugos de lulo con agua, hasta dulces jugos de guayábana con leche, e incluso el nunca decepcionante jugo de fresas con leche, por supuesto siempre naturales y recién hechos, por apenas unos 3500 pesos (algo más de 1 €)

Festival de colores y sabores

Jugos de fresa y guanábana con leche

En cuanto a la visita por Cartagena, básicamente se centró en dos lugares, el barrio de Getsemani y el centro histórico amurallado. Como he comentado antes, en el barrio de Getsemani es donde se concentran los alojamiento y restaurantes más económicos y locales comparando con los del centro histórico. Y es que el centro de Cartagena ha sufrido una transformación radical y propia de los lugares que se convierten en nidos de turistas. El atractivo económico originado por la llegada masiva de turistas, ha hecho que la zona amurallada de Cartagena se haya convertido en un lugar conquistado por inversiones extranjeras, hoteles de lujo, restaurantes de precios prohibitivos para la gente local... Lo que ha provocado la expulsión de la gente nativa hacia otros barrios de la ciudad. 

 Haciendo amigas por Cartagena

Uno de estos barrios que mantiene a duras penas cierto aire auténtico cartagenero es el barrio de Getsemani, en el que se mezclan los viajeros de estilo más mochilero con la población cartagenera que busca conquistas extranjeras o simplemente seguir viviendo en el barrio en el que crecieron. Seguro que hasta el día de hoy Getsemani ha sufrido bastantes cambios debido a la llegado de este otro tipo de turistas como nosotros, pero espero que el tiempo permita mantener esta atractiva combinación entre visitantes fugaces llegados de todas partes del mundo y la simpática población cartagenera.

Plaza de la Trinidad en Getsemani

Cartagenero vendiendo fruta en la calle

En cuanto al centro histórico, a pesar de las circunstancias económicas extranjeras que lo hacen así, no deja de ser toda una belleza. Una fortaleza amurallada consecuencia de su pasado histórico, protagonizado por las colonos españoles y los continuos ataques piratas al ser una jugosa golosina portuaria llena de tesoros. Uno de esos lugares en los que simplemente es necesario pasear, perderte entre sus calles, (con alguna parada técnica para tomar un juego, por supuesto),  descubriendo cada vez que doblas la esquina una nueva vía con casa coloniales decoradas muy gustosamente con balcones floreados y diferentes colores. Habiendo momento que incluso al estar en un cruce de calles, tienes bastantes dudas sobre qué dirección tomar, ya que cada alternativa te ofrece un nuevo paisaje listo para ser capturado por la cámara.

Entrada del reloj a la ciudad amurallada

Ewe en la entrada del reloj

Calle del centro histórico de Cartagena

Catedral de Cartagena

Finalmente pasamos en Cartagena 3 días, en los que además de visitar estas zonas, aprovechamos para quedar con John a tomar unas cervezas, un couchsurfer de la ciudad, que aunque no pudo darnos alojamiento, sí que nos ayudó mucho sobre recomendaciones sobre la ciudad y se preocupó en todo momento porque nuestra estancia fuese lo mejor posible. ¡Incluso nos encontramos con algunos de los buceadores con los que coincidimos en la cabaña en Taganga!

Aunque estuvimos esos 3 días en Cartagena, gran parte del tiempo nos sentimos sin muchas ganas de salir a hacer nada, el sofocante calor que atacaba durante gran parte del día, y la humedad tanto fuera como dentro del hotel nos afectaba a las energías creo yo... Aunque el plan era después de Cartagena poner rumbo a Medellín, donde nos esperaba John Alex, un viejo amigo de Ewe, nos comentó que le iba mejor si íbamos hacia allí un par de días más tarde. Como no nos apetecía nada quedarnos otros dos días en Cartagena, donde el clima veíamos nos afectaba tanto, tocó echar mano de contactos colombianos y san Google para improvisar un destino para los días siguientes. Y ahora, pudiendo recordar el destino escogido, creo que el universo nos hizo un grandísimo favor con ese lugar improvisado para esos dos días, ¿que qué lugar es ese? Ya me conocéis, habrá que esperar al próximo post para saberlo... :-D

¡Un abrazo enormeee!

"No hay que enfrentar los sueños a la realidad, sino crear ésta gracias a aquellos". Carlos González Pérez. "23 maestros, de corazón"

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